"La primavera del año 2013 no empezó el 21 de marzo, sino el 13 del mismo mes" "No enseñaba como los escribas, sino con autoridad"

Papa Francisco
Papa Francisco

"Las lecturas de la Eucaristía de este IV domingo del tiempo ordinario, viene a ser, como anillo al dedo, una profecía del momento que vivimos con el papa Francisco"

"El servicio al Evangelio del papa Francisco ha creado un clima de esperanza y ha devuelto (y ha reavivado) la ilusión a una Iglesia cansada y envejecida, después de un largo invierno eclesial"

"Seguramente los escribas (los de ayer y los de hoy) se sienten más cómodos en una Iglesia tanatorio (o museo, como decía el papa Juan XXIII), que en una Iglesia paritorio. Y por eso los ataques"

"El 13 de marzo de 2013 se cumplió la profecía, que los cardenales que votaron a Bergoglio, entendieron perfectamente: 'Un profeta, de entre los tuyos', (aunque fueron 'a buscarlo casi al fin del mundo') … Y es que Francisco no enseña 'como los escribas, sino con autoridad'"

Las lecturas de la Eucaristía de este IV domingo del tiempo ordinario, viene a ser, como anillo al dedo, una profecía del momento que vivimos con el papa Francisco: un hombre, un obispo de Roma que enseña con autoridad. Por eso el mundo, estupefacto, se pregunta, incluso los que atacan ferozmente al papa: “¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo” (Mc 1:27). 

Campaña en defensa del Papa: Yo con Francisco

Cabe recordar que la primavera del año 2013no empezó el 21 de marzo (como empieza cada año), sino el 13 de ese mismo mes, con la elección, ese día, del papa Francisco. Aquel 13 de marzo, los cardenales, reunidos en conclave, eligieron al cardenal Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, nuevo obispo de Roma.  

13 de marzo de 2013

El servicio al Evangelio del papa Francisco ha creado un clima de esperanza y ha devuelto (y ha reavivado) la ilusión a una Iglesia cansada y envejecida, después de un largo invierno eclesial. Y es que el papa (y precisamente debe ser por eso que es atacado cruelmente como ningún papa ha sido atacado antes), a lo largo de estos casi once años (y a pesar de la oposición en el interior de la Curia y en el exterior de ella), nos está ayudando a que nazca una nueva primavera en la Iglesia, liberándola de los miedos que la paralizan y de los desánimos que la bloquean. El papa Francisco, con sencillez y valentía, está haciendo que la Iglesia deje de ser un tanatorio y pase a ser un paritorio, donde la vida y la esperanza son el camino que abre el obispo de Roma.

Seguramente los escribas (los de ayer y los de hoy) se sienten más cómodos en una Iglesia tanatorio (o museo, como decía el papa Juan XXIII), que en una Iglesia paritorio. Y por eso los ataques al papa. No han entendido que, como dice el Deuteronomio, “un profeta, de entre los tuyos, de entre tus hermanos, te suscitará el Señor, tu Dios” (Dt 18:15). Sí que entendieron esto los cardenales que votaron al cardenal Bergoglio en aquel marzo de hace once años. Porque Bergoglio, ya en Buenos Aires, “no enseñaba como los escribas, sino con autoridad”.

"Seguramente los escribas (los de ayer y los de hoy) se sienten más cómodos en una Iglesia tanatorio (o museo, como decía el papa Juan XXIII), que en una Iglesia paritorio. Y por eso los ataques al papa"

Fue en aquel cónclave que se nos dio un profeta. Es el papa Bergoglio que ha dado un toque de atención a los obispos de la Iglesia (muchos de ellos conservadores), que “a menudo han sido narcisistas” y también ha denunciado una “Curia vaticanocéntrica”, que Francisco está intentando reestructurar: “Haré todo lo que pueda para cambiarla”, decía el papa. Y es que el obispo de Roma nunca ha sido un burócrata (ni en Buenos Aires ni en el Vaticano) y por eso no quiere que los pastores de la Iglesia deseen “subir” o “trepar”, ni que su ministerio sea un honor o privilegio, sino que quiere que, con humildad, los obispos y los presbíteros sean servidores de las comunidades cristianas. El papa, con una visión universal, no desea una Iglesia clericalizada, ya que como ha dicho él mismo, “cuando tengo delante a un clerical, me convierto en anticlerical”.

