Urge que la Iglesia se junte a las N.U. para que se respete la Carta magna de las N.U.

Si la Iglesia quiere meterse en política que sea para que se respete el derecho internacional tanto de los pueblos que de las personas. Su  aliado natura es mas la ONU que el imperio estadounidense.

En América latina varios conflictos nacen por intervencionismo de países potentes como Estados Unidos, Canadá, Brasil, Columbia y otros países que se dejan llevar por presiones de EEUU.

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 Muchos de los conflictos, entre países , vienen del hecho que varios de ellos actúan, sin tomar en cuenta las normas previstas por la Carta magna de las Naciones Unidas. Importa que el Estado del Vaticano y los episcopados de esos países llamen a sus dirigentes a actuar conforme al derecho internacional y a condenar, si necesario, a los que se consideran por encima de todo. 

Cuando un país, como EEUU, se mete, ilegalmente, en los asuntos internos de otros países importa que el Vaticano y los obispos de este país le recuerde su deber de respetar el derecho internacional. Aun mas cuando su presidente es católico. 

Lo que pasa en Cuba con el bloqueo impuesto por Estados Unidos y aliados, debe ser denunciado por los episcopados y el Estado del Vaticano. Una denuncia que debe aparentarse a la que hacen de las mafias que actúan por encima de las leyes. Hay gobiernos potentes que actúan como mafias. Estados Unidos es uno de ellos. 

La misión de la Iglesia católica no es dictar a los gobiernos lo que a ella les guste, sino que se respete los derechos de los pueblos y de las personas, conforme  à la Carta magna de las N.U.

Por el momento, la Iglesia y los episcopados actúan mas en conformidad con las acciones impuestas por EEUU a otros países, como es el caso del bloqueo contra Cuba y de las sanciones impuestas al gobierno de Venezuela. Episcopados y Estado del Vaticano, en lugar de servir los intereses de los pueblos, victimas de esas acciones ilegales, sirven, por sus silencio, los intereses del “imperio”. 

El Evangelio y el mensaje de Jesús va mas por el lado de los pobres y humildes, lo que son los pueblos, que del lado del poder imperial. 

Cuando el Vaticano y los episcopados silencian las acciones criminales de los gobiernos, tales  las numerosas sanciones, impuestas por el imperio, las cuales afectan personas, pueblos y gobiernos,  es como si estuvieran en conformidad con esas acciones. 

Una Iglesia así no es Iglesia sino una aliada política y servidora de los intereses del imperio.

Con todo mi respeto

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