Bicentenario de la muerte de Napoleón

No llueve siempre bien para todo el mundo, lo mismo sucede cuando se celebran los centenarios de los grandes hombres ya que vivían en tiempos alejados del nuestro e intentamos aplicarles nuestros códigos, de forma que para unos sus personas fueron lluvias beneficiosas mientras que para otros desataron tormentas dañinas. El tema viene al día porque en el mes de mayo, concretamente el día cinco, se celebra el bicentenario de la muerte de Napoleón Bonaparte en Santa Elena

            La discusión está servida. Para algunos era un genio militar y un líder visionario que proporcionó a Francia un sistema centralizado de administración modernizada y le devolvió la gloria en sí misma. Los que están en contra de su figura le consideran un tirano carnicero que tiró por la borda el prestigio de Francia en Waterloo. Los primeros quieren celebrar su bicentenario y los segundos consideran que la República Francesa no debe encumbrar a un cavador de fosas

            El movimiento Black Lives Matterse ha unido al rechazo pues Napoleón reintrodujo la esclavitud en las colonias francesas en 1802 y el alcalde de Rouen quiere reemplazar la estatua del emperador, una figura en bronce con su persona a caballo, por otra. Esta idea me recuerda a todas las estatuas que han caído en diferentes países por considerar que no cumplían los estándares éticos de nuestra época

Muchos franceses ven su lado oscuro, pero también reconocen que Francia le debe mucho por su lucha de modernizar el Estado ya que Napoleón creó el código legal francés, el Banco de Francia, el sistema administrativo de los prefectos, los liceos donde se obtenía el bachillerato y la institución de la Légion d’honneur con la que se premiaba a los ciudadanos que habían hecho algo por su país. En una encuesta los votantes consideraron que el emperador había sido la segunda persona más importante en los tiempos modernos de Francia  tras el general de Gaulle y por esta apreciación su tumba en los Inválidos recibe más de 1 millón de visitantes por año. Recuerdo su epitafio “quiero que mis cenizas reposen en el borde del Sena en medio del pueblo francés al que tanto he amado”

Con motivo del bicentenario se anuncian conferencias, simposios y una gran exposición en París. Un famoso historiador, Patrice Gueniffey, considera que su figura se puede comparar con la de Alejandro Magno o Julio César, personajes que también fueron responsables de la muerte de muchas personas. Macron todavía no ha decidido, su predecesor Jacques Chirac rehusó, en medio de grandes protestas, celebrar el bicentenario de la batalla de Austerlitz

            ¿Su figura fue beneficiosa o dañina para Francia? ¿Ambas cosas a la vez? Dado que los espíritus en todos los campos del saber y del hacer están en el mundo muy enconados no creo que lleguen a un acuerdo para reconciliar las dos actitudes

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