"Somos muchos los cristianos que echamos en falta a obispos como él" "El obispo Ramón Echarren, un pastor sensato y cercano que no quiso inmiscuirse en aquello que no le era propio"

"Somos muchos los cristianos que echamos en falta a obispos como Echarren, Osés, Pont i Gol, Jubany, Tarancón, Castellanos, Buxarrais, Setién, Blázquez, Añoveros, Vilaplana, Iniesta….una 'plantilla' plenamente conciliar, dialogante y alejada de polémicas e imposiciones con el gobierno de turno"
"Los obispos de la Transición, empezando por el mismo cardenal Tarancón, fueron unos pastores que huyeron de la polarización y de la presión sobre el ejecutivo. Denunciaron la corrupción, sí, pero no mantuvieron una afinidad ideológica como la que vemos actualmente en algunos obispos"
"Por eso el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, ha manifestado que el arzobispo de Valladolid, no podía hacer las declaraciones que hizo sobre el adelanto electoral, 'al menos en nombre de los obispos, sin haber tratado este tema previamente en la Comisión Permanente del episcopado'"
"Ciertamente que los echamos mucho de menos por su carácter respetuoso y por estar alejados de presiones y de condenas. Y sin que en ningún momento pensaran o presionaran, pidieran al ejecutivo un adelanto electoral"
"Por eso el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, ha manifestado que el arzobispo de Valladolid, no podía hacer las declaraciones que hizo sobre el adelanto electoral, 'al menos en nombre de los obispos, sin haber tratado este tema previamente en la Comisión Permanente del episcopado'"
"Ciertamente que los echamos mucho de menos por su carácter respetuoso y por estar alejados de presiones y de condenas. Y sin que en ningún momento pensaran o presionaran, pidieran al ejecutivo un adelanto electoral"
Con motivo del centenario del nacimiento del cardenal Vicent Enrique i Tarancon, el Ayuntamiento de Borriana, la ciudad natal de D. Vicent, editó una Miscelánea de homenaje al cardenal de la Transición. Entre los numerosos personajes que participaron en esta Miscelánea estaba el obispo Ramón Echarren, un pastor sensato y cercano. Un obispo alejado de polémicas estériles y un hombre bueno que no quiso inmiscuirse en aquello que no le era propio, como influir en el calendario electoral, igual que hizo también el cardenal Tarancón, el cardenal de la Transición.
El que fue obispo auxiliar de Tarancón en Madrid, escribía: “El cardenal fue, sin duda, aunque algunos se empeñen en negarlo, una figura clave en la transición española, de la dictadura a la democracia. Fue también una figura clave en la transición, nada fácil, de una Iglesia plácidamente instalada en el nacional-catolicismo, a una Iglesia desinstalada, que se abría ya al futuro, superando (al menos de momento), un pasado que, sólo mediante extraños equilibrios, lograba no anclarse en mil fracasos”.
El obispo Echarren subrayaba la importancia del papel jugado por el cardenal Tarancón, “aquel que iba a conducir el rumbo de la Iglesia en España en aquellos años nada fáciles”, sin alterar nunca el calendario electoral. Y eso que había numerosos escándalos de corrupción en el PSOE con el hermano de Alfonso Guerra, ni pidió elecciones anticipadas para “sanar” las trifulcas, las traiciones y los cuchillos “ensangrentados” de las diversas familias en el seno de la UCD.

