"Estos días de tantos personalismos y polarizaciones, se trata de ir a lo sencillo, a lo esencial" No perder la capacidad de soñar (con dos poemas en el Día de San José)

San José y el Niño
San José y el Niño Uriel Venegas

A San José le llama “el hombre de los sueños, con los pies en la tierra”. Del sueño, el Papa decía que es un lugar “privilegiado” para buscar la verdad, porque allí no nos defendemos de la verdad

No perder la capacidad de soñar. Porque, como dice Galeano, “el derecho de soñar no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron a fines de 1948. Pero si no fuera por él, y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed”

Esta invitación a la fecundidad la he recogido en este día de mi santo en la intimidad de mi encuentro con el Señor, en la parte oculta de mi vida. Y en la parte más pública, como esta donde ahora escribo

Estos días de tantos personalismos agresivos y polarizaciones que enfrentan y de tantas exposiciones fatuas de muchas gente, se trata de ir a lo sencillo. Es decir, ir a lo esencial

El mismo papa Francisco lo ha contado en público varias veces: “Cuando tengo un problema, una dificultad, yo escribo un papelito y lo pongo debajo de San José para que lo sueñe. Esto significa para que rece por ese problema…”. Y a continuación, se confesaba más en particular: “Yo también quisiera decirles una cosa muy persona. Yo quiero mucho a San José. Porque es un hombre fuerte y de silencio. Y tengo en mi escritorio una imagen de San José durmiendo. Y durmiendo cuida a la Iglesia. Sí, puede hacerlo. Nosotros no. Y cuando tengo un problema, una dificultad, yo escribo un papelito y lo pongo debajo de San José para que lo sueñe. Esto significa para que rece por ese problema”…

Campaña en defensa del Papa: Yo con Francisco

A San José le llama “el hombre de los sueños, con los pies en la tierra”. Del sueño, el Papa decía que es un lugar “privilegiado” para buscar la verdad, porque allí no nos defendemos de la verdad. Además de que también Dios habla en los sueños, si bien no siempre, pero Dios –decía Francisco– muchas veces eligió hablar en los sueños, tal como se lee en la Biblia. Y así lo hizo cuatro veces con José que era el hombre de los sueños, pero “no era fantasioso”. Por esta razón no debemos perder “la capacidad de soñar”, esa que tuvo San José, esa capacidad que nos permite abrirnos al mañana “con confianza”, a pesar de las dificultades que pueden surgir.

No perder la capacidad de soñar. Porque, como dice Galeano, “el derecho de soñar no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron a fines de 1948. Pero si no fuera por él, y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed”.

Y Luis Eduardo Aute dejó dicho: "Quien no tenga sueños que se disponga a tener dueños”. Sobre soñar el futuro decía el bendito papa Francisco (cuya vida Dios guarde muchos años):  

 “Cada uno de nosotros: soñar sobre nuestra familia, sobre nuestros hijos, sobre nuestros padres. Mirar como yo quisiera que anduviera su vida. También los sacerdotes: soñar sobre nuestros fieles, qué queremos para ellos. Soñar como sueñan los jóvenes, que son “descarados” en el soñar, y allí encuentran un camino. No perder la capacidad de soñar, porque soñar es abrir las puertas al futuro. Ser fecundos en el futuro.”

Esta invitación a la fecundidad la he recogido en este día de mi santo en la intimidad de mi encuentro con el Señor, en la parte oculta de mi vida. Y en la parte más pública, como esta donde ahora escribo.   

Porque es posible ser fecundos también aquí y ahora. Soñando, como sueñan, por ejemplo  los emigrantes , un cielo y una tierra nueva  como escribe Juan José Erburu:

“No hay ángeles que cantan la venida,

 ni Magos ni pastores: sólo hay vientos

 y al sol abrasador, zorros hambrientos

 con los que se disputan la comida.

 ¡Qué dura la Odisea de la Huída!

 ¡Qué broncos los caminos polvorientos!

 ¡Cuánta hambre y sed y cuántos sufrimientos,

 por escapar de un Rey infanticida!

 Tres son no más del número sin cuento

 de los que escapan de su tierra ingrata,

 en otra tierra hostil buscando asilo;

 ¡cuántos perecen, ay, en el intento!

 ¡Cuántos no llegan, tras la caminata,

 al Egipto soñado, al verde Nilo!.”

San José
San José

Y también lo he imaginado-soñado, en su vida de trabajador oculta, ¡tanta vida ejemplarmente fuera de los focos!

Le “sueño” trabajando con Jesús de Nazaret, y enseñándole a vivir el “oficio” de carpintero. Pacientemente, día a día, aprendiendo- como María- en el anonimato imprescindible para poder decir luego en la vida pública las cosas en verdad. Cuando Dios quiera. 

Yo pediría, según el poema de León Felipe pidiendo a San José Carpintero, cosas como estas:

"Hazme una cruz sencilla,

Carpintero...

sin añadidos

ni ornamentos...

que se vean desnudos

los maderos,

desnudos

y decididamente rectos:

los brazos en abrazo hacia la tierra,

el astil disparándose a los cielos.

Que no haya un solo adorno

que distraiga este gesto:

este equilibrio humano

de los dos mandamientos...

sencilla, sencilla...

hazme una cruz sencilla, carpintero".

(León Felipe)

Estos días de tantos personalismos agresivos y polarizaciones que enfrentan y de tantas exposiciones fatuas de muchas gente, se trata de ir a lo sencillo. Es decir, ir a lo esencial.

P. D. Y por supuesto y de corazón agradecer vuestras felicitaciones

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