El protocolo irlandés

Estamos escuchando estos últimos días que los ingleses quieren romper el protocolo irlandés que habían firmado con la Unión Europea con la defensa de que pone en peligro el frágil equilibrio entre el Ulster en el norte y la República de Irlanda en el sur que se firmó en el Viernes Santo de 1998. La verdad es que nos encontramos con muchos problemas juntos: la ilusión de unos por unificar todo el país y los deseos de los otros de seguir perteneciendo a Gran Bretaña, pero en el fondo planea un tema religioso, protestantes contra católicos, que ha derramado mucha sangre en el pasado y que ha vuelto a explotar en marzo de este año, demostrando que el legado de la ira alimentada durante centurias, sigue vivo

            Un pequeño colegio cercano a la costa de Escocia, Seaview en Glenarm, ha decidido dejar la educación católica vigilada por el Estado y los obispos irlandeses para apostar por una escuela integrada con la intención de conseguir profesores y alumnos de las dos confesiones religiosas. El tema que plantea este colegio es quienes deben educar a los niños del Ulster cuando el 50% de los alumnos siguen el sistema en colegios católicos y cerca de ese porcentaje en las instituciones públicas. Sólo 7% de los niños asisten a colegios integrados y otro 2% a escuelas gaélicas

            El problema de estas cifras, añadido a la segregación de las calles, supone que rara vez un niño católico se encuentra con uno protestante, ya que incluso si frecuentan las aulas integradas cuando vuelven a casa se encuentran con vallas que separan las zonas y grupos paramilitares que patrullan las aceras. El intento del gobierno del Ulster de crear nuevos colegios integrados se ha encontrado con una doble oposición: el partido Democratic Unionist, el mayor de los que defienden la unión con Gran Bretaña que considera un ataque contra la libertad a los padres de escoger el colegio para sus hijos y por otro lado el Sinn Fein, que representa un gran porcentaje de votos a los que aspiran una unión con Irlanda del sur, que no ve con agrado que estos colegios no impulsen el idioma gaélico, las costumbres y los deportes irlandeses.

            En estos momentos los colegios que existen pueden optar por escoger el camino haciendo un referéndum entre los padres por el sistema que quieren adoptar. En dos pequeñas escuelas católicas el referéndum dio como resultado no hacer cambios, un final semejante se espera en los grandes colegios católicos de la nación. Lo cierto es que los colegios públicos en que los niños pasan exámenes competitivos para poder ingresar se encuentran entre los mejores, pero los católicos han conseguido que, en las áreas con mucha pobreza, haya un gran porcentaje de alumnos que mantienen los estudios con lo que consiguen movilidad social y son muy bien considerados

            El obispo de Derry defiende que “todos estamos buscando encontrar un sitio en la mesa común” y los colegios católicos ponen de su parte, incluso compartiendo clases con colegios protestantes de la zona. Ni los unos ni los otros añaden yesca a la pira, pero forman parte de un sistema de ignorancia mutua y de prejuicios ancestrales. Un ejemplo que demuestra cómo andan las cosas, lo cuenta un teólogo católico Padraig O Tuama en Belfast. Sucedió durante una clase de religión en la que una niña levantó la mano para preguntar los motivos que tuvo el buen Dios para crear protestantes. Y nos hace cuestionarnos ¿Qué cosas habrá escuchado esta niña en casa?

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