In memoriam de un hombre bueno y sencillo El abad Sebastià Bardolet, el administrador bueno y fiel de que nos habla Jesús en el Evangelio

El abad emérito de Montserrat, Sebastià Bardolet
El abad emérito de Montserrat, Sebastià Bardolet

"Sebastià Bardolet, un hombre humilde y sencillo, nos ha dejado, a los 91 años de edad, para pasar a la casa del Padre"

"El 27 de febrero de 1989 la comunidad lo eligió, de manera libre y democrática, abad de Montserrat"

"Decía que aceptó 'la misión abacial con dificultad, pero con ilusión, porque se me pedía un servicio que podía hacer a la comunidad' y a la vez, a 'regañadientes', porque nunca había deseado una responsabilidad como esta"

"El abad Sebastià, que siempre amó a la comunidad 'tal como es'. Damos gracias a Dios por su servicio (de tantos años en Montserrat), primero como escolán, después como monje y finalmente como abad y hasta hoy, como abad emérito"

"El último día que lo vi fue el pasado 4 de septiembre, me cogió mis manos entre las suyas y me sonrió, con esa sonrisa tan característica, que expresaba el amor y la esperanza por cada persona"

El abad Sebastià Bardolet, un hombre humilde y sencillo, nos ha dejado, a los 91 años de edad, para pasar a la casa del Padre.

Nacido en la localidad catalana de Torelló el 23 de marzo de 1934, Josep Bardolet (nombre de pila), y que era el más pequeño de ocho hermanos, formó parte de la Escolanía de Montserrat de 1943 a 1948. Cuando dejó Montserrat volvió a su pueblo y acabó el bachillerato en el colegio Sant Miquel dels Sants de Vic. A pesar de haber aprobado (lo que entonces se llamaba) el examen de estado, decidió entrar en el monasterio para ser monje. Así, inició el noviciado el día 1 de agosto de 1953, hizo la profesión temporal, un año después, el 6 de agosto de 1954 y la solemne, el 15 de agosto de 1957 y fue ordenado presbítero el 24 de septiembre de 1960, después de haber cursado los estudios de Filosofía y de Teología en Montserrat.

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De 1961 a 1964 hizo estudios musicales en Roma, donde obtuvo el título de maestro en Canto gregoriano y musicología y por eso, cuando volvió al monasterio, fue nombrado director del coro de los monjes.

L'abat Sebastià (1989-2000)
L'abat Sebastià (1989-2000)

Del año 1964 al 1968 fue profesor de la Escolanía y de 1968 a 1977, fue el prefecto de los escolanes. También fue secretario del abad Cassià Just, que en 1978 y como hombre de su confianza, lo nombró prior de la comunidad, cargo que ocupó hasta el 27 de febrero de 1989, cuando la comunidad lo eligió, de manera libre y democrática, abad de Montserrat. La bendición abacial (presidida por el cardenal Narcís Jubany), tuvo lugar el día 1 de abril de aquel mismo año.

"Utilizaba un báculo de madera, con marquetería, para recordar a su padre, que era carpintero"

Hombre sencillo, con su sonrisa tan característica, el abad Sebastià, que no era muy amigo de solideos y de mitras, sí que utilizaba un báculo de madera, con marquetería, para recordar a su padre, que era carpintero.

Durante sus once años de servicio abacial, el P. Sebastià, un hombre discreto y amable, de oración profunda y con una fina ironía, impulsó el III Congreso Litúrgico de Montserrat, en 1990, presidió los actos del IV centenario de la dedicación de la basílica de Montserrat, en 1992, promovió las obras de  restauración de la basílica (1991-1996), la restauración de la Santa Cueva, después de los incendios de 1994 o el cincuentenario  de la entronización de la imagen de la Virgen de Montserrat, en 1997. Además, el abad Bardolet participó de una manera decisiva en el Concilio Provincial Tarraconense, que tuvo lugar desde enero de 1995 a junio del mismo año. También creó la Fundación Abadia de Montserrat 2025, con el objetivo de preparar el Milenario de la fundación de nuestro monasterio.

