"Muchos valencianos añoramos aún su bondad de padre y fidelidad de obispo" El obispo Josep Pont i Gol, mentalidad postconciliar mucho antes del Concilio

El obispo Josep Pont i Gol, mentalidad postconciliar mucho antes del Concilio
El obispo Josep Pont i Gol, mentalidad postconciliar mucho antes del Concilio

Este 4 de agosto recordamos el setenta aniversario de la preconización de mossèn Josep Pont i Gol, sacerdote de la diócesis de Solsona, como nuevo obispo de Sogorb

Ordenado presbítero en 1930, en 1939 entró como Superior y formador del Seminario de Solsona, representaba la cordialidad, la ternura y la jovialidad

Era la Teología de la confianza; una Teología providente, capaz de inspirar la obediencia más limpia y la audacia más grande. La ternura y la contundencia de la palabra del obispo Josep era viva

Con los obispos Jubany y Masnou, fue el responsable, durante el Concilio Vaticano II, que la Lumen Gentium reconociese a las minorías nacionales el derecho a su propia lengua y cultura. Decisivo para conseguir que, en España, el catalán fuese lengua litúrgica

Setenta años después de su nombramiento como obispo de Sogorb, somos muchos los valencianos que añoramos la bondad de padre y la fidelidad del obispo Josep Pont

Este 4 de agosto recordamos el setenta aniversario de la preconización demossèn Josep Pont i Gol, sacerdote de la diócesis de Solsona, como nuevo obispo de Sogorb.

Nacido en la localidad de Bellpuig, en la comarca del Urgell, a los 12 años Josep Pont ingresó en el seminario de Solsona, donde hizo los estudios eclesiásticos. El año 1926 fue a estudiar a la Universidad Gregoriana de Roma, donde obtuvo el grado de doctor en teología y el bachiller en Derecho Canónico. En 1931 fue ordenado presbítero y en 1939 entró como formador del Seminario de Solsona.

El Dr. Pont, superior y formador del Seminario de Solsona, representaba la cordialidad, la ternura y la jovialidad. Según algunos antiguos seminaristas, gracias a él, aquella casona era humana y la disciplina, amorosa, sin dejar de ser exigente. El Dr. Pont era un hombre muy ordenado y metódico. Tenía además, un gran prestigio como profesor. De hecho, fue el mejor pedagogo que pasó por el Seminario de Solsona, porque sabía alternar el fortiter y el suaviter de la vieja pedagogía.

Pero cuando murió el obispo Valentí Comellas, el Dr. Pont fue “exiliado” del Seminario. Con todo, el nuevo obispo, Vicent Enrique i Tarancon, viendo el gran talento de mossèn Pont i Gol, no tardó en rehabilitarlo: canónigo, canciller-secretario de Cámara y de Gobierno de la diócesis y secretario general del Sínodo de 1949. Hasta que el 4 de agosto de 1951, hoy hace setenta años, fue preconizado nuevo obispo de la diócesis valenciana de Sogorb. Fue consagrado en Bellpuig, su pueblo, por el obispo Tarancon, el 30 de noviembre del mismo año.

El obispo Josep Pont i Gol
El obispo Josep Pont i Gol

Hombre amable, sencillo y acogedor, el obispo Pont i Gol tomó posesión de la Sede de Sogorb, el 20 de enero de 1952, llevándose como secretario a mossèn Antoni Deig, que unos años más tarde sería obispo de Menorca y posteriormente de Solsona.

La mentalidad del obispo Josep fue postconciliar mucho antes del Concilio. Su magisterio fue un magisterio discreto, que podía desconcertar por su sencillez. Más sabio que magistral y más itinerante que sedentario, como los buenos pastores, nunca dijo aquellas grandes cosas que no dicen gran cosa. I él, que conocía tan bien la historia, prefería hablar de una manera concreta: de la Virgen de la Cueva Santa o de la nueva parroquia del barrio València de Borriana, del Canigó, del Abad Oliba o del Dr. Cardó.

El Dr. Pont i Gol fue un hombre que nunca se permitió pensar o hablar mal de una persona. Y cuando alguien le preguntaba porque ciertas cosas llegaban tan tarde, respondía que, en el fondo, era el mismo problema de porqué el Hijo de Dios se había encarnado tan tarde, era la Teología, no de la tardanza, sino de la confianza; una Teología providente, capaz de inspirar la obediencia más limpia y la audacia más grande. La ternura y la contundencia de la palabra del obispo Josep era viva, porque por una parte, no perdía su novedad y por otra, porque animaba a ver con esperanza los acontecimientos nuevos e imprevisibles. Por eso el obispo Josep destacó por su ayuda y por su solicitud hacia los pobres y marginados.

El obispo Josep Pont i Gol y  el obispo Vicent Enrique Tarancon copia
El obispo Josep Pont i Gol y el obispo Vicent Enrique Tarancon copia

El año 1960, con la segregación de una buena parte del territorio de la diócesis de Tortosa, se creó el nuevo obispado de Sogorb-Castelló, del cual, el Dr. Pont fue su primer obispo, un obispo recordado y querido, aun hoy. Por medio de un Decreto Pontificio, se segregaron, y también se anexionaron diversas comarcas a la histórica Sede de Sogorb. De esta manera, los arciprestazgos de la ciudad de Castelló de la Plana, Albocàsser, Llucena, Nules y Vila-real, que habían pertenecido a la diócesis de Tortosa, pasaron a formar parte de la nueva diócesis de Sogorb-Castelló.

