El cardenal Urosa, en su confesión escrita, pone de relieve, de una forma muy especial, los pecados (faltas) de omisión. Curiosamente, sus colegas del episcopado,  al citar de nuevo la confesión escrita del cardenal, omitieron añadir la referencia a las faltas de omisión sobre las cuales el cardenal Urosa insistió de forma muy especial.

Vean por su cuenta: ni una palabra de las faltas de omisión

"También recuerda el mensaje que el cardenal Urosa había escrito antes de su ingreso a la Unidad de Cuidados intensivos, expresando su “declaración de amor a Dios, a la Iglesia y al pueblo de Venezuela: “He tenido la fortuna y la bendición de que Dios me ha llevado por caminos insospechados de servicio y de altísimas responsabilidades en la Iglesia que agradezco en el alma”, afirmaba el prelado. “Nunca he querido hacerle mal a nadie, y siempre he procurado actuar buscando la gloria de Dios y el bien de la Iglesia, de las almas y de las almas involucradas”. 

 Por un lado, uno puede olvidar unas o otras faltas sin recordarse de ellas, de forma totalmente sincera y de buena fe.  Por otro lado, hay omisiones que uno no puede olvidar. Por ejemplo, los que hacen análisis de lo que sucede en Venezuela y que omiten conscientemente causas que no pueden olvidar como es el caso del intervencionismo de E.U. con sus amenazas de intervención militar, con sus sanciones que afectan profundamente las condiciones de vida del pueblo, con sus falsos positivos como fue el caso con la ayuda humanitaria etc. cometen faltas de omisión.

Que sean jesuitas, episcopado o el mismo Vaticano  (Papa Francisco-Pietro Parolin o otros,) que no mencionan esos hechos que todos vemos, constituye pecados (faltas) de omisión.  Seleccionar, dentro de la “verdad”, lo que nos conviene y callar lo que no nos conviene es hacer prueba de “mala fe”, lo que se llama también, como dijo el cardenal Urosa, faltas de omisión.

Se trata de un mensaje muy importante del cardenal a todos sus colegas y al pueblo venezolano.