Yo Entrevisté a un Santo

No se cuantos profesionales del periodismo en España podemos contar en nuestros archivos con los originales o copias de entrevistas efectuadas a santos/as, canonizados con todos los requisitos exigidos por el Derecho Canónico, con anuencia y reconocimiento pleno por parte de la Curia romana.

Alertado desde Roma un día de que el avión en el que viajaba una persona, que habría después de ser canonizada, desde allí a México, habría de hacer escala técnica en Barajas, decidí presentarme, con un fotógrafo, en su escalerilla, para hacerle unas preguntas. Vencidas dificultades excepcionales, y no todas por motivos de seguridad, conseguí mi propósito, tal y como hay constancia en las hemerotecas Recuerdo que por entonces yo redactaba uno de mis libros con el título de “Santos sin retablos”, con detallada referencia a la “vida y milagros” de hombres y mujeres que vivían y viven “por esos pueblos de Dios”, por supuesto, que sin que ellos ni los suyos sintieran jamás la tentación del reconocimiento canónico de ser “elevado al honor de los altares”.

. El del Santoral- Año Cristiano es uno de los capítulos con más urgente y profunda necesidad de renovación y reforma en la Iglesia. Es obra fundamental de la Curia, y tal aseveración basta y sobra para demostrarlo.

. El Santoral- Año Cristiano es espejo de la Iglesia. Es su catequesis. Para propios y extraños, la Iglesia es lo que son, o fueron, sus santos oficialmente canonizados a lo largo de su historia.

. Como testimonio personal, aporto y destaco el dato de que las “vidas y milagros” de los “santos sin retablos” –cristianos o no-, resultan ser tanto o más ejemplares que las de los canonizados, que les son presentados al mundo y a la Iglesia universal como excepcionales referencias en los trabajos, profesiones o actividades con las que sirvieron y sirven al pueblo.

. La Iglesia es universal, y quienes la viven, o intentan vivirla, en circunstancias concretas de lugar y de tiempo, precisan del reconocimiento oficial de ejemplos mayoritariamente coincidentes con sus aspiraciones y necesidades. La adecuación de la Iglesia a las mismas es su ministerio.

. Hoy, por citar un ejemplo, no sería procedente “oficializar”, con su inserción en el Santoral, modelos de cristianos /as, con canonizaciones preferentemente de reyes, emperadores, papas, fundadores de Órdenes y Congregaciones Religiosas, mientras que al pueblo- pueblo de Dios, tan solo les son reservados algunos humildes escondrijos en las letanías, en el apartado de las vírgenes y de los mártires.

. Los barbarismos anti-académicos de “marquesear”, “duquesear”, “pontificar” o “arzobispear”, aplicados en el Santoral, no consonantan hoy ni con el tono ni con la vivencia de la Iglesia.

. Desde el realismo, la franqueza y la veracidad evangélica y, por tanto, expuesto a interpretaciones aviesas, en la actualidad, la Iglesia no necesita más canonizaciones estilo Juan Pablo II, San Josémaría Escrivá de Balaguer, Mons. Álvaro del Portillo y otros , de cuya santidad no se me ocurrirá dudar jamás.

. La Iglesia sintoniza hoy incomparablemente más con modelos encarnados en la Madre Teresa de Calcuta, Juan Pablo I, Mons. Romero, Padre Ellacuría y “compañeros mártires”, Gandy, Martín Lutero King, la mayoría de teólogos represaliados –sí, represaliados y además “en el nombre de Dios”- por la Curia romana y adláteres.

. Proclamar aquí la importancia que en la desedificación de la Iglesia tiene la intangibilidad del Santoral y la continuidad de los criterios vigentes para su justificación me parece un deber elementalmente cristiano. En el camino de su consecución habremos de encontrarnos con la presencia del fundador de la Cartuja, en cuyas sacrosantas constituciones hay constancia de que en la Orden no habrían de tramitarse procedimientos de beatificaciones- canonizaciones.
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