Perlas sobre las mujeres

La ONU aprobó un texto, con 81 artículos, que todos los países aprobaron, contra la violencia sobre las mujeres. La verdad es que la realidad lo imponía, pues yo no sé si el número de muertes era el mismo, antes que ahora, (imagino que sí, pero no se sabía porque no importaba) pero raro es el día que en España no salen un par de ataúdes femeninos, camino del cementerio. No quiero pensar lo que pasará en otros países menos civilizados.

Para mi sorpresa, los obispos lituanos han decidido no apoyar el documento, porque “promueve la ideología de género” y presenta varios puntos que no son aceptados por la Iglesia Católica, como los del artículo catorce, que pide a los estados que emprendan las acciones necesarias para incluir en los programas escolares, materiales didácticos sobre la paridad entre los sexos y que los roles de género no sean estereotipados. Tampoco aprueban el artículo 12 que convoca a todos los partidos “ a promover el cambio de los comportamientos socioculturales de las mujeres y los varones, al fin de eliminar prejuicios, costumbres, tradiciones y las prácticas basadas en la idea de la inferioridad femenina o los modelos estereotipados de los roles de varones y mujeres”. El texto a su vez recomienda que la cultura, los usos, los trajes, la religión la cultura y el honor no “puedan ser utilizados para justificar la violencia”, una afirmación que los obispos lituanos entienden que puede ser vista en el sentido, que la tradición cultural y religiosa de Lituania podría representar una amenaza contra las mujeres.

De la misma manera de pensar son los obispos de Polonia, que han criticado al gobierno polaco por haber firmado el tratado. Pero lo importante no es lo que piense la gente, sino como se presenta la realidad ¿Esa tradición y religión producen violencia contra las mujeres? Si la respuesta fuera afirmativa habría que abandonarlas, por mucho que nos pese y si es negativa ¿por qué no firmar el documento? Por otro lado, estamos en el eterno problema de la parte y el todo. Como no apruebo un par de cuestiones de un largo documento no lo suscribo aunque, con ello, no facilite la disminución de la violencia contra las mujeres


Hablando de otro tema de mujeres, esta vez conectado con los problemas demográficos de Alemania, Angela Merkel, vió la solución para invertir la pirámide de la edad, en abrir la puerta a los emigrantes. Pero el controvertido obispo de Colonia, Joachim Meisner, ofrece otra solución en una respuesta al periódico Stuttgarter Zeitung: las mujeres se deben quedar en casa y parir tres o cuatro hijos, porque si traemos españoles o portugueses, dejamos a sus países en mala posición (¿no conocerá el problema del paro?). El obispo sigue diciendo que el cambio, ha sido una actitud que se produjo en la Alemania del Este, de donde es originario, pues quedarse en casa cuidando a la familia era considerado una demencia.

Meisner ha sido bastante criticado por otros motivos, como cuando comparó el aborto con el Holocausto o criticó a la cultura de nuestro momento, con un adjetivo que utilizaban los nazis para denigrar el arte. Ha anunciado que dimitirá en Navidad cuando cumpla los 80 años y parece que algunos de sus compañeros en el episcopado, no ven con malos ojos esa renuncia. Y es que en la viña del Señor, brotan ramas en todos los sentidos.
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