El obispo Josep amó con pasión la diócesis de Sogorb-Castelló, la primera Iglesia que sirvió en su ministerio episcopal: “Cosas, lugares, y gente que yo he amado y he servido, y aún llevo dentro del corazón, como la fiesta de la Magdalena, el tercer domingo de Cuaresma, con la caña en la mano, y enseñas verdes por todos los lados”.

Cuando el Dr. Pont i Gol tomó posesión de la Sede Primada de Tarragona, el año 1971, el nuevo arzobispo declaraba: “Una parte de mi corazón, se queda en aquellas bonitas tierras valencianas, al lado de la Virgen de la Cueva Santa, y la Virgen Mare del Lledó”. El obispo Josep había recorrido las viejas tierras del Maestrat y de la Plana, las Valls del Palància y del Millars, y por eso afirmaba: “Todos estos caminos los he recorrido durante los mejores años de mi servicio de obispo de la Iglesia”.

Concilio Vaticano II Octubre 1963 De izquierda a derecha los obispos Ramon Masnou de Vic,  Vicent Enrique Tarancon de Solsona i Josep Pont de Sogorb-Castelló
Concilio Vaticano II Octubre 1963 De izquierda a derecha los obispos Ramon Masnou de Vic, Vicent Enrique Tarancon de Solsona i Josep Pont de Sogorb-Castelló

El obispo Josep siempre recordaba que había ocupado, durante 19 años, el lugar 75 como obispo de Sogorb, y al mismo tiempo, “soy la cabeza y el inicio de una nueva etapa de aquel venerable episcopologio, en ser desde el año 1960, primer obispo de Sogorb-Castelló”.

Juntamente con el obispo de Vic, Ramon Masnou y también con el de Solsona, Vicent Enrique i Tarancon, el obispo Josep Pont fue el único miembro de la jerarquía española que defendió la lengua que compartimos valencianos, catalanes y mallorquines, como lengua del pueblo en la liturgia y en el uso público. Por eso durante los años de servicio episcopal en la diócesis de Sogorb-Castelló, el obispo Josep Pont favoreció la introducción del catalán en la Iglesia, en todas aquellas zonas de la diócesis que eran valenciano-hablantes, como es natural, a diferencia de los obispos valencianos actuales, que continúan marginando nuestra lengua. Para el obispo Josep, “la Iglesia no tiene fronteras, pero se proyecta sobre el hombre concreto, con totas sus circunstancias. Por eso la Iglesia se realiza en las diversas comunidades humanes, locales o culturales, distintas por la lengua, la cultura y la geografía”.

Firme defensor de la unidad de la lengua catalana, en cierta ocasión recibió el encargo por parte de uno de los responsables de la revista Cavall Fort, de sondear la posibilidad y la oportunidad d iniciar una edición en “valenciano” de esta revista infantil. El Dr. Pont afirmó con rotundidad que no lo consideraba necesario, por el hecho que la lengua catalana de la revista citada y el valenciano que se hablaba en su diócesis, no tenían ninguna diferencia esencial y todos los que leían Cavall Fort en el País Valenciano, no necesitaban diccionario.

Pont i Gol, con los obispos Narcís Jubany y Ramon Masnou, fue el responsable, durante el Concilio Vaticano II, que la Lumen Gentium reconociese a las minorías nacionales el derecho a su propia lengua y cultura. El obispo Josep Pont fue decisivo para conseguir que, en España, el catalán fuese lengua litúrgica, ya que los obispos españoles defendían que solo lo podía ser el castellano.

El Dr. Pont i Gol fue un obispo plenamente conciliar. Para él, el Concilio era alguna cosa más que una gran noticia: “Es una mentalidad, un criterio, una línea a seguir: el Evangelio visto con la autenticidad que nuestros tiempos reclaman”. Y es así como el Concilio transformó al obispo Josep. Se decía que el Dr. Pont había vuelto de Roma, después de la tercera etapa conciliar, con una actitud más sencilla aún, amigo del diálogo, defensor de los derechos humanos, comprometido con la renovación y el “aggiornamento”.

En unahomilía en la localidad valenciana de Vila-real, en diciembre de 1965, el obispo Josep Pont decía: “La Iglesia, renovada en el Concilio, se nos presenta como Iglesia de los pobres y servidora de la paz”. Y continuaba: “La Iglesia quiere ir despojándose de las apariencias de poder, de la fuerza de las riquezas, de la influencia terrena”.

El obispo Josep soñaba con una Iglesia abierta a todo el mundo y por eso creía que la misión de la Iglesia “no era obtener triunfos, ni conquistar nada: La Iglesia no quiere dominar a nadie. La misión de la Iglesia es la de ser fermentó y testimonio en medio del mundo”.

Setenta años después de su nombramiento como obispo de Sogorb, somos muchos los valencianos que añoramos la bondad de padre y la fidelidad del obispo Josep Pont. Un pastor al servicio de un pueblo, al cual amaba y servía con amor y solicitud pastoral.

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