Una catástrofe alimentaria

No sé si somos conscientes de la falta actual de un alimento básico como los cereales en la alimentación humana, una escasez que viene después del Covid, del cambio climático, de la aparición de la Niña en el Pacífico ecuatorial que tiene efectos devastadores mundiales y de la escalada de los precios de la energía. De hecho, antes del 2022 China, el mayor productor de trigo del mundo, había advertido que la lluvia había retrasado la siembra y que la cosecha se vería muy mermada.

En España subirán los precios, ya han subido, pero los países más pobres no los podrán pagar amenazando con una gran hambruna en muchas naciones donde la alimentación supone un porcentaje muy grande de los ingresos de sus habitantes. El secretario general de las Unidas, Antonio Guterres, afirmó el 18 de mayo que ya estaban en el umbral del hambre 250 millones de personas, pero sí la guerra continua en Ucrania, esa cifra aumentará exponencialmente. En ese país, muchas granjas están destruidas, no hay tractores ni fertilizantes, algunos campos están minados y los habitantes han huido. Ante tantas dificultades otros han escogido sembrar patatas para consumo propio

            Las dos naciones en guerra, Rusia y Ucrania, exportan el 28% del comercio del trigo, el 29% de avena, el 15% de maíz y el 75% del aceite de girasol lo que supone el mayor aporte de calorías para 400 millones de personas. Los silos ucranianos están llenos, pero los puertos están minados, el cereal tiene que salir por carretera y la nueva cosecha que se empieza a recoger a finales de este mes no se puede guardar y se perderá, aunque se considera un 20 o 30% menor de lo habitual. Mientras que los agricultores rusos también tienen problemas ya que necesitan pesticidas y semillas que les llegaban de la Unión Europea, un mercado que les ha sido cerrado. Todos los países están prohibiendo exportaciones por miedo a la escasez: Indonesia el aceite de palma y la India todos sus cereales mientras que, en los Estados Unidos, los estados conocidos como el cinturón del grano, consideran que la cosecha de este año ha sido la peor del siglo por malas condiciones climatológicas y en Europa, como en España, ha caído menos lluvia de lo normal dificultando el crecimiento de las plantas

            Los dirigentes del mundo tienen que ponerse de acuerdo y los europeos tienen que hacer esfuerzos para llegar a acuerdos que permitan que salga el grano ucraniano del país por Odessa, con la constancia de que ha disminuido mucho su producción y si no se exporta afectará al mundo entero por el efecto acordeón. El desbloqueo del Mar Negro resulta determinante, aunque haya que quitar las minas de sus aguas y organizar convoyes que protejan a los cargueros. Otras maneras de ayudar es parar la producción del biofuel o tratar de alimentar a los animales con otros productos – en China el año pasado se importaron 28 millones de toneladas de maíz para alimentar a los cerdos, en Europa el 40% del trigo y los Estados Unidos un tercio del maíz producido se lo comen los animales -, aunque crezcan más despacio. Si no se toman medidas la cifra de migrantes se incrementará porque en sus países no encuentran el alimento necesario para vivir y el Banco Mundial considera que el mundo ha reducido su riqueza en un 1%, una cifra insignificante para los países ricos pero trágica para los que ya estaban en peores condiciones. No olvidemos que muchas revoluciones mundiales, como la francesa, empezaron por la falta de pan

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