Los "Super" del aborto

            Recuerdo con tristeza un viaje a Londres, un viernes por la tarde, que viajé con un grupo de jóvenes, en su mayoría mujeres solas, con semblante apesadumbrado. En el aeropuerto les esperaba una pequeña furgoneta que las llevaba a su destino que por lo visto era, como me comentó la amiga con la que viajaba, una clínica abortiva. La vuelta era el domingo por la tarde ya aligeradas del feto

            A raíz de la prohibición del gobierno polaco de todos los abortos, salvo en caso de violación o para salvar la vida de la madre, ha aparecido en muchas paredes a lo largo y ancho del país un número de teléfono que comunica al que llama con una web, Kobiety w Siecil, Mujeres en la red, que aporta información de los lugares y formas en los que se puede conseguir un aborto, pero también ofrece píldoras, vuelos en aviones, hoteles y los distintos precios que se demandan. Y como dentro del espacio Schengen no hay aduanas circulan sin ningún problema. Otras llamadas fueron de sacerdotes indignados porque sus iglesias hubieran sido cubiertas con numerosos carteles con este número de teléfono

            Las leyes sobre el aborto en la Unión Europea son distintas en cada país, desde lugares muy permisivos como Holanda a la prohibición relativa como Polonia o a la absoluta como Malta, pero en general las normas en todas las naciones están siendo cada año más abiertas. El permiso de terminar con la vida del feto transcurridas 12 semanas se mantiene estricto pues sólo algunos países permiten sobrepasar esta fecha, entre ellos Gran Bretaña que a partir del Brexit ya no es un lugar para las europeas abortar. La misma situación que yo contemplaba en mi avión a Londres hoy se ve en las clínicas abortivas de Holanda, con mujeres esperando de todos los países de Europa que no dan facilidades para llevarlo a cabo

            Hay voces que piden a Polonia que levante sus leyes, entre ellas la del aborto, pues defienden que son contrarias al liberalismo, a la liberación de las mujeres y al derecho a decidir llegando incluso a pedir el freno de las ayudas europeas si no se avienen al cambio y… poderoso caballero es Don Dinero

            Yo me pregunto si un estado puede tener la última palabra o dejar a sus súbditos que decidan según sus conciencias y situación. Se mire por donde se mire es una historia triste, pero sobre todo para las mujeres pobres que quieran abortar y se tienen que ir fuera de sus fronteras para conseguirlo, con un coste económico que no pueden sufragar

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