El drama de la emigración

No dejan de aparecer noticias en los medios de comunicación de personas que afrontan la muerte con tal de huir de los países que les vieron nacer. Los motivos suelen ser políticos, por el miedo a represalias, o económicos, por la ilusión de alcanzar una mejor vida. Mientras esto ocurre, Inglaterra acaba de anunciar que frenará la llegada de miembros de la Unión Europea a su territorio, Suiza ha celebrado un referéndum en el que ha triunfado el recorte a la entrada de extranjeros, en Francia, el partido de extrema derecha gana simpatizantes porque se demuestra contrario a los emigrantes y las promesas de Obama de legalizar a los 12 millones de ilegales en los EEUU, no se han cumplido.

Hace unos días, los africanos que contemplan la añorada Europa desde la cercanía de Ceuta y Melilla, intentaban una entrada masiva con consecuencias fatales para algunos. La isla de Lampedusa y el gobierno italiano ven llegar por miles a los libios y a los sirios que huyen de la guerra civil en la que están inmersos y que ha destrozado su país. Las fotos que nos llegan de sus ciudades dan la idea de que tardarán muchos años en ponerse en pie con lo que los campamentos de refugiados, donde ya se alojan millones de sirios, supondrán una solución a largo plazo.

El fenómeno norteamericano tiene sus connotaciones específicas pues los Estados Unidos se han convertido en El Dorado de las naciones hispanas que se sitúan al sur de sus fronteras, especialmente México. Las cifras que maneja el gobierno de Obama son escalofriantes pues confiesa haber expulsado del país a 400.000 personas en el 2013, dos tercios en la frontera, cuando trataban de entrar, pero el resto del interior del país. Hay muchos casos que claman al cielo pues llegaron de niños y llevan viviendo ilegales más de 20 años en los que se han casado y han tenido hijos, unas circunstancias que no impiden que los deporten a la frontera mejicana sin papeles, sin dinero y algunos sin hablar español.

¿Dónde está la solución? Los cristianos hablamos de acoger a los hermanos que llegan a nuestras tierras y facilitarles la vida pero ¿pueden los países ricos de occidente acoger a los millones de africanos o de hispanos que quieren dejar sus tierras? ¿pueden los Estados Unidos absorber 300.000 nuevos habitantes anuales y la UE millones de sirios y de africanos? Cuando yo era joven eran los chinos los que querían entrar en Hongkong pues veían la diferencia de la ciudad con su régimen comunista. Para que no lo hicieran se levantaron vallas e impedimentos miles pues la densidad de población del enclave británico no daba para más. Hoy China se ha preocupado de que crezca económicamente esa zona y ya nadie piensa en emigrar.

Los últimos estudios económicos hablan de que la mayoría de los países africanos han encontrado petróleo lo que supone un buen empujón para sus bolsillos. Por otro lado, ya hay más del 10% de su población con estudios de grado medio lo que posibilita la apertura de fábricas, que están huyendo de Asia por su mano de obra más cara, creando empleo.

Más complicado me parece el tema sirio y el norteamericano. El primero porque sigue la guerra y cuando acabe llevará tiempo volver a poner las cosas en su sitio. En cuanto a México, es una nación que crece de manera espectacular pero sigue teniendo el problema de que la riqueza no llega a las capas inferiores de la sociedad. Hace unos años a la pregunta ¿qué quieres ser de mayor? los niños marroquís contestaban que su meta era convertirse en emigrante, una respuesta parecida es la de los mejicanos que viven en los territorios cercanos a la frontera de los Estados Unidos. El tema se complica cuando se abre la mano en la temporada de recogida de fresas o espinacas pues, cuando se acaba ese empleo, los que han entrado intentan quedarse pues han saboreado unas mieles que desconocían.
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