Magia e Iglesia

El papa Francisco, quien por la gracia de Dios está en todo- casi todo- lo que les incumbe a cristianos, y a no cristianos, reflexionó acerca de la magia con palabras fuertes, rotundas y además extraídas de los Libros Sagrados. Y lo hizo solemnemente en la Plaza de san Pedro de Roma, con ocasión de la inauguración del monumental Portal de Belén y el encendido del árbol de la última Navidad.

Y es que, aunque a algunos pudiera parecerles el tema ya pasado, incivil y hasta exótico y extraterrestre, de su importancia religiosa, ciudadana, psíquica, política y aún económica, a nadie le será permitido dudar, si vive con los ojos abiertos e interesado en cuanto es y configura el mundo actual con sus valores, contra-valores, creencias e increencias, solidez, frivolidades, estupideces y capacidad de engaños y de desengaños.

Sobre la magia –“conjunto de de conocimientos y prácticas que permiten la manipulación de las fuerzas ocultas de la naturaleza “ o “la invocación de los espíritus para conseguir fenómenos sobrenaturales”-, el papa Francisco puso una vez más los punto sobre las “íes” y, entre otras afirmaciones, adoctrinó al personal, de la siguiente manera: “ La fe de Cristo y la magia son incompatibles”, es decir, “incapaces para unirse o para existir conjuntamente”. “Si eliges a Cristo, no puedes recurrir al mago…” ”La fe es un abandonarse en las manos de Dios que se dejará conocer no a través de prácticas ocultas, sino por la revelación y por su infinito amor gratuito”. “La lectura de las manos, o de las cartas, por parte de los “adivinos” no será jamás “palabra de Dios”. “Las imágenes de la diosa Artemisa en Éfeso, de las que abominaba san Pablo, al igual que sus posibles en distintos tiempos y lugares, a lo largo y ancho de las culturas y civilizaciones, jamás substituirán al Dios verdadero”.

Al papa le sobran razones para reflexionar y hacernos pensar en cuanto es y se relaciona con la magia. Los “magos” son hoy un ejército. También, y por supuesto, de salvación, de todo y de todos. También -¡faltaba más¡- en la misma Iglesia. Dentro de ella, se cultiva la magia tanto o más como fuera. Lo explica en gran parte, la falta de cultura y educación en la fe cristiana.

Otras explicaciones proceden de la insultante multiplicidad de los ritos que emplea su liturgia , su permanente y bien cuidado ”misterio”, la inverosimilitud de no pocos signos y arcanos, la burocracia de la administración hasta de sus sacramentos y, aunque resulta incongruente, las mismas tarifas establecidas oficial u oficiosamente para pagarles a los “magos” por la dedicación prevalente a estas tareas…

Para no pocos, la Iglesia actual es fuente y fábrica de magia y de magos. Lo denuncian las palabras del papa y la narración de los hechos acontecidos en Éfeso  que protagonizó el apóstol san Pablo y de los que el cronista san Lucas dejó constancia meticulosa.

Entre unas cosas y otras, y todos pendientes de explicaciones más convincentes, el hecho es que en la Iglesia- “extra” o “intra”- se hace también presente la magia y en la misma se encuentran y avecindan devotos y devotas, personal o colectivamente. De la fama de “brujos” no se libran no pocos sacerdotes y obispos. Tampoco se libran santos y santas ya canonizados o en proceso de serlo. Se  adoctrina a los fieles cristianos acerca de las “vidas y milagros”, de modo similar a como lo hacen los magos de profesión u oficio, y con razonamientos idéntico o similares.

Triste y desdichadamente hay que reconocer que la de los magos es profesión de futuro, por mucho que la cultura y la civilización conquisten, o reconquisten, tiempos y espacios. Las nuevas técnicas de comunicación social contribuyen a favorecer esta tarea con extensión y eficacia mayor. Cadenas de TV, con organización y programas especiales, no escatiman medios y, a consecuencia del éxito de los mismos, con sobrados y pingües índices de publicidad. Por citar un caso concreto, el “Divino Niño” está permanentemente a la espera de llamadas insólitas, con respuestas de los magos de turno, de día y de noche, con los rasgos específicos, y la seguridad, de las infalibilidades dogmáticas.

Bienvenidas y bien interpretadas, una vez más las inteligentes y oportunas palabras del papa Francisco ¡. Sí, en la civilización, y más en la cristiana, hay magia y magos y sus empresas y actividades-negocios, por santos y santas que sean y así se prediquen, -con lindas promesas en esta vida y en la otra-, les proporcionan a muchos, rentables y sustantivas ganancias, con o sin IVA. Depende.

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