Durante las sesiones del Concilio Provincial Tarraconense, se hizo muy “famosa” entre los participantes de esta asamblea de la Iglesia Catalana, la expresión,el cajón del abad, ya que ante las propuestas más avanzadas, el abad Bardolet recomendó a los que las proponían, guardar en un “cajón” todo lo que el Vaticano (con el papa Juan Pablo II al frente), consideraría demasiado heterodoxo, en relación a la doctrina “oficial” de la Iglesia. 

L'abat Sebastià Bardolet
L'abat Sebastià Bardolet

"Decía que aceptó 'la misión abacial con dificultad, pero con ilusión, porque se me pedía un servicio que podía hacer a la comunidad' y a la vez, a 'regañadientes', porque nunca había deseado una responsabilidad como esta"

En el año 2014, en la homilía con motivo de los 25 años de su bendición abacial, el P. Sebastià, con palabras pausadas, reflexivas y profundas, decía que aceptó “la misión abacial con dificultad, pero con ilusión, porque se me pedía un servicio que podía hacer a la comunidad” y a la vez, “a “regañadientes”, porque nunca había deseado una responsabilidad como esta”. El abad Sebastià decía también que si aceptó este servicio de guía y de padre de los monjes, “fue únicamente porque la comunidad me lo pedía y negarme” habría sido “como girar la espalda a la voluntad de Dios, que a través de la comunidad me pedía este servicio”. Y por eso eligió como lema de su abadiato, las palabras del Padrenuestro: “Hágase tu voluntad”, que llevaba gravadas en el anillo abacial.

El P. Sebastià nos recordaba en su homilía de 2014, en su XXV aniversario de bendición abacial, que “la misión del abad de Montserrat es gracia, pero también es peso, responsabilidad y dificultad” y daba gracias a Dios porque en sus once años de abad, había aprendido “a ser obediente y humilde”.

El abad Sebastià Bardolet consideraba, ya desde el principio de ser escogido abad, que su servicio abacial había de ser de “transición, es decir, de estar pocos años al frente de la comunidad. Él mismo lo afirmaba cuando reconocía que “pienso presentar la dimisión antes de cumplir 75 años, cuando la comunidad me lo pida o cuando me dé cuenta que no puedo ejercer bien el cargo”. Y por eso presentó la dimisión el 2000 y dejó de ser abad a los 66 años.

L'abat Sebastià en la 21a renovacio de la Flama de la Llengua Catalana
L'abat Sebastià en la 21a renovacio de la Flama de la Llengua Catalana

El último día que lo vi fue el pasado 4 de septiembre, cuando estuve un momento con él en el hospital San Juan de Dios de Manresa. Aunque no podía hablar, sí que me reconoció, me cogió mis manos entre las suyas y me sonrió, con esa sonrisa tan característica, que expresaba el amor y la esperanza por cada persona. Fue presidiendo él la Eucaristía, que hice la profesión solemne ahora hace 35 años, el 8 de septiembre del año 1990.

El abad Sebastià, que siempre amó a la comunidad “tal como es”, ha sido “el administrador bueno y fiel” de que nos habla Jesús en el Evangelio y por eso damos gracias a Dios por su servicio (de tantos años en Montserrat), primero como escolán, después como monje y finalmente como abad y hasta hoy, como abad emérito.

Que el Señor recompense su generosidad y su fidelidad al Evangelio y a la Regla, su amor a la oración, a la Iglesia y a Cataluña y su donación sirviendo abnegadamente a la comunidad como padre de monjes.

L'abat Sebastià, a la dreta, amb els abats Josep Mª I Manel
L'abat Sebastià, a la dreta, amb els abats Josep Mª I Manel

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