Por eso Echarren lamentaba la manera como el cardenal fue apartado por Roma: “Creo que nadie podrá o deberá discutir el poco acierto de Juan Pablo II al marginar al Cardenal que acaso más le podría haber ayudado en su pontificado. Algún día se conocerán las razones del Papa, reales o ficticias, para aquella decisión, hoy día de tan difícil comprensión”.
El obispo Echarren recordaba la leyenda negra que había envuelto al cardenal, un hombre del cual “no recuerdo nunca una actitud de venganza”. Echarren, que conocía de cerca a Tarancón, sabía que el cardenal condujo a la Iglesia “por una posición evangélica de debilidad, un gesto que entrañaba un serio intento de imitación del Señor, de su kénosi”. Y añadía: “aunque fue interpretado por unos y por otros como un signo de debilidad y una especie de vía libre para poder hacer de la Iglesia blanco de toda clase de ataques”. Y eso que no se pronunció con respecto al adelanto electoral.
Con motivo también del centenario del nacimiento del cardenal Tarancon, el obispo Ramón Echarren escribía un artículo en el monográfico de la revista valenciana, Saó, de mayo de 2007. En su colaboración, el obispo Echarren recordaba que Tarancon “había aprendido a valorar los ambientes y las actitudes de respeto, de diálogo intraeclesial y con el mundo, con los que pensaban de diferente manera, buscando una Iglesia neutral desde punto de vista político. Una Iglesia sin agresividad, sin odios ni animadversiones, basada en la aconfesionalidad de les instituciones civiles y en el cumplimiento de las leyes”. Como añoramos esa Iglesia que propició Tarancon, con “las actitudes de respeto, de intraeclesial y con el mundo, buscando una Iglesia neutral desde el punto de vista político”. Una Iglesia, decía Echarren ed Tarancon, “sin agresividad, sin odios ni animadversiones, basada en la aconfesionalidad de las instituciones civiles y en el cumplimiento de las leyes”.
Según el obispo Echarren, Tarancon quería una Iglesia que, en el ámbito de la Conferencia Episcopal fuese realmente dialogante, respetuosa, incapaz de descalificar a los adversarios, generosa, comprensiva”. Y como fruto de la independencia de la Iglesia y el Estado, el obispo Echarren subrayaba que Tarancon defendía que los políticos tuviesen “en cuenta el bien común, el bien de tota la población, porque la fe no se puede impones a través de leyes”.
Es verdad que Tarancón fue acusado de estar cerca del PSOE. Pero Echarren rebate esta idea, ya que el cardenal no estuvo nunca ni cerca del PSOE ni tampoco de ningún partido presuntamente confesional. El cardenal valenciano quería la independencia de la Iglesia y del Estado.
En este artículo en la revista Saó, el obispo Ramón Echarren denunciaba en 2007 (a diferencia de lo que pasaba en tiempos del cardenal) la actitud de la Iglesia actual de elaborar “un discurso yuna estrategia de polarización con el Estado, buscando que se legisle, no de acuerdo con la búsqueda del bien común, sino de acuerdo con el Magisterio eclesiástico”. Y así mismo denunciaba la afinidad de la mayoría de los obispos con la derecha española. ¿No pasa esto también ahora, con unos obispos que muestran su afinidad con unos determinados partidos, que por cierto, en política migratoria están muy alejados del Evangelio?

