EL SACERDOCIO SOLO ES MASCULINO

Acerca de la relación sacerdocio-mujer, o mujer-sacerdocio-, no vale hoy decir otra cosa, dentro y fuera de la Iglesia, sino que su situación es algo insólito, ofensivo, inimaginable, anticultural y hasta irreligioso.

Del sacerdocio femenino está dicho ya casi todo, faltando solo el recurso a otros medios de convicción a los que por ahora “non decet” acogerse por razones de respeto y devoción a la institución, aunque no a sus “guardianes”. Esto no empecé la posibilidad de que algún día -más pronto, que tarde-, grupos y movimientos de católicos, haciendo uso de argumentos cristianos, y al dictado del Evangelio, decidan actuar por su cuenta y sean “ordenadas” -elegidas- las mujeres para presidir la Eucaristía y ejercer el ministerio hoy reservado en exclusiva a los hombres-varones. En algunas diócesis e “iglesias nacionales”, el hecho está a punto de noticia y reseña informativa, aunque los medios de comunicación clericales de España lo tengan “off de record”, y en la más enclaustrada reserva…

Y, pese a que no sea posible, ni prudente, sensato, santo o bueno, relacionar en la doctrina y en la práctica los términos mujer-sacerdote, en la página de un medio de comunicación que tengo delante, coinciden estas informaciones: “Mons. Planelles, reconocido teólogo y hoy arzobispo de Tarragona, “primado de España, acaba de hacer público su criterio de que “personalmente me molestaría que la mujer ejerciera el sacerdocio…”

¿Pero es posible que a estas alturas de la vida eclesial, política, familiar, convivencial, humana y divina, de igualdad de derechos y deberes en el ámbito de las más elementales reivindicaciones, a lo que más se pueda llegar en cristiano es a que “personalmente no me molestaría esta contingencia ministerial”? ¿Cómo, a quién, por qué y a cuenta de qué habrían de “molestar” una y muchas mujeres sacerdotes? ¿Se trata de algo que afecta a la jerarquía como tal, o a toda la Iglesia, bastando además con que ellas -las mujeres- pudieran y debieran, por ejemplo,  celebrar la Eucaristía en parroquias que no atienden los curas-varones por falta de vocaciones o por exceso de años y limitaciones? ”Molestar” no es verbo teológico, ni pastoral y menos, jerárquico.

Otra noticia para la antología del disparate eclesial del “Alto Clero” la propina el líder copto Mons. Tawadros al aseverar que “el sacerdocio solo es masculino porque Dios lo quiso así “. Palabras que copiaba literalmente de otras referidas por el Cardenal Luis Francisco Ladaria y Ferrer, Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, además de otros distinguidos cargos y cargas de la Curia Romana, que tantos dolores de cabeza le produce al papa Francisco y a cuya reforma consagra sapientemente sus mejores y renovadores planes e intenciones.

¿Acaso el ”sacerdocio” también tiene sexo, registrado en los diccionarios como del “género masculino”, con la definición de “cargo, estado y función del sacerdote hombre que ha consagrado su vida a Dios y que ha sido encargado para celebrar el sacrificio de la misa”?

¡Bienvenidas las ideas y los estudios exigidos por la “sinodalidad” e “Iglesia en salida”, al amparo de las inspiraciones del papa Francisco, con la confianza de que su reflexión madure, por fin, y se imponga la posibilidad del sacerdocio femenino …¡

Por cierto, y con el único afán de saciar curiosidades intensamente piadosas, ¿de dónde es posible deducir ser voluntad expresa de Dios que los hombres, solo los varones, sean elegidos teológicamente para ser y ejercer como sacerdotes?

El sacerdocio de por sí ni es del género masculino, ni femenino ni “neutro”. Es sacerdocio. Y jamás será cristiano cancelarle a la mujer, por mujer, la posibilidad de del ejercicio ministerial, al igual que el hombre -varón.

Volver arriba