El papa desea que los cristianos seamos “semilla de vida y de amor”, por encima de la captación de nuevos cristianos: “Nuestro objetivo no es el proselitismo, sino escuchar las necesidades, los deseos, las desilusiones. Hemos de retornar la esperanza a los jóvenes, ayudar a los ancianos, abrirnos al futuro, difundir el amor”, para así “incluir a los excluidos y predicar la paz”.

El Evangelio del 9 de junio: "Vosotros sois la luz de este mundo" -  Evangelio - COPE

Francisco está recuperando (y reavivando), contra viento y marea, el Concilio Vaticano II, “inspirado por el papa Juan XXIII y por Pablo VI”, un Concilio que decidió “mirar al futuro, con espíritu moderno y abrirse a la cultura moderna”. Y es que “una Iglesia que se cierre en el pasado, traiciona su propia identidad”. Por eso el papa quiere construir “una Iglesia con una organización no vertical, sino horizontal”, más fraterna y más sinodal. Una Iglesia que sea paritorio de nueva vida, una Iglesia abierta a nuevos horizontes, que una Iglesia tanatorio, encerrada en ella misma. Porque cuando la Iglesia se encierra, se entierra.

Por eso el papa ha condenado con valentía “al capitalismo salvaje, que hace a los fuertes más fuertes y a los pobres más pobres”. Para Francisco, “el actual sistema económico nos está conduciendo a una tragedia”. El papa también ha denunciado “el dios dinero y un paro que roba la dignidad” de las personas. Es por esto que el papa resulta incómodo al poder, porque es un hombre transparente y radicalmente fiel al Evangelio. Y es por eso, con su “enseñar con autoridad”, que el papa que comunica y sintoniza con los descartados y con los que luchan por la justicia.

"El papa ha condenado con valentía “al capitalismo salvaje, comunica y sintoniza con los descartados, es una papa que abraza y besa, sabe escuchar con el corazón y mirar con ternura, ha dicho basta a la tolerancia con la pederastia, denunció la globalización de la indiferencia, animándonos a cuidar la naturaleza, habla con autoridad y a la vez, con sencillez, desea comunidades cercanas con pastores con 'olor a oveja'"

Francisco es una papa que abraza y besa a los pobres, a los enfermos, a los niños. Francisco es una papa que no come con los poderosos, sino que se sienta en la mesa de los pobres. Más aún: sienta a los pobres en su mesa. Y eso es intolerable para los escribas de hoy. Además, el papa sabe escuchar con el corazón y mirar con ternura, ya que es un hombre de  mirada limpia, siempre atento al sufrimiento de las personas más vulnerables. Como ha dijo el cardenal filipino, Luis Antonio Tagle, “el papa Francisco es un hombre valeroso que escucha, que no huye de los problemas de nuestro tiempo” (La Vanguardia, 9 de marzo de 2022). 

Francisco también es el papa que, con valentía, ha dicho basta a la tolerancia con la pederastia y ha afirmado que este crimen que nos avergüenza, no puede repetirse nunca más. Es también el papa que promueve un papel más activo de las mujeres en el seno de la Iglesia. 

Hace unos años, en Asís, Francisco pronunció un discurso improvisado que llegó al corazón de los que lo escuchaban y donde denunció la globalización de la indiferencia y la vergüenza del capitalismo salvaje, animándonos a cuidar la naturaleza, la casa común que, entre todos, estamos destruyendo.

Enemigo de homilías largas y aburridas, el papa habla con autoridad y a la vez, con sencillez, con un lenguaje que la gente entiende. Por eso Francisco sorprende, como lo hizo hace años Mijail Gorvachov con la Perestroika, en su intento de reestructuración y de reforma de la Iglesia.

El papa desea comunidades cercanas a la gente y a sus necesidades, con pastores con “olor a oveja”, para hacer posible una Iglesia que transmita más la buena noticia del Evangelio y que no esté tan preocupada con las condenas y los preceptos. 

