Los padres sinodales abordan los escándalos de pederastia en la Iglesia "Los abusos contra menores son pecado y delito, queremos afrontar la cuestión con prioridad"

"Los abusos contra menores son pecado y delito. Queremos reconstruir la credibilidad, la confianza, afrontando la cuestión con claridad". Las palabras de Frank Caggiano mostraron cómo el Sínodo está abordando el escándalo de la pederastia en la Iglesia.

El prelado norteamericano fue uno de los participantes en el breafing de este mediodía, en el que también participaron el rector mayor de los salesianos, el español Ángel Fernández Artime; monseñor Paolo Bizzeti (Turquía); David Macaire (Martinica); y Henriette Camara (auditora de Guinea).

Caggiano señaló el "importante encuentro del Papa con los presidentes de las conferencias episcopales en febrero", y añadió que "el entusiasmo de los jóvenes me infunde gran esperanza". "Deben ser protagonistas de la acción de la Iglesia. Hemos de acompañarles sobre todo en el continente digital, en el que pueden evangelizar a sus compañeros mejor que nosotros", subrayó.

Por su parte, Fernández Artime incidió en que el Sínodo "habla de todos los jóvenes, no de una élite", y admitió las críticas de algunos sinodales africanos. "Cierto, debemos superar una mirada un tanto eurocéntrica. Y privilegiar el testimonio".

"Como Iglesia hemos de ayudar a los jóvenes a encontrar la maternidad y paternidad que a tantos les falta", añadió el rector de los salesianos, quien realcó que "la Iglesia ha de estar cada vez más presente en las escuelas, en los centros juveniles, y no solo en las parroquias. Como salesiano, esto es muy importante para mí, ya que es en estos lugares donde podemos encontrar y educar a tantos jóvenes".

La única laica de la reunión, la guineana Henriette Camara se sintió "realmente en casa. El Papa y los padres sinodales nos prestan mucha atención. Hemos creado una emocionante fraternidad entre los jóvenes. Hemos podido decir todo lo que teníamos en el corazón".

Finalmente, monseñor Bizzeti aclaró que "se ha creado consenso sobre la necesidad de escuchar y acompañar a los jóvenes. Son importantes su lenguaje y su espontaneidad. Hemos de caminar junto a ellos como hizo Jesús con los discípulos de Emaús".


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