"El obispo D. Ramón decía que (en aquellos tiempos), Alfonso Guerra estaba más cerca del Evangelio que Felipe González, ya que éste apoyaba a Carlos Solchaga, 'que está más cerca de defender a los más ricos'"
En una entrevista del año 1990, y a preguntas de si él era la UGT del episcopado, Echarren respondió: “De alguna manera sí”.D. Ramón defendía que la Iglesia era más para los marginados y denunciaba la venta de armas. Preocupado por los más pobres, el obispo Echarren decía en otra entrevista del mismo año: “Estamos viviendo en una democracia salvaje, de liberalismo salvaje, que ayuda de verdad a los ricos”. Y en otra entrevista del año 1991, el obispo D. Ramón decía que (en aquellos tiempos), Alfonso Guerra estaba más cerca del Evangelio que Felipe González, ya que éste apoyaba a Carlos Solchaga, “que está más cerca de defender a los más ricos, a los que están mejor situados, que de los pobres”.
El obispo Echarren en su colaboración con la revista Saó y también en la Miscelánea de homenaje a Tarancon, venia a decir que el cardenal de la Transición fue por encima de todo un hombre de consenso y de diálogo, profundamente respetuoso con el pluralismo de la Iglesia y del Estado, un hombre que valoraba la diversidad y las diferencies no como un peligro sino como un elemento que enriquecía a la sociedad y a la Iglesia.
Echarren, como también los obispos Alberto Iniesta, Gabino Díaz merchán, Javier Osés, Narcís Jubany, Visctorio Oliver, Josep Pont i Gol, Nicolás Castellanos, Antonio Añoveros, José Mª Setièn, Ramon Torrella, Ricardo Blázquez, Joan Enric Vives, Agustí Cortés, Joan Martí Alanis, Josep Vilaplana o Ramon Buxarrais, eran como Tarancon, pastores amantes del diálogo, respetuosos con el pluralismo político de la Iglesia y del estado. Eran (o todavía lo son como eméritos), hombres (y conviene recordarlo ahora, en un momento de polarización de una parte del episcopado con el poder ejecutivo), que valoraban la diversidad y las diferencias, no como un peligro, sino como un elemento que enriquecía a la sociedad y a la Iglesia.
La homilía del cardenal Tarancon el 27 de noviembre de 1975, en la misa de Espíritu Santo en la entronización del rey Juan Carlos, es una homilía muy válida hoy y creo que los obispos que intentan alterar el calendario electoral, habrían de leer. Tarancon decía: “La fe cristiana no es una ideología política,ni puede ser identificada con ninguna de ellas, debido a que ningún sistema social o político puede agotar toda la fuerza del Evangelio”. Y Tarancon añadía aún: “No pertenece a la misión de la Iglesia presentar soluciones concretas de gobierno”. Y por eso, “la Iglesia nunca determinará qué autoridades han de gobernarnos”. ¡Una homilía para releer hoy!

Los obispos de la Transición, empezando por el mismo cardenal Tarancón, fueron unos pastores que huyeron de la polarización y de la presión sobre el ejecutivo. Denunciaron la corrupción, sí, pero no mantuvieron una afinidad ideológica como la que vemos actualmente en algunos obispos. Por eso el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, ha manifestado que el arzobispo de Valladolid, no podía hacer las declaraciones que hizo sobre el adelanto electoral, “al menos en nombre de los obispos, sin haber tratado este tema previamente en la Comisión Permanente del episcopado”. Y por eso, “sus declaraciones no representan al conjunto de los obispos de la CEE”.
Lo que resulta curioso es que durante los diversos gobiernos del PP (en el estado y en el País Valenciano), con numerosos casos de corrupción de muchos de sus dirigentes, algunos incluso encerrados en la cárcel (Luis Bárcenas, Jaume Matas, Rodrigo Rato, Carlos Fabra, Rafael Blasco), nunca, pero nunca, los obispos no habían pedido un adelanto electoral al PP.
También hoy el obispo Echarren diría que estamos como en el 2007, cuando los obispos elaboraban “un discurso y una estrategia de polarización con el estado, buscando que se legisle, no de acuerdo con la búsqueda del bien común, sino de acuerdo con el Magisterio eclesiástico”. ¿Será por eso que algunos obispos piden un adelanto electoral?
Somos muchos los cristianos que echamos en falta a obispos como Echarren, Osés, Pont i Gol, Jubany, Tarancon, Castellanos, Buxarrais, Setién, Blázquez, Añoveros, Vilaplana, Iniesta….una “plantilla” plenamente conciliar, dialogante y alejada de polémicas e imposiciones con el gobierno de turno. Era el momento de la primavera eclesial de los obispos fieles al Vaticano II (muchos de ellos con el nuncio Dadaglio) y preocupados por la justicia social. Ciertamente que los echamos mucho de menos por su carácter respetuoso y por estar alejados de presiones y de condenas. Y sin que en ningún momento pensaran o presionaran, pidieran al ejecutivo un adelanto electoral.

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