"Jordi Pasarrodona, la voluntad de cambiar y de comenzar de nuevo" Josep Miquel Bausset: "Pedir perdón en nombre de mi abuelo"

Jordi Pesarrodona
Jordi Pesarrodona

"Fue impactante el testimonio valiente de Jordi Pasarrodona, exconcejal de la ciudad catalana de Sant Joan de Vilatorrada, en una entrevista a la revista Catalunya Cristiana"

"Jordi supo que su abuelo había represaliado al abuelo de Quim Eloi y pidió perdón en su nombre"

"Este testimonio valiente muestra que solo el perdón, escuchar a la víctima y la búsqueda de la verdad, cura las heridas. Y que por el contrario, el resentimiento envenena los corazones"

"Los cristianos veneramos y amamos el Padrenuestro. Es por esa oración que me sorprendieron, hace unos años, las declaraciones a la prensa del Sr. Carlos Fabra, que se saltaba el pasaje del perdón. Nunca perdonaría"

"Y es que el perdón, como defiende Jordi Pasarrodona, es la esperanza de los creyentes, porque vence el odio y el mal. Como dijo Martin L. King, El que es incapaz de perdonar, es incapaz de amar"

Fue impactante el testimonio valiente de Jordi Pasarrodona, exconcejal de la ciudad catalana de Sant Joan de Vilatorrada, que en una entrevista a la revista Catalunya Cristiana (31 de mayo de 2020) recogía la intervención de Pesarrodona en el ciclo, “Memoria, resilencia y superación de sentimientos de guerras y dictaduras”, un acto organizado por la Fundación Pere Tarrés y la Fundación Carta de la Pau dirigida a la ONU.

En esta entrevista, Jordi Pesarrodona comentaba un hecho que le dejó impactado: por medio del historiador Quim Eloi (responsable de Memòria Històrica del Bages) Jordi Pesarodona supo que su abuelo había represaliado al abuelo de Quim Eloi. Militante de la CNT durante la guerra civil y miembro del comité revolucionario de la comarca catalana del Bages, como declaraba Jordi Pesarrodona, su abuelo, conocido con el nombre de “comecuras”, fue el responsable directo, a principio de la guerra civil, del asesinato de 8 o 9 personas de Sant Joan de Vilatorrada, gente acomodada, de derechas y católica. Jordi Pesarrodona, que también ha conocido al hijo de otro de los hombres asesinados por su abuelo, declaraba en esta entrevista a Catalunya Cristiana, que cuando supo el comportamiento de su abuelo se quedó de piedra. Y decía, con valentía: “La única opción que tengo es escuchar a los otros testimonios y pedir perdón en nombre de mi abuelo”, añadiendo aún: “Este es el paso que necesitamos para sentirnos liberados”.

Este testimonio valiente de Jordi Pesarrodona, muestra que solo el perdón, escuchar a la víctima y la búsqueda de la verdad, cura las heridas. Y que por el contrario, el resentimiento envenena los corazones.

Los cristianos veneramos y amamos el Padrenuestro con un afecto especial, una oración que Jesús enseñó a sus discípulos, donde pedimos a Dios que nos ayude a construir su Reino, así como también que nos dé el pan que hemos de saber compartir y el perdón: el de Dios y el que nos hemos de dar los unos a los otros.
Es por esa oración (donde pedimos el perdón a Dios y a los hermanos) que me sorprendieron, hace ya unos años, las declaraciones a la prensa de quien fue presidente de la Diputación de Castelló, el Sr. Carlos Fabra, por el hecho que dijo: “Cuando rezo el Padre nuestro y llego al pasaje “perdónanos nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, me lo salto. Yo no perdono a los que me han hecho vivir un auténtico calvario. No los perdonaré en mi vida”.

