La profecía de Ratzinger Una Iglesia más pequeña

Una Iglesia más pequeña
Una Iglesia más pequeña

"Según el Mapa Religiós, Catalunya ha perdido 161 templos católicos en un año. la religión católica tiene 5795 centros de culto"

"Es muy evidente que estamos viviendo una reducción de centros de culto y del número de comunidades religiosas. A nivel del estado español la situación es parecida"

"Con visión profética, el joven sacerdote Joseph Ratzinger, en diciembre de 1969, ya preveía esta disminución en el seno de la Iglesia. Decía que la Iglesia se convertiría 'en una Iglesia de los más pequeños'"

"Los cristianos hemos de vivir el presente con esperanza, como nos pide el papa Francisco y creer que el Reino de Dios, como Jesús mismo nos dijo, es semejante a un grano de mostaza, la más pequeña de las semillas"

Así es el presente y así será el futuro de la Iglesia, con comunidades cada vez menos numerosas y más pequeñas. Esta realidad se ve confirmada por el último informe de la Direcció General d’Afers Religiosos de la Generalitat de Catalunya. Así, según el Mapa Religiós, Catalunya ha perdido 161 templos católicos en un año. Cabe recordar que el Principado tiene actualmente 7275 centros de culto de las 15 tradiciones religiosas diferentes, según recoge la Direcció General d’Afers Religiosos de la Generalitat de Catalunya.
Según este Mapa Religiós, la religión católica tiene 5795 centros de culto, un 80% del total y es la confesión religiosa que más templos ha perdido el último año, con 161 centros menos.

Esta disminución de los centros católicos de culto, así como el número de conventos y de monasterios, que también ha disminuido, y el número de monjes y religiosas (menos numerosos que hace unos años), tiene diversas causas.

De hecho, es muy evidente que estamos viviendo una reducción de centros de culto y del número de comunidades religiosas. Así, y sólo en la ciudad de Lleida, se han marchado las Hijas de la Caridad, presentes en la capital del Segrià desde el siglo XVIII, las Carmelitas del P. Palau y los Franciscanos. También han dejado Almacelles, los Hermanos de San Juan de Dios; las Hijas del Corazón de María han dejado la Pobla de Segur y los Hermanos de la Salle se han ido de Mollerussa. Y sólo en Manresa, han marchado las Hermanitas de los Pobres, los Capuchinos, las Siervas del Sagrado Corazón y las Paulas. También de Girona se han ido las Carmelitas Descalzas de Montilivi y los Dominicos y las Clarisas Capuchinas y en la ciudad de Solsona no queda ninguna de las comunidades religiosas que habían hace unos años.

También a nivel del estado español la situación es parecida (Religión Digital, 30 de octubre de 2022). Así, la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas de hace 40 años, dibujaba un país católico, con el 90,2% de la población, mientras que actualmente, el 60,9% de los españoles aseguran que no van casi nunca a misa, si no es con ocasión de bautizos, comuniones o funerales. El CIS de 2019 afirmaba que un 66,9 de los españoles se definía católicos, aunque sólo el 12,2% de ellos acudían a los oficios religiosos todos los domingos y festivos y apenas un 2,4% lo hacía varias veces a la semana. Por otra parte, en 1980 el 98,3% de lo matrimonios lo hacían por la Iglesia y en la actualidad cada vez son menos las parejas que se casan en la iglesia.

Con visión profética, el joven sacerdote Joseph Ratzinger, en diciembre de 1969, ya preveía esta disminución en el seno de la Iglesia. El entonces joven teólogo Ratzinger, dio unas conferencias radiofónicas que más tarde fueron publicadas en el libro, “Fe y futuro”. Al final de su libro, Ratzinger se hacía la pregunta: ¿cómo será la Iglesia del año 2000? Y Ratzinger se respondía a sí mismo así: “De la crisis actual emergerá una Iglesia que habrá perdido mucho. Será más pequeña y habrá de recomenzar casi desde el principio”. Ratzinger añadía aún, con relación al futuro de la Iglesia: “Ya no será capaz de habitar en muchos edificios que había construido en tiempos de prosperidad”, como podemos ver en relación a la reducción de los centros de culto en Cataluña,“ya que el número de sus fieles, disminuirá” y por eso “perderá también gran parte de los privilegios sociales”.

Lejos de caer en un cierto pesimismo, Razinger decía que, “no obstante eso, la Iglesia encontrará de nuevo y con toda la alegría, lo que le es esencial, lo que siempre ha sido su centro: la fe en el Dios Uno y Trino”.

Ratzinger, el futuro cardenal y obispo de Roma, decía el año 1969, que la Iglesia, “cuando pase la prueba, se convertirá en una Iglesia más simplificada”, para volver “a comenzar de nuevo en pequeños grupos, a través de movimientos y de una minoría que volverá a poner la fe y la oración en el centro de la experiencia”, convirtiéndose en una Iglesia “pobre”, que será “la Iglesia de los humildes”.

Ratzinger decía que la Iglesia en el futuro sería “más espiritual”, y que no se apropiaría “un mandato político, coqueteando ahora con la izquierda, ahora con la derecha”, como pasó con la Iglesia española durante el nacional-catolicismo.

Ratzinger decía también que los hombres “descubrirán en el pequeño rebaño de creyentes, como una realidad completamente nueva, como una esperanza y una respuesta para los que siempre han estado buscando en secreto”.

Ratzinger, que acertó el futuro de las comunidades cristianas, como lo podemos comprobar actualmente, decía que la Iglesia se convertiría “en una Iglesia de los más pequeños”. Y Ratzinger añadía que la Iglesia se enfrentaría “a tiempos muy difíciles, con convulsiones terribles”. Pero al final “quedará la Iglesia de la fe”, que será vista “como la casa del hombre, donde siempre se encuentra la vida y la esperanza, más allá de la muerte”.

Los cristianos hemos de vivir el presente con esperanza, como nos pide el papa Francisco y creer que el Reino de Dios, como Jesús mismo nos dijo, es semejante a un grano de mostaza, la más pequeña de las semillas. Jesús no comparó el Reino ni a un roble ni a una palmera. Por eso los cristianos miramos el presente y el futuro de la Iglesia con confianza, sabiendo que nuestra fuerza no nos viene de nosotros sino que nos viene del Señor.

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