"7 claves espirituales y 3 oportunidades que configuran el acercamiento cristiano al debate de la ecología, según Jaime Tatay" Josep Miquel Bausset: "El clamor de la tierra"

Jaime Tatay
Jaime Tatay

El profesor Tatay, que imparte las asignaturas, Ecología, Ética y Doctrina Social de la Iglesia, Cristianismo y Ética Social y también Medioambiente y Sostenibilidad, hizo en esta magnífica conferencia en la Facultad de Teología de València

Al principio, la Iglesia vio con desconfianza el nacimiento del movimiento ecologista, incluso lo miró con sospecha

Pero aquella primera distancia se ha convertido en 'sintonía' entre el movimiento ecologista y las religiones, con un diálogo profundo y fructífero

Nos presentó "siete claves religiosas, que desde la Biblia y el Magisterio" nos permiten entrar en contacto con el movimiento ecologista

Expuso, además, las tres oportunidades (o retos) que plantea "la cuestión ecológica a la fe cristiana: la oportunidad pastoral, que nos permite acceder a nuevos areópagos, la oportunidad teológica, para redescubrir la Escritura, la Tradición y el Magisterio y finalmente la oportunidad espiritual, para actualizar la fe"

Este fue el título de la conferencia (que pude seguir en directo por internet), que el jesuita Jaime Tatay, profesor de la Universidad Pontificia de Comillas, hizo en la Facultad de Teología de València el pasado 10 de diciembre.

La conferencia del P. Jaime Tatay, la última del curso de Formación Permanente, 2020-2021, fue realmente muy interesante y por eso quiero compartir las líneas básicas de lo que expuso este jesuita.

El P. Tatay comenzó su conferencia exponiendo el tema de la ecología y el movimiento ecologista, una cuestión, como dijo el P. Jaime Tatay, “nueva y antigua”, ya que en 1970, ahora hace cincuenta años, “las Naciones Unidas declararon el primer día de la Tierra”. Y es que ya entonces “se tomó conciencia, que las dinámicas del ser humano estaban ocasionando problemas que a largo plazo podían ser muy graves”, como “la contaminación y sus efectos perniciosos sobre la salud, el problema de la pérdida de especies, la desforestación, la sobrepesca o la erosión”.

Como recordaba el P. Tatay en su conferencia, “estas cuestiones se comenzaron a formular alrededor de los años cincuenta y sesenta, cuando apareció lo que hoy llamamos, la conciencia ecológica y el movimiento ecologista”, con la aparición de los partidos verdes, que recogieron las ideas y preocupaciones sobre la conciencia ecológica.

Como dijo el P. Jaime Tatay, “las religiones, al principio no vieron con simpatía esta cuestión y miraron con recelo y sospecha el movimiento ecologista”. Y si las religiones no sintonizaron con el movimiento ecologista, también éste vio en ellas, más un enemigo que un amigo. Esta postura de distanciamiento “fue cambiando dentro de las confesiones religiosas, con una clara evolución en los últimos cincuenta años”, como también el “movimiento ecologista varió su postura en relación a las religiones”. De hecho, “ahora hay una “sintonía” entre el movimiento ecologista y las religiones, “con un diálogo profundo y fructífero entre el “actor” ecologista y el “actor” religioso”.

Movimiento ecologista

En el quinto aniversario de la su publicación, el profesor Jaime Tatay nos recordó la encíclica Laudato si, donde el papa Francisco nos invita a “escuchar el clamor de la tierra y de los pobres”.

Después de esta introducción, el profesor Tatay nos presentó “siete claves religiosas, que desde la Biblia y el Magisterio” nos permiten entrar en contacto con el movimiento ecologista. Además, nos presentó las tres oportunidades (o retos) que plantea “la cuestión ecológica a la fe cristiana: la oportunidad pastoral, que nos permite acceder a nuevos areópagos, la oportunidad teológica, para redescubrir la Escritura, la Tradición y el Magisterio y finalmente la oportunidad espiritual, para actualizar la fe”.

Así, el movimiento ecologista, que antes se veía como una amenaza, con el paso del tiempo se ha convertido “en una gran oportunidad de tipo pastoral”, ya que “es como un gran areópago para acercarnos a la gente que no es de Iglesia”.

La segunda oportunidad, que el profesor Tatay llamó “teológica”, nace debido a las numerosas publicaciones en torno “a la cuestión ecológica, desde la Cristología, la Escritura o la Historia de la Iglesia”. Y es que la Teología, según afirmó el profesor Tatay, cada vez más “está reflexionando sobre la cuestión ecológica”.

La tercera oportunidad es la que el P. Tatay llamó, “espiritual”, ya que cada día “hay un interés creciente por parte de las tradiciones espirituales, por conectar con la nueva sensibilidad por el medio ambiente y por la justicia”. Y es que también ha crecido “la sintonía entre el movimiento ecologista y algunos aspectos de la espiritualidad”, como descubrir el Creador en la creación, tal como vemos “en la espiritualidad ignaciana o franciscana, que inspira la Laudato si”.

El profesor Tatay nos propuso también “siete claves espirituales que configuran el acercamiento cristiano a este debate de la ecología”.

