EL SÍNODO DE LA SINODALIDAD

No es un trabalenguas. Sínodo significa caminar juntos. En la Iglesia se han celebradomuchos sínodos en los que los obispos han caminado junto a los Papas para resolver losproblemas de la Iglesia.

El domingo 17 de octubre comienza en todo el mundo el Sínodo de la sinodalidadproclamado por el Papa, en el que se reconoce la sinodalidad como la constitución propiade toda la Iglesia; no de una sinodalidad de los obispos con el Papa, sino de unasinodalidad en que se exprese todo el pueblo de Dios.

El Espíritu Santo no está reservado para el clero; el Espíritu inspiró a los profetas, no a lossacerdotes ni a los reyes. La sinodalidad eclesial se apoya más en lo carismático que enlo institucional.

Pueblo de Dios




Gonzalo Haya

Vosotros sois cuerpo de Cristo y miembros singulares suyos. Dios lo dispuso en la
Iglesia: primero apóstoles, segundo profetas, tercero maestros, después milagros,
después carismas de curaciones, de asistencia, de gobierno, de lenguas diversas” (1 Cor
12, 27-28). Notemos que los profetas figuran antes que los maestros (los teólogos) y
mucho antes que los carismas de gobierno (jerarquía).


Y estos profetas no eran seres extraordinarios como los del Antiguo Testamento; eran
gente sencilla y tan frecuentes que Pablo los agrupa en un estamento. Pedro recuerda las
palabras del profeta Joel: “En los últimos días, dice Dios, concederé mi Espíritu a todo
mortal: vuestros hijos y vuestras hijas hablarán inspirados por mí…” (Hechos 2,16-18).
El Papa en su reunión con los obispos italianos el 24 de mayo expresó su intención de
que el Sínodo proceda “de abajo hacia arriba” y que comience en las comunidades y
parroquias locales pequeñas. No se trata de escuchar a los obispos, sino de que los
obispos escuchen al pueblo y trasladen esa voz al Papa y al conjunto de los obispos.
Este Sínodo se extenderá hasta mediados de 2022, pero los seis primeros meses
constituyen la fase de escuchar al pueblo, para sintetizar sus aportaciones y presentarlas
ante la universalidad de los obispos.


Estos primeros seis meses son el tiempo adecuado para expresar nuestra visión y
nuestros deseos para adaptar a la Iglesia con “los signos de los tiempos”. No los
gastemos en titubeos, ni esperemos a que nos pregunten. No esperemos a ver qué nos
dicen en la misa del domingo.


La organización diocesana española ha expresado su deseo, y su necesidad, de escuchar
también a los cristianos que han abandonado la misa dominical y los sacramentos porque
se sienten defraudados por el desfase entre la institución y el evangelio.
“Es tarde, pero es nuestro tiempo” (Pedro Casaldáliga). Animémonos a expresar en la
parroquia, en las revistas, en los blogs, en las redes sociales... nuestros anhelos de una
Iglesia más fiel al evangelio de Jesús.


 Gonzalo Haya Prats

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