Esas palabras del papa Francisco puede ser el inicio de un gran cambio en la Iglesia y en su entendimiento en lo que sucede en el mundo. Poner así a los pueblos a la cima de la pirámide para escucharlos y cumplir con lo que piensan y expresan es algo, por la Iglesia, de revolucionario. Todo lo al revés de lo que existe, tanto en la Iglesia como en el manejo del mundo. Los pueblos, para la gran mayoría de los Estados, existen para votar, pero no para participar a las decisiones que se toman. 

En la Iglesia, la que preside el Papa Francisco, el “Pueblo de Dios”, esta debajo de la pirámide y recibe sus consignas de vida al partir de los que se encuentran a la punta de la Pirámide. Son personas elegidas por los que mandan y no por sus pueblos a quienes mandan para cumplir con sus decisiones. 

Un pueblo que se expresa y reclama el respeto de sus derechos y que decide de sus gobiernos merece que se lo respete. Me pasa por la mente las movilizaciones de los pueblos de Venezuela y de Bolivia, entre otros, que se dieron gobiernos que correspondían a sus intereses y necesidades. Habían dado nacimiento a lo que llamaron “Democracia participativa”.

Lo que passa con la déclaration del Papa Francisco, es que el linguae de los pueblos, cada uno lo interpreta según lo que le convienne. Basta tomar como ejemplos, las movilizaciones de los pueblos, como es el caso en los países de América latina, para unos son lenguaje del pueblo y para otros, incluyendo, al papa Francisco, no son mas que puro populismo. Con esa interpretación, uno puede decidir, a su gusto, cuando es la voz del pueblo y cuando es la voz de los dirigentes que manipulan la voluntad del pueblo. Asi nos quedamos sin salida.

Una formula que conviene a todos los adversarios de los pueblos que toman, en sus manos, sus propios destinos, dando las responsabilidades de gobierno a los que corresponden a sus aspiraciones. Fue el caso de Bolivia, con Evo Morales y fue el caso de Venezuela, con Hugo Chávez, entre otros. Para los adversarios son puro populismo. 

De un lado, el papa pone los pueblos a la cabeza de la pirámide y del otro lado se hace cooperante con las fuerzas imperiales que se imponen a los pueblos. En las confrontaciones en Venezuela, el Vaticano y el episcopado se pusieron del lado del Imperio de EE.UU. y no del pueblo venezolano que ha elegido sus dirigentes. 

Va igual por el golpe 2019, en Bolivia, de lo que va del comportamiento de las autoridades religiosas. Se hicieron mas que comprensivas ante el golpe de Estado y de lo que sucedió de la represión. 

En los dos casos la Iglesia tiene que elegir entre “pueblo” que valoriza el papa en su ultima declaración, y “imperio” con el cual mantiene buenas relaciones. 

Imperio y pueblos son dos antagonismos: el imperio quiere imponerse a todos los pueblos, y los pueblos quieren ser maestros en su tierra y decidir por ellos mismos de sus propios destinos. 

Si uno no se equivoca, a escuchar a los pueblos, como dice el papa, urge que la Iglesia se ponga mas a la escucha de ellos que a la escucha del imperio.

Con todo mi respeto 

Oscar Fortín, 3 de abril, 2021

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