Hemos de evitar la destrucción del planeta
Hemos de evitar la destrucción del planeta

La primera clave es la “humildad”, que el profesor Tatay contrapuso a la prepotencia. Por eso, “ante el mundo creado, con la criatura a la que se le ha dado la vida”, es necesario tener una actitud humilde. Y es que “el mundo creado es apasionante y la aparición de la vida y el origen del universo” y por esos pide una humildad por parte del hombre. Esta fue, como dijo el profesor Tatay, “la experiencia espiritual” que vivió Job ante las maravillas de la creación (Jb 38-39). Por eso, de la misma manera que “nos sobrecogemos ante la grandeza de Dios”, lejos de creernos omnipotentes, las religiones han apelado a la humildad.

La segunda clave que nos ofrecía el profesor Tatay era “el agradecimiento”, por el hecho que la vida es un don, como canta Mercedes Sosa o los tres jóvenes del libro de Daniel (3: 57-88). Por eso la Laudato si, como nos recordaba el profesor Tatay, nos pide una “contemplación agradecida del mundo” (LS 214). Un agradecimiento que es como “una vacuna contra la autosuficiencia”.

La tercera clave espiritual, importante en la Teología y en la sociedad, según el profesor Tatay, es “la reconciliación”, como nos recuerda la Laudato si (66), para así hacer posible unas relaciones con Dios, con el prójimo y con la Tierra. Y por eso después de las rupturas, estamos llamados a la reconciliación.

La cuarta clave espiritual es la “lucidez” o también, la “sabiduría”. El creyente está “llamado a ser sabio, a ser lúcido”, cosa que también pide el movimiento ecologista, que nos anima a “mirar más allá de nuestras pequeñas preocupaciones”.

Hemos de cuidar el planeta
Hemos de cuidar el planeta

La quinta clave es la “sobriedad” o “ascesis”, un valor que hoy es despreciado, ante un consumismo desenfrenado. Como decía el P. Jaime Tatay, la sobriedad “es una propuesta que no hace casi nadie”. Y por el contrario, las religiones nos invitan “a vivir de una manera sencilla, sobria”. Se trata de vivir con lo que es necesario, sin ostentaciones, sin lujos que escandalizan. Por eso, a partir de la Laudato si, el profesor Tatay nos recordaba el “santoral ecológico”, con San Benito, el padre de los monjes, San Francisco de Asís, San Buenaventura, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Lisieux y el Beato Carlos de Foucauld, citados por el papa Francisco en la encíclica Laudato si. Concretamente el P. Tatay citaba a San Benito, que hace quince siglos pedía a los monjes “vivir en comunidad”, con el característico “ora et labora”: la oración, el trabajo y la lectio, para de esta manera compartir, como hermanos, una “sana sobriedad” (Laudato si, 126). El profesor Tatay ponía el monje o la monja de clausura como “icono de la persona sostenible”, por el hecho que vive sobriamente, con lo que es necesario, sin cosas superfluas.

San Benito en su Regla, de una gran humanidad, huye de los excesos y llama al monje a vivir en la austeridad, la sencillez y la frugalidad, en un equilibrio entre la oración y el trabajo. Así, por poner solo unos ejemplos, en el capítulo 55 de la Regla de San Benito, el padre de los monjes establece que “cada monje puede arreglarse, efectivamente, con dos túnicas y dos cogullas, para que pueda cambiarse por la noche y para poder lavarlas.

Más de lo indicado sería superfluo y ha de suprimirse” (RB 55:10-11). San Benito también pide sobriedad en la comida, “ante todo se excluya cualquier exceso” (RB 39) y en la bebida, para que los monjes beban vino “con moderación” (RB 40). Por lo que se refiere al trabajo manual, San Benito quiere que el abad, “pensando en los más débiles, hágase todo con moderación” (RB 48). Y es que San Benito llama a los monjes a ser sencillos, para vivir con libertad, sin ataduras, sin estar enganchados a las modas o a acumular bienes.

La sexta clave que nos daba el profesor Tatay era “la acción-denuncia” enfrente de la indiferencia, tan extendida en nuestro mundo. Es ésta la “dimensión profética” del papa Francisco, cuando denuncia las injusticias, como hicieron los profetes y Juan el Bautista. Por eso “las religiones denuncian que el medio ambiente es un tema social, ya que si dañamos la tierra, estamos perjudicando a la gente más pobre”.

Finalmente, el profesor Tatay nos daba como séptima clave espiritual, la “integración”, enfrente de la fragmentación que vivimos. Por eso “como creyentes estamos llamados a integrar” lo que está disgregado, a hacer realidad, como un “sueño”, esta integración y de esta manera tener “una visión de conjunto”, para así poder mirar más allá y no quedarnos centrados en nosotros mismos.

El profesor Tatay, que imparte las asignaturas, Ecología, Ética y Doctrina Social de la Iglesia, Cristianismo y Ética Social y también Medioambiente y Sostenibilidad, hizo en esta magnífica conferencia en la Facultad de Teología de València, una magnífica aproximación entre las religiones y el movimiento ecologista. Y por eso invito a recuperar la conferencia en internet.

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