Me duelen los dolores

Jesús Mauleón, poeta y cura
20 may 2015 - 12:03

Me duelen los dolores de este burgués airado,

escritor iracundo, iconoclasta,

intransigente transgresor, transido

de no sé qué cuchillos que desgarran

las telas delicadas de su infancia.

Su ciudad era estrecha y atufada de hediondos

miasmas de luto, bultos

de clerigalla medieval y altiva.

Cualquier rincón, cualquier negro tugurio

le levanta una pira de rencores.

Si por azar pisare

el polo de la gente, hallará helado

una glacial indiferencia;

pero sus ojos, su nariz descubren

una bandada torva de cuervos enemigos,

de beodos

tristes y arrufianados, con las navaja

y el vituperio al cinto,

y una legión oculta y alevosa

de castradores disfrazados.

Me duelen los dolores del escritor airado

tal vez contra sí mismo, quizá contra la casa

en que doró sus horas infantiles, contra

la niñera indulgente

en cuyo magro sueldo entraba

reír sus travesuras y llenarlo de besos,

o contra las criadas,

severo el uniforme e impecable

la albura de su cofia,

que ventilaron los espacios generosos,

plegaron sus camisas, adensaron

de exquisitos olores su cocina,

le sirvieron la mesa

en porcelanas finas de una ciudad lejana,

se deslizaron por los suelos de su casa

sin romper nunca un plato ni quebrantar las normas

de una familia con principios.

Al fondo estaba el padre

con su conciencia y su riñón cubiertos

de un negocio anchuroso y saneado.

Me duelen los dolores

de este pobre infeliz

que del vacío acopia tantas quejas

contra la vida.

A otros la infancia pobre y una casa

con el pan necesario, la fogata en invierno y un amor de ricos

no les dio para el lujo de la ira.

Tuvieron campo, juegos, calles,

vida de sol a sol.

Escuela, libros, versos y pizarras

les parecieron dones añadidos

y una fastuosa fiesta de futuros felices.

Nunca entendí la ira de este escritor airado.

(De Apasionado adiós, Madrid, 2013).

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