La Querella de las mujeres
Últimamente muchas mujeres pedimos al nuevo Papa León XIV que acelere el acceso femenino a los ministerios ordenados para acabar con nuestra subordinación en la Iglesia Católica. La única novedad es numérica ya que hubo protestas a lo largo de los siglos, voces valientes de hombres y mujeres que se levantaban para demandar nuestros derechos en una sociedad que las marginaba
Este hecho se convirtió en un gran fenómeno cultural de larga duración que se considera uno de los más relevantes en las sociedades occidentales. No fue un movimiento feminista en sentido moderno, pero sentó las bases al pensamiento feminista posterior. Su importancia reside en que dio a conocer la cuestión femenina en el pensamiento europeo y permitió que muchas mujeres accedieran al ámbito del discurso público.
Este movimiento se conoce con el nombre de Querella de las mujeres y sus comienzos datan del siglo XV con la obra de Cristina de Pisan, La ciudad de las mujeres (1405) en la que refuta los ataques misóginos de autores anteriores. Su término para algunos es el siglo XVIII mientras que hoy día, y a pesar de las mejoras, siguen las preguntas. El fenómeno se ha dado en naciones que pertenecen al cristianismo de aquí la importancia de la materia religiosa y bíblica en las discusiones ya que el texto sagrado, en esos momentos, gozaba de gran autoridad
Otra mujer relevante en este grupo es Moderada Fonte. Su obra, El mérito de las mujeres, publicada póstumamente en el 1600, desarrolla un diálogo entre mujeres sobre la injusticia que sufren en la sociedad. Una discípula de Montaigne, Marie de Gournay (1565-1645) en La queja de lasmujeres pide la educación femenina y la igualdad de género. En el nuevo mundo nos encontramos con una autora mexicana, un país que antaño se llamaba Nueva España, sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), que en dos cartas famosas Carta Atenagórica y Respuesta a sor Filotea de la Cruz, defiende el derecho de las mujeres al conocimiento
Es muy curioso que en este debate entre la figura de Eva como se puede ver en la correspondencia de una monja de clausura del siglo XVII, Arcangela Tarabotti, con un noble veneciano, Giovan Francesco Loredano. Ella situó el inicio de nuestra injusticia en la interpretación de la figura de Eva mientras que su contrincante literario, miembro destacado de la Academia veneciana, la responsabilizó de la caída del género humano. En el siglo XVIII nos encontramos con Josefa Amar que en 1790 en su Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres defendía el derecho de las féminas a aprender latín ya que muchas traducciones estaban influidas por la misoginia
Son algunos nombres, pero hay muchos más y me atrevo a sacar conclusiones de estas figuras que componen la Querella de las mujeres. Una de ellas es que no sólo hicieron preguntas a la sociedad civil y eclesial, sino que facilitaron respuestas en su momento lo que a algunas les supuso la marginación social e incluso la burla. Me parece importante recuperar su papel en la historia para agradecerles el trabajo pionero que hicieron en nuestra defensa