El olivo que Benedicto XVI plantó simbólicamente el día que llegó a la capital para presidir la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) ha vuelto, al menos por el momento, al convento de las Carmelitas del Cerro de los Ángeles.
El esqueje al que el papa echó tierra nada más atravesar la Puerta de Alcalá procede de allí, donde permanecerá hasta que el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, diga qué se hará con él, según fuentes de la JMJ.
En cuanto a los confesionarios que se instalaron en el parque del Retiro, de material reutilizable, algunos serán distribuidos a parroquias y colegios religiosos, mientras que el del papa se entregará al Arzobispado de Madrid, que lo ha pedido.
Sobre las miles de casullas y los objetos de liturgia empleados, serán enviados a la Iglesia necesitada y perseguida o nuevas parroquias a través del Vaticano o directamente desde aquí.
(Rd/Efe)
