Primera Exhortación apostólica del Papa Francisco  al mundo La alegría del Evangelio

Jorge Bergoglio llega a Roma con el sentir de los pobres y humildes de América latina y del mundo. Los excluidos y olvidados de la sociedad representan los a quienes se dirige, ante todo, la buena noticia del reino de Dios, tanto en la Tierra como en el Cielo. No es normal, en su sentir de la realidad, que la gran mayoría de las personas del mundo se encuentran en situaciones de miseria y de dependencia. Esta sensibilidad para los excluidos lo ha convertido en un cardenal mas sobrio y humilde de América latina.

francisco

Bergoglio tenía 77 años y vivía no en el palacio episcopal de su diócesis sino en un modesto apartamento, él mismo se cocinaba la comida, había renunciado a su limusina, también al chofer particular, utilizaba el transporte público y ya tenía reservada ,para cuando se retirarse, una habitación en una residencia para sacerdotes mayores o enfermos. »(Benjamin Forcano) 

A elegir esa forma de ser y vivir se aparta de una Iglesia , pegada al poder, a intereses y privilegios de los que ocupan puestos de autoridad. Esa imagen de un cardenal, sin ambiciones de poder, alérgicos a los privilegios y sin intereses personales en el cumplimiento de su misión de pastor contrasta con la de muchos de sus colegas que se pegan a esos privilegios  y las intereses que les acompañan. Su llegada a Roma y su elección al papado ha sido la revelación de una gran esperanza por los pobres, los humildes y todas las personas de buena voluntad. Por muchos, mirar al papa Francisco no es ver, ante todo, un Pontífice sino un pastor humilde en que se puede reconocer el modo de vida de Jesús de Nazaret. 

Se trata bien de este hombre, vuelto Papa, que se mete a escribir a la Iglesia y al mundo lo que piensa realmente de lo que esta sucediendo en los tiempos que vivimos. Sin perder tiempo se dedica a escribir lo que titulara “La alegría del Evangelio.”

El 26 de noviembre 2013, Francisco, el PAPA, entrega al mundo su pensamiento, profundizado y meditado durante los 7 meses de su llegada al Pontificado. Lo presenta en la forma de una Exhortación apostólica Evangelii gaudium. Como podrán ver, se trata de un texto de mucho contenido y  bastante largo. Les invito a leerlo.

Por los fines de este articulo me detengo a sus reflexiones sobre lo social,  lo político y lo económico. La realidad latino americana que conoce bien el papa nos interpela, interpela a los pueblos, a los jefes de Estado y, también, a los episcopados. Para facilitar el acceso a sus declaraciones que considero mas importantes, he destacado los párrafos  mas significativos de su pensamiento. Lo marcado de negro es de mi. Lo que no les impide leer  mas de lo presentado aquí. 

Textos del papa Francisco seleccionados en “Alegría del Evangelio”

 53. Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata.

 56. Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera.De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas.

 202. La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar, no sólo por una exigencia pragmática de obtener resultados y de ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la vuelve frágil e indigna y que sólo podrá llevarla a nuevas crisis. Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad[173], no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales.

 204. Ya no podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado. El crecimiento en equidad exige algo más que el crecimiento económico, aunque lo supone, requiere decisiones, programas, mecanismos y procesos específicamente orientados a una mejor distribución del ingreso, a una creación de fuentes de trabajo, a una promoción integral de los pobres que supere el mero asistencialismo. Estoy lejos de proponer un populismo irresponsable, pero la economía ya no puede recurrir a remedios que son un nuevo veneno, como cuando se pretende aumentar la rentabilidad reduciendo el mercado laboral y creando así nuevos excluidos

218. La dignidad de la persona humana y el bien común están por encima de la tranquilidad de algunos que no quieren renunciar a sus privilegios. Cuando estos valores se ven afectados, es necesaria una voz profética

 231. Existe también una tensión bipolar entre la idea y la realidad. La realidad simplemente es, la idea se elabora. Entre las dos se debe instaurar un diálogo constante, evitando que la idea termine separándose de la realidad. Es peligroso vivir en el reino de la sola palabra, de la imagen, del sofisma. De ahí que haya que postular un tercer principio: la realidad es superior a la idea. Esto supone evitar diversas formas de ocultar la realidad: los purismos angélicos, los totalitarismo de lo relativo, los nominalismos declaracioncitas, los proyectos más formales que reales, los fundamentalismos a históricos, los aticismos sin bondad, los intelectualismos sin sabiduría.