Jordi Pesarrodona
Jordi Pesarrodona

El filósofo y teólogo Francesc Torralba, a propósito del perdón, recomendaba el libro de Vladimir Jankélevitch, “Le pardon”, como el mejor texto sobre este tema. Torralba hacía referencia a Hannah Arendt, que reconocía que Jesús de Nazaret era el “lugar del perdón en la defensa de los asuntos humanos”, ya que es el perdón “el que tiene el poder de romper el ciclo de la venganza”. Según Arendt, discípula predilecta del filósofo Martin Heidegger, “el perdón actúa siempre de nuevo”, porque expresa “la voluntad de cambiar y de comenzar de nuevo”, una actitud propia de los seres humanos.

Y es que el perdón, como defiende Jordi Pesarrodona, es la esperanza de los creyentes, porque vence el odio y el mal. El perdón es siempre fuente de alegría y de renovación interior y también fuente de salud, como lo expresaba sabiamente mossèn Ballarín. En una entrevista que le hizo David Pagès en la revista Serra d’Or, mossèn Josep Mª Ballarín decía: “En este mundo hay una cosa muy importante que nace del Padrenuestro: que Dios nos salve del resentimiento. Se ha de olvidar y perdonar, no solo por santidad, sino también por comodidad. Si tienes resentimiento, lo pagas tu, más que el otro”. Y es verdad: el resentimiento hace más daño al que lo tiene, que a aquel a quien se odia, porque el resentimiento es siempre fuente de amargura y de fracaso.

También la escritora Mª Mercè Roca, en su novela “Al final t’agradaré”, hace una reflexión sobre el perdón, “un tema universal”, como decía ella hace unos meses (Diari de Girona, 4 de juny de 2020). Esta escritora catalana plantea en esta novela, “la posibilidad o no de perdonar y de ser perdonado y como nos enfrentamos a la necesidad de pedir perdón y a la posibilidad de darlo o no”. Por eso Mª Mercè Roca se pregunta “¿quién es más fuerte, quien pide perdón o quien perdona?” y también “si se puede perdonar todo”.

Jordi Pesarrodona
Jordi Pesarrodona

San Pablo expresaba de esta manera la actitud del cristiano que quiere ser fiel al Evangelio: “Revestíos de sentimientos de bondad, de mansedumbre, de paciencia; soportaos unos a otras y perdonaos mutuamente si alguien tiene contra otro un motivo de queja; tal como el Señor os perdonó, hacedlo también vosotros” (Col 3: 12-13)

El perdón y el amor (que son como las dos caras de una misma moneda) han de ser los distintivos de los seguidores de Jesús de Nazaret y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Solo perdonando y amando, los cristianos haremos creíble nuestra fe. Si no, todo serán palabras vacías y discursos sin contenido.
Como ha dicho el teólogo vasco Joseba Andoni Pagola, “La negación del perdón nos parece la reacción más normal e incluso la más digna ante la ofensa, la humillación o la injusticia. Pero no es eso lo que humaniza el mundo. Una pareja sin comprensión mutua se destruye. Una familia sin perdón es un infierno. Una sociedad sin compasión es inhumana”.

Cuentan de un padre del desierto que decía a su discípulo: “Tu amor será como el de Dios, cuando en tu corazón hayas perdonado a tu hermano, incluso antes que él te haya pedido perdón”. Solo así podremos construir un mundo en paz y más humano. Y es que como dijo Martin L. King, “El que es incapaz de perdonar, es incapaz de amar”.

Como decía muy acertadamente el periodista Sebastià Alzamora en relación a la portada de la revista Charlie Hebdo después de los asesinatos terroristas, “El perdón, sobre todo en los momentos más difíciles, es el primer signo, no tan solo de civilización, sino de humanidad”. Y el papa Francisco, en su mensaje con motivo de la Jornada Mundial de Migrantes y Refugiados, nos dice: “Solo con una escucha humilde y atenta podremos llegar a reconciliarnos de verdad”. Y es que como nos ha dicho el papa, “gracias a esta escucha, tenemos la oportunidad de reconciliarnos con el prójimo, con tantos descartados, con nosotros mismos y con Dios, que nunca se cansa de ofrecernos su misericordia”. Por eso es tan importante el testimonio de Jordi Pesarrodona y la reflexión que hace Mª Mercè Roca en su novela.

Artículo
Artículo

Etiquetas

Volver arriba