¿Un signo más de la patología social que padece la sociedad argentina? Los adolescentes y las apuestas en línea, como corderos en medio de lobos

Como corderos en medio de lobos
Como corderos en medio de lobos

"En 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó oficialmente la adicción a los videojuegos como un trastorno de salud mental en su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11)"

"Con falsos perfiles, niñas, niños y adolescentes acceden al mundo de las apuestas en línea, que es vivido por los jóvenes como si fuera un videojuego pero que involucra el aspecto financiero"

"Es un ámbito escasamente regulado. La Pastoral Social de la Iglesia de la provincia Córdoba, en la Argentina, alertaba sobre el problema. Lamentablemente no podemos esperar mucho del Estado Nacional ni de los Estados jurisdiccionales, ya que el juego constituye un gran negocio"

"Me pregunto también si las apuestas en línea, como las adicciones que esta provoca, no son un signo más de la patología social que padece la sociedad argentina en donde el marco axiológico social se ha deshilachado naturalizando las estructuras sociales que enferman a las personas y diluyendo los límites entre el bien y el mal"

En 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó oficialmente la adicción a los videojuegos como un trastorno de salud mental en su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). Esta clasificación reconoce que la adicción a los videojuegos puede tener efectos negativos en la salud física, mental y social de las personas. La OMS define la adicción a los videojuegos como un patrón de comportamiento persistente o recurrente de juego de video que se manifiesta como una pérdida de control sobre el juego, priorización del juego sobre otros intereses y actividades diarias, y continuación o aumento del juego a pesar de las consecuencias negativas. Es importante destacar que la adicción a los videojuegos no afecta a todas las personas que juegan videojuegos, sino solo a un pequeño número de jugadores. Sin embargo, para aquellos que experimentan una adicción, puede tener un impacto significativo en su vida diaria y bienestar general.

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A la ludopatía que se da en algunos niñas, niños y adolescentes se suma desde hace algún tiempo la cuestión monetaria, ya que, con falsos perfiles, acceden al mundo de las apuestas en línea, que es vivido por los jóvenes como si fuera un videojuego pero que involucra el aspecto financiero.

Apuestas en línea
Apuestas en línea

Seguramente sería muy difícil a un menor de edad entrar a un Bingo o a un Casino, sin embargo, es extraordinariamente fácil iniciarse en el mundo del juego con las apuestas en línea. Con una simple billetera virtual y creando una cuenta en un sitio de apuestas pueden acceder a ese mundo del juego y de las apuestas virtuales. Es un ámbito escasamente regulado, lo que conlleva a que un menor de edad pueda quedar atrapado en sus redes. Algo que parece un juego, es en realidad una verdadera trampa “pseudolúdica del mal”, parece un juego, pero es tan peligro como cualquier otra adicción.

Hace poco la Pastoral Social de la Iglesia de la provincia Córdoba, en la Argentina, se pronunciaba sobre la permisibilidad y legalización de juego de apuestas en línea con estas palabras que pueden se aplicables a todo el país:

Que atenta contra los más frágiles y la fragilidad de muchas personas, como suele ocurrir con las adicciones.

Que es un negocio donde unos pocos obtienen sus beneficios.

Que es una propuesta perversa, dado que propone realizar un aporte económico o formar un fondo para tratar la problemática de las adicciones, ES DECIR, QUE PROMUEVE LA ENFERMEDAD Y LUEGO REALIZA UN APORTE PARA SU TRATAMIENTO.

Ante esta situación la familia y la escuela deben estar atentas a las niñas, niños y adolescentes, que como es natural de esta etapa de la vida, y en particular, en esta época, estén abiertos a búsquedas, descubrimientos y con la inquietud de buscar nuevas experiencias.

Más que nunca resulta urgente la alianza familia – escuela para estar atentos y acompañar esta problemática cuando se haga presente. Para esto, urge estar presente en la vida de las chicas y chicos, conversando de esta problemática, enseñándoles las trampas que implican y estar atentos a los cambios de conductas y hábitos que son la sintomatología que expresan las adicciones. Más que nunca, la Escuela como institución social junto con la familia, pueden constituir esa red de tejido social que previene, contiene y acompaña esta, ya no nueva, vulneración de derechos de las infancias que se ven desprotegidas y expuestas a este perverso negocio.

Lamentablemente no podemos esperar mucho del Estado Nacional ni de los Estados jurisdiccionales, ya que el juego constituye un gran negocio, “una verdadera estructura lucrativa, tanto estatal como privada”, que como afirman los obispos argentinos “mueve gran cantidad de dinero para beneficio de unos pocos en detrimento de muchos, especialmente de los más pobres. Sabemos también de la vinculación de esta actividad con el lavado de dinero proveniente del tráfico de drogas, armas, personas. La problemática es vasta y compleja”. Lejos del engaño de pensar que una legislación logre regularla con mayor rigurosidad que las leyes actuales, es algo que debería de estar prohibido por ser intrínsecamente dañino para la salud personal y social.

Pero en todo caso, al menos como medida de mínima, debería sancionarse a los sitios de apuestas en línea que no contengan medidas seguridad para corroborar que quien crea una cuenta para apostar sea mayor de edad.

La sociología de las adicciones ha estudiado sobradamente cómo las estructuras sociales desiguales y las condiciones socioeconómicas desfavorables pueden aumentar la vulnerabilidad frente a las adicciones y afectar el acceso a los servicios de prevención y tratamiento. La actual condición socio-económica del país, es entonces, un elemento más que propicia el aumento de conductas ludopaticas.

Me pregunto también si las apuestas en línea, como las adicciones que esta provoca, no son un signo más de la patología social que padece la sociedad argentina en donde el marco axiológico social se ha deshilachado naturalizando las estructuras sociales que enferman a las personas y diluyendo los límites entre el bien y el mal.

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