Con el objetiuvo de seguir siendo "testigos de esperanza y servidores de la caridad" 150 años de la Congregación Casinense de monjes benedictinos

Subiaco
Subiaco

Arboleda: "Los 150 años de historia, es una ocasión para elevar una acción de gracias al Señor y ponernos a la escucha para discernir sus llamadas a la Congregación hoy"

Como nos dice a los monjes el abad Guillermo, “todas las reformas a lo largo de la historia benedictina, también la de Casaretto, quieren ser un “volver a las fuentes”, una mirada hacia atrás, hacia los comienzos de la Congregación Casinense”

El Padre Soler dice que nuestras comunidades son “testigos del amor fiel de Dios, escuelas de oración y de vida fraterna”, ya que continúan “acogiendo y ofreciendo espacios de silencio, de reflexión, de encuentro, de formación espiritual, de diálogo con la cultura”

En 2013, las Congregaciones Casinesa y la de Subiaco se unieron para formar la Congregación de Subiaco y Montecasino, la más numerosa y geográficamente la más grande de la Confederación benedictina

Hoy, 9 de marzo, se cumplen 150 años de la aprobación definitiva de la Congregación de monjes benedictinos, que en sus orígenes se denominó, “Congregación Casinense de la primitiva observancia”. Fue el 9 de marzo de 1872, cuando el papa Pío IX reconoció a la Provincia Internacional de Subiaco de la Congregación Casinense, como Congregación benedictina autónoma.

Como nos recuerda a los monjes el P. Guillermo Arboleda, abad Presidente de nuestra Congregación, los “150 años de historia, es una ocasión para elevar una acción de gracias al Señor y ponernos a la escucha para discernir sus llamadas a la Congregación hoy, a la luz del ideal monástico que animó la reforma de Pietro Casaretto al interior de la Congregación Casinense y que dio origen a nuestra Congregación”. 

En 1972, en el centenario de la Congregación, el entonces abad Presidente, Gabriel Mª Brasó, dijo que el mérito del P. Casaretto fue “haber defendido como valores esenciales de toda vida monástica, el primado de la oración litúrgica, la perfecta vida común como testimonio de pobreza efectiva, y la austeridad”. El abad Presidente Guillermo, nos recuerda que “a este elenco”, añadía el P. Giovanni Lunardi, ha de entenderse “el valor de la autoridad como servicio y no como fuente de preminencias y privilegios”. 

Pablo VI y el Abad Brasó
Pablo VI y el Abad Brasó

En 2011, en el bicentenario del nacimiento del P. Pietro Casaretto, el benedictino Ghislain Lafont escribía que “en la reforma de Casaretto pueden individuarse cuatro aspectos fundamentales, señalados por él mismo y consolidados en la historia sucesiva de la nueva Congregación: 1) La exigencia de una vida perfectamente comunitaria; 2) la preocupación por las observancias austeras, especialmente las vigilias nocturnas y la abstinencia de carne; 3) el cuidado de las misiones y 4) la diversidad de los miembros de la Congregación”, es decir, su internacionalidad.

Como nos dice a los monjes el abad Guillermo, “todas las reformas a lo largo de la historia benedictina, también la de Casaretto, quieren ser un “volver a las fuentes”, una mirada hacia atrás, hacia los comienzos de la Congregación Casinense”. Y es que, como dice el abad Guillermo, “los monjes de todas las congregaciones tenemos un mismo ideal, o mejor, somos objeto de una misma llamada del Señor: “Vivir de una manera digna la vocación a la que hemos sido llamados (Ef 4:1)”, ser fieles al carisma que, a través de San Benito, el Señor ha dado a la Iglesia para su vida y santidad”. Por eso, como dice el abad Guillermo, “este aniversario es una ocasión propicia para dar gracias al Señor, por la riqueza del pluralismo” que existe en nuestra Congregación. 

En su carta dirigida a los monasterios de nuestra Congregación, el abad Guillermo, aprovechando este aniversario, nos pregunta a los monjes si la oración litúrgica sigue siendo lo más importante de nuestros cenobios y también, cómo es nuestra vida de comunión fraterna. Y es que siempre, volviendo a las fuentes, podemos mejorar nuestras relaciones fraternas y podemos también tener la oración como centro de la vida de nuestras comunidades. 

Abad Soler

Para celebrar estos 150 años de la Congregación Casinense, hoy, 9 de marzo, en el monasterio de Santa Escolástica de Subiaco, se celebrará una Eucaristía de acción de gracias por la vida y el ejemplo de los monjes que nos han precedido.

El P. Josep Mª Soler, Visitador de la Provincia Hispánica, nos recuerda que, después de 150 años, esta Congregación “se ha convertido en el ente monástico más numeroso de la Iglesia católica presente en los cinco continentes”. Los monasterios, como nos dice el P. Josep Mª Soler, son “escuelas del servicio divino, lugares de identificación con Cristo, remansos de paz”, a pesar de la “situación de fragilidad a causa de la escasez de vocaciones y de la edad avanzada de muchos miembros” de nuestras comunidades. Con todo, en estos momentos, “lo importante no es el número de miembros sino la calidad  de la vida de fe, de la vida de oración, de la vida fraterna y de la acogida”.

