"Joan Enric presidió dos días la Eucaristía, pidiendo paz para Ucrania" Ejercicios espirituales con el arzobispo Joan Enric Vives y los presbíteros de Urgell

El arzobispo Joan Enric Vives con el papa Francisco
El arzobispo Joan Enric Vives con el papa Francisco

"Del 21 al 25 de este mes de febrero, he tenido el gozo de acompañar en los ejercicios espirituales a los sacerdotes de la diócesis de Urgell, presididos por su arzobispo Joan Enric Vives"

"Los hemos hecho en la casa de espiritualidad del Santo Cristo de Balaguer. Cabe destacar el interés pastoral del arzobispo Joan Enric, siempre atento, solícito y cercano a sus sacerdotes"

"Joan Enric presidió dos días la Eucaristía con el formulario por la paz, pidiendo este don del Señor para Ucrania y nos animó a pedir al príncipe de la paz. Cabe recordar que en la diócesis de Urgell existe una numerosa comunidad greco-católica ucraniana"

"Durante estos días hemos vuelto a reencontrar ese primer amor, cuando fuimos llamados a seguir el Señor. Un amor que a veces, con el paso del tiempo, se puede enfriar, debilitar o incluso, acabar"

"Doy gracias a Dios por estos días"

Del 21 al 25 de este mes de febrero, he tenido el gozo de acompañar en los ejercicios espirituales a los sacerdotes de la diócesis de Urgell (y uno de la diócesis de Sant Feliu de Llobregat), presididos por su arzobispo Joan Enric Vives. Han sido unos días en los que hemos compartido fraternalmente la oración litúrgica y personal, unos temas de reflexión, el silencio, las comidas. Han sido unos días intensos de fraternidad y de comunión, en los que yo mismo, con este grupo de 20 sacerdotes, y con su arzobispo a la cabeza, hemos vivido la experiencia de Dios, aparcando las prisas de cada día y el trabajo pastoral de estos presbíteros, un trabajo intenso y abnegado.

Santo Cristo de Balaguer
Santo Cristo de Balaguer

Los ejercicios los hemos hecho en la casa de espiritualidad del Santo Cristo de Balaguer, capital de la comarca de la Noguera, con una vista espléndida de esta ciudad, con el río Segre a nuestros pies y con la majestuosa sierra del Montsec.

El ritmo de silencio y de oración han marcado estos ejercicios. Cabe destacar el interés pastoral del arzobispo Joan Enric, siempre atento, solícito y cercano a sus sacerdotes, ya que cada año ofrece a los presbíteros (y diáconos) de la diócesis de Urgell, la posibilidad de unos días de reflexión, de plegaria y de escucha de la palabra del Señor.

Estos sacerdotes, jóvenes unos, otros de mediana edad y otros ya ancianos, viven con ilusión y con pasión su misión pastoral, a pesar las dificultades del momento y de la dispersión y la lejanía de las parroquias, pueblos pequeños, distantes unos de otros. Por eso es tan importante que dos veces al año, en invierno y en verano, el arzobispo Joan Enric anime a sus sacerdotes a dedicar cinco días a la oración, a cargar las pilas y a ponerse a la escucha del Señor.

El arzobispo Joan Enric ha querido acompañar presencialmente a sus sacerdotes con su afecto, su solicitud y su celo pastoral. Los que ya le conocemos (yo recibí de sus manos la ordenación sacerdotal), sabemos que es un pastor cercano, amable y afable, con sentido del humor (cosa muy importante en un obispo), nada distante, sino todo lo contrario: padre y a la vez amigo de sus sacerdotes. Ha sido él quien ha presidido cada día la Eucaristía y también el Oficio de Lecturas, Laudes, Vísperas y Completas, en la capilla, de esta casa de espiritualidad, sencilla y a la vez, acogedora y de una gran belleza. Cada día, también hemos tenido un tiempo de adoración delante del Santísimo, a excepción del miércoles, que tuvimos la celebración del sacramento de la reconciliación, para que los sacerdotes que quisiesen, pudiesen recibir el perdón del Señor.

Santuario del Santo Cristo de Balaguer
Santuario del Santo Cristo de Balaguer

Siempre atento a la realidad y al dolor de los que sufren, el arzobispo Joan Enric presidió dos días la Eucaristía con el formulario por la paz, pidiendo este don del Señor para Ucrania y nos animó a pedir al príncipe de la paz, que rezásemos para que esta guerra termine ya. Cabe recordar que en la diócesis de Urgell existe una numerosa comunidad greco-católica ucraniana, sobre todo en la ciudad de Guissona, donde su párroco, mossèn Ramon Balagué, dejó una tarde los ejercicios y se unió a los ucranianos que viven en esta villa, mostrándoles su afecto, su solidaridad y su oración en estos momentos de angustia. Este sacerdote, como los demás, vive enraizado en la realidad de su gente. Y por eso sufre con los ucranianos que viven en Guissona. En este municipio de la Segarra, una de cada siete personas proviene de Ucrania. Y es que de los 7435 habitantes, 1064 son de origen ucraniano, en una población en la que conviven 53 nacionalidades.