 241. En el diálogo con el Estado y con la sociedad, la Iglesia no tiene soluciones para todas las cuestiones particulares. Pero junto con las diversas fuerzas sociales, acompaña las propuestas que mejor respondan a la dignidad de la persona humana y al bien común. Al hacerlo, siempre propone con claridad los valores fundamentales de la existencia humana, para transmitir convicciones que luego puedan traducirse en acciones políticas.

LOS IMPACTOS DE ESTA EXHORTACION APOSTOLICA

Siete años ya pasaron, lo suficiente para constatar que no ha encontrado el entusiasmo de los episcopados latinos americanos. Sencillamente, la ignoraron en sus contenidos sociales, políticos  y económicos.  Hay que suponer que para ellos, el papa se equivoca al denunciar la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera, atacando las causas estructurales de la inequidad. Para los episcopados latino americano, no puede ser otro que el socialismo, comunista y marxista que se impone como dictadura a sus pueblos. Aquí, lo que decían al respecto:“El mayor problema y la causa de esta crisis general, como hemos señalado en otras ocasiones, es la decisión del Gobierno Nacional y de los otros órganos del Poder Público de imponer un sistema político–económico de corte socialista marxista o comunista. Ese sistema es totalitario y centralista, establece el control del Estado sobre todos los aspectos de la vida de los ciudadanos y de las instituciones públicas y privadas…

De nuevo afirmamos: el socialismo marxista es un camino equivocado, y por eso no se debe establecer en Venezuelahttps://laprotestamilitar.blogspot.com/2015/01/elogio-al-episcopado-venezolano-por.htm  Con esa respuesta de los obispos venezolanos tenemos un buen ejemplo que ilustra bien

lo que el papa Francisco llama el dialogo entre la idea y la realidad

231. Existe también una tensión bipolar entre la idea y la realidad. La realidad simplemente es, la idea se elabora. Entre las dos se debe instaurar un diálogo constante, evitando que la idea termine separándose de la realidad.

De hecho la Revolución chavista es totalmente democrática. El pueblo es uno de los pocos a haberse dado una Constitución, elaborada por representante del pueblo y confirmada, por referéndum nacional, por el pueblo. Todas la elecciones se realizan bajo la presencia de observadores internacionales y con una tecnología, declarada por el ex Presidente Carter, como una de las mas fiables.

El gobierno chavista se declara humanista, socialista, cristiano y anti-imperialista, lo que no contradice en nada la doctrina social de la Iglesia. Sus políticas son orientadas al bien comun del pueblo y a una mejor distribución de las riquezas del pais. De eso no hablan los obispos, tampoco hablan del imperio que se mete en los asuntos internos de Venezuela con sus sanciones y mas. Todo eso para decir que el lenguaje de la idea en lugar de acercarlos a la realidad, les encierra  en una realidad ajustada a sus ideas.

 Si uno u otro tiene referencias a declaraciones de obispos y episcopados que se declararon solidarios con el pensamiento del papa Francisco, les invito a compartirlo  con nosotros.   

Si el entusiasmo de los obispos se hizo discreto, para no decir contrario, no fue el caso de los pueblos y dirigentes políticos de America latina que se alegraron de este pensamiento del papa. Son de esos Pueblos y gobiernos que luchan para recuperar sus independencias y soberanías en contra de  esa resistencia de los que no quieren dejar sus privilegios. 

Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales.

Es el caso de los países de A.L. que luchan para recuperar el control de sus riqueza, de su Estado y de su desarrollo.  Uno puede pensar a Evo Morales que se exclamo “ya tenemos un papa”, de Rafael Correa que vio en esa alegría del Evangelio una gran esperanza, lo mismo por Venezuela amenazado constantemente por los que dominan la ley suprema de los mercados libres. Hasta Raúl Castro, al tomar conocimiento de la Exhortación apostólica del papa, dijo en broma, me voy a volver católico.

Una reflexión que a pena empieza. En Marso  el papa Francisco celebrara su septimo año como jefe del Vaticano y de la Iglesia católica. Nos queda para reflexionar.

El 5 de febrero 2020

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