Y es que nuestras comunidades son “testigos del amor fiel de Dios, escuelas de oración y de vida fraterna”, ya que continúan “acogiendo y ofreciendo espacios de silencio, de reflexión, de encuentro, de formación espiritual, de diálogo con la cultura”. Hoy, como hace 150 años, nuestra vocación ha de ser una “nueva llamada del Señor a vivir una “kénosi” que comporta fe, humildad y generosidad”. Por eso, el Visitador de la provincia Hispánica nos invita en su escrito, a “dar gracias por la obra que Dios ha realizado durante estos 150 años en los monjes y monjas de la Congregación”.    

Por su parte, el P. Savio Siccuan, Visitador de la Provincia de Filipinas, nos recuerda los inicios de nuestra Congregación, cuando, como el grano de mostaza de la parábola, “el 1842 Pietro Casaretto fundó el monasterio de Pegli (Génova) con la intención de una renovación monástica, basada en el retorno a la observancia fiel de la Regla de San Benito”. En la actualidad son más de cien los monasterios benedictinos asociados a la Congregación. El P. Savio recuerda en su escrito, que fueron los monjes de Montserrat, que, en 1895 llegaron a Surigao para fundar un monasterio. De Surigao se trasladaron a Manila, donde hoy se encuentra el monasterio de Nuestra Señora de Montserrat. También, como el grano de mostaza, en 1983, esta abadía filipina fundó el monasterio de la Transfiguración de Malaybalay, que en 2017 se convirtió en abadía.   

San Benito
San Benito

Como recuerda el P. Gerard Van Malderen, Visitador de la Provincia Flamenca-Holandesa, los monjes de la abadía de Affligem (fundada en 1062) fueron expulsados el 11 de noviembre de 1796. Y no fue hasta el 1837 que se pudo reanudar la vida monástica, pero no en Affligem, sino en un convento capuchino, en Dendermonde. Y el 8 de septiembre de 1858, la comunidad de Dendermonde se unió a la Provincia de Subiaco.

Otro Visitador, el P. Cuthbert Brogan, de la Provincia Inglesa, recuerda que fueron los monjes de la abadía de Subiaco los “que llegaron a Ramsgate en 1856, para renovar la conversión de los “Angli in angeli”, iniciada por el papa San Gregorio Magno”. De esta manera, “Ramsgate se convirtió en la primera abadía en Inglaterra, después de los años de desierto que siguieron a la reforma protestante”. Como dice el P. Brogan, “la Congregación ha fluido durante 150 años como un río caudaloso” y “cómo el río, ha dejado mucho limo y arena”, y también “ha recogido muchos minerales ricos, que valoramos: autonomía, subsidiariedad, diversidad de lenguas”.  

Por su parte, el P. Mauro Meacci, Visitador de la Provincia Italiana, recuerda que los monjes de nuestra congregación “somos herederos  de una rica y variada historia, que se ha desarrollado en etapas diversas”. Como dice el P. Meacci, “como nuestros padres, también nosotros estamos invitados a acoger el “kairós” de nuestro tiempo tan particular, que a pesar de las dificultades presentes y emergentes, se anuncia preñado de un futuro que pertenece a la novedad del Espíritu, que obra en la humanidad y en la vida de la Iglesia”.  

Monasterio benedictino de Vietnam

Otros monasterios, probados duramente por la persecución, son los del Vietnam. El Visitador de este país, el P. Pierre Duong Dinh Tho, afirma que “las fundaciones del Vietnam han vivido un extraordinario florecimiento, pero también persecuciones, y más todavía, una total supresión”. Los monjes benedictinos vietnamitas han sufrido los horrores de la guerra y la opresión de regímenes políticos totalitarios a partir de 1945 y más aún si cabe, desde 1975. Así, “las comunidades de Thien-An, Thien-Binh y Thien-Phuoc fueron víctimas de confiscaciones”. Incluso la comunidad de “Thien-Ho perdió todo su terreno y todos sus bienes y la comunidad fue expulsada de su antiguo monasterio”. A pesar de las dificultades que viven estos monasterios pertenecientes a nuestra Congregación, estos cenobios vietnamitas reciben, como una gracia de Dios, a muchos jóvenes que llenan sus noviciados.     

Por su parte, el P. David d’Hamonville, Visitador de la Provincia Francesa, dice: “Si nuestra vida es profética, miremos a Elías, a Juan Bautista, a Benito, en una misma mirada”. Por eso nos invita a no reducir “la vida monástica a un cliché estético”.

Por último, el Visitador de la Provincia de África y Madagascar, el P. Theodore Kuassi Coco, nos recuerda las fundaciones que los monasterios franceses de la Congregación (La Pierre-qui-Vire, Encalcat y Belloc) fundaron en África. Por eso, “ahora nos corresponde a nosotros, hoy, encarnar el mismo impulso en la verdad y el esfuerzo incesante de la inculturación inteligente”.

Cabe recordar que en 2013, las Congregaciones Casinesa y la de Subiaco se unieron para formar la Congregación de Subiaco y Montecasino, la más numerosa y geográficamente la más grande de la Confederación benedictina.

Como la parábola del grano de mostaza, la Congregación que ahora cumple 150 años, se ha convertido en un árbol con muchas ramas, con numerosas comunidades y con monjes que, en la diversidad y en la pluralidad de lenguas, culturas y tradiciones, seguimos, después de un siglo y medio de vida de la Congregación, acogiendo y viviendo la llamada del Señor, a ser testigos de esperanza y servidores de la caridad.  

El P. Manel Gasch, abad de Montserrat
El P. Manel Gasch, abad de Montserrat

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