La liturgia en estos días de ejercicios, preparada con esmero por mossèn Emili Villegas, delegado diocesano de liturgia, nos hacía entrar (y participar) en el misterio de Dios, que habla y escucha la oración de su pueblo. Mossèn Benigne Marquès, archivero y canónigo de la catedral de la Seu d’Urgell, nos acompañaba en los cantos con un órgano electrónico y el ritmo de los salmos y del silencio, nos permitía vivir el contacto con el Señor.

El arzobispo Joan Enric ha acogido sacerdotes jóvenes que han venido de Colombia, de Sri Lanka y a un diácono de Filipinas. Y es que así como ha habido sacerdotes de la diócesis de Urgell que han estado en Latino-américa o en África, el arzobispo Joan Enric, mostrando la universalidad de la Iglesia, tiene estos colaboradores (además de los sacerdotes nacidos en Cataluña), venidos de otras zonas del mundo.

Iglesia de Santa Maria de Balaguer.
Iglesia de Santa Maria de Balaguer.

He visto sacerdotes ancianos como mossèn Josep Geethafonkalan (de padre alemán) o mossèn Benigne Marquès, que son ejemplos, de años y años, de fidelidad al Señor. Sacerdotes de mediana edad, como mossèn Ramon Balagué y su hermano, Pere (arcipreste de la Val d’Aran), Josep Mª Mauri, vicario general, un hombre inteligente y de gran valía o Joan Pujol (hermano del arzobispo emérito de Tarragona, Jaume Pujol), capellán de las clarisas de este santuario del Santo Cristo y que además tiene encomendadas algunas parroquias. Y finalmente hay también sacerdotes jóvenes, bien preparados, como mossèn Emili Villegas, delegado de liturgia, o los colombianos, Alfons Velázquez, vicario de Balaguer y encargado de diversas parroquias; Luis Miguel Sánchez o Joan Pau Esteban, entre otros. Cabe destacar que estos jóvenes sacerdotes venidos de fuera de Cataluña, han entendido que habían de hacer suya la lengua y la cultura de Cataluña, ya que (a diferencia de lo que pasa con los sacerdotes del País Valenciano), no es el Pueblo de Dios quien debe hablar la lengua de sus pastores, sino que son éstos los que (porque vienen de fuera), han de aprender la lengua de las comunidades que sirven.

La valentía de estos sacerdotes nacidos fuera de Cataluña que, como Abraham, se han fiado de Dios y han dejado su familia y su país, es encomiable. Y más si cabe, por el hecho que acoger hoy la llamada del Señor y seguirle, gozosos y esperanzados, donde él los llama, no es nada frecuente. Cabe destacar también la acogida fraterna, solícita y llena de amor, que estos jóvenes han recibido del arzobispo Joan Enric Vives y de los sacerdotes nacidos en esta diócesis. He podido comprobar que todos ellos, con el arzobispo de Urgell a la cabeza, forman una familia que se ama y que trabaja con esperanza, sembrando la semilla del Evangelio, sin ninguna diferencia entre los presbíteros nacidos en Cataluña y los que han llegado de otros países.

También quiero hacer notar de nuevo, la cercanía del arzobispo Joan Enric y su trato amable y afable con todos los sacerdotes. Lo vi de una manera particular en el diálogo que el jueves por la noche, después de cenar, tuvimos con él. Fue una tertulia en la cual el arzobispo contestó, con sencillez y confianza, todas las preguntas que los sacerdotes diocesanos le hicieron. Y también lo vi en el almuerzo del viernes, cuando finalizamos los ejercicios espirituales, ya que las otras comidas las hacíamos en silencio, mientras uno de los sacerdotes leía diversos textos sobre el Sínodo y también algún fragmento del libro (tan interesante), del cardenal Ricardo Blázquez, “Meditaciones sobre la ordenación de presbíteros”.

El río Segre en Balague
El río Segre en Balague

Durante estos días hemos vuelto a reencontrar ese primer amor, cuando fuimos llamados a seguir el Señor. Un amor que a veces, con el paso del tiempo, se puede enfriar, debilitar o incluso, acabar. Nos hemos abierto a acoger la llamada que el papa ha hecho a los presbíteros (en el congreso sobre la vocación sacerdotal y la formación de los seminaristas) a vivir la proximidad con Dios, con el obispo diocesano, entre los mismos presbíteros y con el pueblo que se nos ha confiado.

La disponibilidad y la generosidad del arzobispo Joan Enric con los sacerdotes, también la experimenté yo, ya que se ofreció a acompañarme con su coche, de vuelta al monasterio. Tuve que declinar (y agradecer su oferta), ya que yo ya había quedado con mossèn Ramon Balagué, que él me llevaría hasta Guissona y allí vendría a buscarme el P. Xavier Poch, monje de Montserrat.

Doy gracias a Dios por estos días que he pasado con los presbíteros y con el arzobispo de Urgell, acompañándoles en los ejercicios espirituales.

Primero, Religión Digital
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