Campanas que van y vienen

Cuando Almanzor arrasó la ciudad de Compostela sólo respetó la tumba de Santiago y las campanas de la catedral que trasladó, a hombros de cristianos, a la ciudad de Córdoba para que sirvieran de lámparas en la ampliación de la mezquita. Una leyenda asegura que dos siglos después hicieron el camino inverso, esta vez a hombros de prisioneros musulmanes

            En la Segunda Guerra Mundial los alemanes se llevaron todas las campanas que pudieron de las iglesias polacas. Algunas, se calcula que no menos de 150.000, se fundieron para hacer armas, pero otras, unas 25.000 sobrevivieron y se amontonaron en lo que se dio en llamar el cementerio de las campanas donde las iglesias alemanas tuvieron donde elegir. La diócesis de Rottenburg - Salzburgo tiene el proyecto de devolver 54 campanas a su lugar original. El año pasado la que ostentaba el campanario de Münster retornó al pueblo de Slawiecice en Polonia

            Otra historia diferente afecta a las iglesias alemanas que están siendo abandonadas y cuyas campanas se ofrecen en el mercado de Glockenbörse cuyo dueño, Matthias Braun, asegura que desde 2015 su compañía ha vendido más de 66 toneladas de campanas alemanas. Los mayores compradores se encuentran en los lugares donde está creciendo el cristianismo, como África o la India, ya que el precio de una campana usada resulta, mucho más económico que hacerla nueva. Estos mercados online están creciendo desde la pandemia y se puede dar el hecho de ver una campana alemana con el nombre de Lutero, grabado en el metal, tañendo en un remoto pueblo africano llamando a los fieles católicos 

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