El Dios amigo

El Dios amigo

Es un tema difícil y poco tratado porque hay una idea universalmente compartida de que no puede existir una relación de amistad auténtica cuando no hay el mismo nivel entre los sujetos. Ni que decir tiene que las diferencias entre Dios y los hombres no pueden ser mayores. A estas ideas había que sumar la trascendencia e inmutabilidad de Dios que nos daba la imagen de una divinidad alejada de su creación e incapaz de sentir. Los clásicos que han defendido esta postura son la Ética a Nicómaco de Aristóteles, el Banquete de Platón y sobre todo la Amicitia de Cicerón. Sus textos han servido de plantilla para todas las obras posteriores, en el ámbito de las ciencias sociales

Tan es así, que la única obra que yo he encontrado sobre la amistad a nivel de Dios es de un autor medieval, Aelred de Rievaul, que intenta compaginar las ideas de Cicerón con la Biblia. Su conclusión es muy bella pues considera que por el hecho de ser Dios amor, su amistad con los hombres queda implícita.

El primer escollo para vencer estas ideas estaba en un texto del Nuevo Testamento Flp 2,6-12 donde se afirma la idea de que Jesucristo no retuvo su condición divina, se despojó de sí mismo para hacerse semejante a los hombres. Desde ese momento se empeñó en afirmar que Dios buscaba la amistad con todos los hombres, cualesquiera fuera su condición y donde mejor aparecía esta amplia amistad es en la comensalía abierta ya que comer juntos es una actitud propia de amigos. La física moderna ha cambiado el paradigma negativo de la amistad entre desiguales colocando el mundo de las relaciones, antes consideradas secundarias y accidentales, como esenciales para la existencia de todo ser, incluido el divino. De forma que ya no escandaliza hablar del Dios amigo

Además en el Evangelio de Lucas escuchamos hablar a Jesús amigo en varios textos: "os digo esto amigos míos". El texto más cercano que nos enfrenta a la necesidad de Jesús de contar con sus amigos es en la agonía del Huerto. No está hablando Jesús de la amistad como referencia intelectual sino real pues cuando la enfermedad de Lázaro, el texto habla del amor que Jesús siente por su amigo y en el momento que acude al sepulcro, Juan hace una referencia al discípulo que Jesús quería.

Pero donde mejor se refleja una amistad más amplia con todos los hombres es en el escándalo de la comensalía abierta de Jesús que nos presentan todos los evangelios, un Jesús que no hace ascos a comer con pecadores, publicanos o prostitutas cuando las relaciones de amistad solo eran posibles entre los que podían devolver los convites. En Jesús esta comida abierta no se da una solo vez sino muchas, tantas que se le ha llegado a llamar el Señor del banquete. Tampoco es un amigo cualquiera pues si nos adentramos en la medida de su amistad comprobamos que "nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos"

            Decía Epicuro que la amistad hace su ronda alrededor del mundo y como un heraldo nos convoca a todos para que nos despertemos para colaborar en la mutua felicidad. Nosotros los cristianos no tenemos más que sustituir la palabra philia, amistad, por Jesús de Nazaret que es el que nos despierta y convoca a la construcción de esa difícil mutua felicidad. Y no lo hace desde un plano abstracto sino recorriendo primero el camino de amigo para que no nos equivoquemos de senda.

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