Como dijo Leonardo Boff, “Francisco pone en primer lugar el amor, la misericordia, la ternura y el diálogo, y solo después, las doctrinas y las disciplinas eclesiásticas”. Y lo hace con autoridad, no como los escribas de hoy que lo atacan cruelmente. 

"Es un mensajero y un artesano de paz,

es el papa de las periferias, que visita a los refugiados en la isla de Lesbos y pide a Europa que no sea indiferente al drama de las personas que se ahogan en el Mediterráneo huyendo del hambre y de la guerra"

El papa Francisco también es un mensajero y un artesano de paz, que en estos momentos tan difíciles intenta mediar para acabar con la invasión de Ucrania por Rusia y la agresión de Putin al pueblo ucraniano, una agresión que está provocando un éxodo monstruoso de mujeres y de niños huyen de la guerra. Francisco está trabajando para que se acabe este clima de guerra, y la amenaza de Putin sobre Ucrania, que está dejando ciudades destrozadas, más de dos millones de refugiados y familias rotas por una guerra injustificada y del todo inmoral. Y con la guerra en Tierra Santa, para que vuelva la paz a Jerusalén. 

Francisco es el papa de las periferias, que visita a los refugiados en la isla de Lesbos y pide a Europa que no sea indiferente al drama de las personas que se ahogan en el Mediterráneo huyendo del hambre y de la guerra.

El papa Francisco, a pesar de sus achaques y problemas de salud, es un hombre que continúa trabajando por la paz y la justicia y por una Iglesia pobre que salga a buscar y a acoger a los alejados de la fe y que con un espíritu samaritano, recoja y atienda solícitamente a todos los que sufren y se encuentran al margen del camino.

El papa es un pastor que, con valentía, denuncia la mentira y la hipocresía, también dentro de la Iglesia de tantos hipócritas que niegan una bendición a las parejas en situación “irregular”. Y eso provoca el odio de los que no están de acuerdo con los cambios que el papa está realizando. Por eso en su viaje a Eslovaquia, en un encuentro con jesuitas, el papa les decía: “Aún estoy vivo. A pesar que algunos me querrían muerto”. Y comentando su intervención quirúrgica, el papa también decía a los jesuitas eslovacos: “Sé que ha habido incluso encuentros entre prelados, los cuales pensaban que el papa estaba más grave de que lo que se decía”. Y por eso “preparaban el conclave”, seguramente soñando con otro papa de su misma cuerda, ni audaz ni valiente como lo es Francisco. Y el papa, con buen humor, decía a los jesuitas: “¡Paciencia! Gracias a Dios, estoy bien” (Documents d’Església, nº 1127).     

Y es que Francisco, en contra de los obispos “prudentes” y claramente conservadores, ha desplazado el centro de la Iglesia, del poder a la bondad, ya que como ha dicho el sacerdote valenciano, Joaquim Garcia Roca, “el papa está más interesado en practicar la comprensión, que en ejercer de juez”. Por eso, como dijo el obispo Pere Casaldàliga, el papa Francisco “es un don de Dios para la Iglesia”. 

"Ojalá escuchéis hoy su voz: No endurezcáis el corazón (Ps 94)"

El salmo responsorial de este domingo IV, nos hace repetir: “Ojalá escuchéis hoy su voz: No endurezcáis el corazón” (Ps 94).

Su voz de pastor que ama a las ovejas, su voz de padre y de hermano que ama a los más desvalidos, sin dejar de amar a los demás, es un don y un regalo que Dios nos hace.

El 13 de marzo de 2013 se cumplió la profecía, que los cardenales que votaron a Bergoglio, entendieron perfectamente: “Un profeta, de entre los tuyos”, (aunque fueron “a buscarlo casi al fin del mundo”), “de entre tus hermanos, te suscitará el Señor, tu Dios”. Y es que Francisco no enseña “como los escribas, sino con autoridad”.

Francisco, es, como el soplo del Espíritu, el hombre que hace renacer, en el paritorio de la Iglesia, nueva vida. Una vida con olor a Evangelio y con sabor a las bienaventuranzas. “¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo”. Como es nueva la Iglesia que guía el papa Francisco. Sin mirar atrás, sin nostalgias, sin condenas ni anatemas. 

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