Religiosidad o quimera


Domingo 31 ordinario, ciclo B
Mc 12,28b-34


La primera lectura, del libro del Deuteronomio, prepara la respuesta de Jesús en el evangelio de este domingo. A la pregunta sobre cuál es el primer mandamiento, Jesús responderá con el inicio de la oración del Shema que todo judío religioso repite, al menos, dos veces al día, a la mañana y al atardecer:

«Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser.»

Es como si Jesús le dijese: estás rezándolo cada día y no terminas de darte cuenta que eso es lo nuclear, lo realmente importante, el fundamento de toda la existencia. También a nosotros nos puede pasar que de tanto repetir el Padrenuestro hayamos olvidado que Dios es nuestra Padre amoroso, al que debemos amor por encima de todo.



La segunda parte de la respuesta es una consecuencia lógica. Un amor a Dios que no se materializa en un amor concreto al prójimo es una quimera, es autoengaño, es hipocresía.

Javier Velasco-Arias
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