La intermediación

En la zona en la que vivo, hay una calle con numerosos comercios pequeños que gozan de la clientela de la zona a la que conocen. Durante muchos años, al pasar por delante del escaparate de una agencia de viajes podíamos soñar con lugares exóticos y fantásticas vacaciones pero hace unos meses, echó el cierre y nos dejó sin ilusiones. Pregunté a la dueña por los motivos y me dijo que cada día hay más personas que escogen sus vuelos y hoteles por internet pues se ahorran los intermediarios, a la par que buscan las mejores ofertas. Unos meses antes le había pasado lo mismo a una tienda de alquiler de videos pues la oferta televisiva y el pirateo, eran tan amplios, que no se podía competir.

Acabo de leer una noticia que describe el apogeo de la oferta de particulares en numerosas ciudades del mundo. Es algo que empieza pero ya hay 250.000 habitaciones disponibles en 30.000 ciudades, además de barcos, coches, motos, plazas de aparcamiento… Para las personas muy sociales, conocer a los dueños de la casa donde alojarse es un añadido atractivo, otros lo consideraran un fastidio. Los que ofrecen y los que buscan se pueden encontrar en varias páginas de internet, abiertas para este servicio con coste cero, porque se sufragan los gastos con la publicidad.

Hoy se puede vender todo por internet. Los muebles, la cuna que ya no hace falta, la cámara de fotos que no se utiliza, una bicicleta… pues se encuentran personas que buscan lo que otros desechan. Es un problema de encontrar un precio que sea conveniente para las dos partes.

Todavía es algo que empieza ya que no todo el mundo goza de internet y la gente es temerosa de lo nuevo, sobre todo en lo que respecta a dar los datos de tarjetas de crédito o hacer transferencias sin seguridad. Aunque hay estafas, parece que el porcentaje es muy bajo, con lo que seguirá prosperando este camino.

Uno de los problemas es que los gobiernos se quieren llamar a la parte y cobrar impuestos por esas transacciones, algo justo siempre que no sean cantidades exorbitantes.

Cuando leía estos datos pensé en nuestra Iglesia Católica. Tengo la impresión de que muchos fieles rechazan la intermediación del sacerdote o religioso y pretenden mantener línea directa con Dios o no les interesa esa página y la cierran. Lo malo es que a muchos, dentro del primer grupo, nadie les ha enseñado a orar pues el cristianismo de su infancia y adolescencia, consistía en ir a misa los domingos y acaban por dejarlo.

Parte de la nueva evangelización es ofrecer una ayuda, para los malos momentos que todos tenemos, sin que parezca intromisión. Pero la mejor aportación es enseñar a rezar y luego dar un paso atrás, porque será Dios mismo, que no necesita intermediarios para hablar con sus hijos, el que vaya enseñando el camino por el internet de la vida, al que se pone en sus manos.
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