LA REVOLUCION SANDINISTA EN EL BALOTAJE

El presente articulo me esta inspirado por la confusión que percibo en los reclamos de unos y de otros opositores en cuanto al porvenir de la Revolución sandinista. Las manifestaciones y los discursos de ellos nos dejan con la idea que las alternativas en Nicaragua se encuentran en la caída del gobierno de Daniel Ortega a cambio de un nuevo gobierno, formado por los principales lideres de la oposición que se imponen en las manifestaciones anti-gubernamentales.

Lo que sale de los distintos acontecimientos y reclamos del pueblo es que los que desean fuertemente la demisión del gobierno de Daniel Ortega se dividen en dos grupos cuyos objetivos son diametralmente opuestos. De un lado, hay el grupo de los sandinistas auténticos, decepcionados del rumbo tomado por Ortega y su esposa que se apartaron, según dicen, completamente de los grandes objetivos de la revolución sandinista. Del otro lado, hay, también, dentro de los mismos opositores, los que se disfracen del sandinismo para, junto a Washington, deshacerse del gobierno dirigido por Daniel Ortega, para remplazarlo por personas fieles y sometidas a las políticas de Washington en Nicaragua. Estos últimos, aun vestidos de sandinistas, no comparten en nada los objetivos de la Revolución sandinista. No es nuevo el uso del nombre de una corriente política y social que no tiene nada que ver con los verdaderos objetivos buscados por ellos. Por ejemplo, el socialismo, lo utilizan jefes de estado que no tienen nada que ver con el socialismo. El caso de Michelle Bachelet es un ejemplo perfecto de esa recuperación.

Es cierto que esta situación genera mucha confusión. Los defensores de las políticas de Washington tienen totalmente interés a encubrirse del sandinismo que representa siempre por la mayoría del pueblo los objetivos de la soberanía, de la independencia, de la justicia social, de la no intervención extranjera, a menos que sea deseada.

Lo que mas me interpela del lado de los auténticos sandinistas, opuestos a Ortega, es que no se pronuncian nunca sobre las distintas formas de intervencionismo que utiliza Washington para recuperar los poderes del Estado nicaragüense y manear la políticas de sus gobiernos. No critican las sanciones de Washington que tocan directamente los intereses del pueblo. No levantan la voz para decir que Nicaragua no necesita intervencionismo de Estados Unidos sino respeto de sus derechos como pueblo y Estado.

Según mi punto de vista, urge, que los auténticos sandinistas se junten para formar una alternativa verdaderamente sandinista al gobierno de Daniel Ortega, considerado, por ellos, como traidor de los grandes objetivos de la Revolución sandinista. Por el momento uno se da cuenta que ese sueno de un sandinismo puro esta contaminado por adentro por personas que utilizan ese sueno para mejor llegar a dominarlo y a transformarlo en su contrario.

Si los auténticos sandinistas quieren llevar su lucha en términos claros, tienen que denunciar, con hechos, tanto al gobierno de Daniel Ortega que el intervencionismo de Estados Unidos y aliados en los asuntos internos de Nicaragua. Ese intervencionismo no cuadra con la revolución sandinista que tuvo que luchar fuertemente frente a las Contras, sostenidas por É.U., en los anos setenta y ochenta. Son los mismos que siguen, bajo otra forma, la lucha de las Contras en Nicaragua, esta vez , disfrazados de sandinistas.

Lo mismo sucede en Venezuela donde vemos a muchos que se transformaron en auténticos hijos de Chávez para mejor denunciar a Maduro y a su gobierno que se alejaron del chavismo.

Espero que haya, de repente, una declaración oficial de los opositores nicaragüenses, denunciando toda forma de intervencionismo de Estados Unidos en los asuntos internos de Nicaragua. Esa declaración constituyera por el gobierno de Daniel Ortega un señal claro que los verdaderos sandinistas quieren seguir soberanos e independientes de Washington. No dudo que una puerta se abrirá para que los representantes de esos auténticos sandinistas sean invitados a una mesa de dialogo.

La lucha de ellos no es la misma que la lucha de Washington. Por el momento, las dos están confundidas.

Oscar Fortín

Quebec, el 3 de noviembre
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