"María del pueblo que ofrenda su vientre" La revolución de un sí

María
María

Todo comenzó con aquel “sí” ...

Un sí que traía consigo muchos no...

 Escuchó la propuesta,

comprendió que se necesitaba una mujer

capaz de ponerle cuerpo a la historia...

un sí capaz de in-corpo-rar la transformación

de un mundo gobernado por la tiranía,

la ambición, la sed de poder, la insensibilidad,

la crueldad y la intolerancia de los hombres.

 Y dijo que sí, 

que sería servidora

de ese proyecto que requería de una mujer

para dar cuerpo a una transformación definitiva.

 Pero no fue el sí de una sumisa,

sino de una revolucionaria...

María

Consciente de la misión impostergable

a la que estaba siendo invitada,

segura de que, una vez más,

como tantas veces sucediera en el pasado,

nuestros cuerpos harían historia,

abriendo surcos de esperanza

para l@s pobres y oprimid@s,

anhelantes de un toque de gracia.

 Sin pedir permisos...

Discerniendo entre mujeres, con Isabel...

Rompiendo y derribando la sociedad patriarcal,

sociedad de la acumulación y del poder,

sociedad de la pureza, pretexto de exclusión y privilegios,

injusta y opresora,

legitimada por otros dioses de palabras mentirosas...

María

Decidió por sí misma, por ellas mismas,

ofrecer su vientre de mujer, 

convertida en madre soltera,

y con riesgo de lapidación,

para alimentar con leche tibia

la fragilidad de una palabra liberadora...

 Palabra con cuerpo de niño, de pobre,

con olor a establo, a estiércol,

que crecerá alimentada

por la entrega confiada y decidida

al proyecto de otro mundo posible que vino a buscarlas...

 Una vez más este Dios de la historia,

cantado por las mujeres...

 María del pueblo que ofrenda su vientre,

su proyecto, sus expectativas, su vida,

para ser cuerpo del misterio,

para nutrir, célula a célula, la palabra definitiva...

esa que en todas sus conjugaciones

define la esencia de la divinidad: amar.

María

Bendita y recordada,

no por su maternidad,

sino por haber dado cuerpo,

sonido y acción,

fuerza y movimiento,

ternura y solidaridad,

ser entero, 

al propósito subversivo

al que la Ruah divina, vino a sumarse 

y a sumarnos...

 Sí...

revolución del reino que comienza con un sí…

que implica muchos no...

María de Nazaret

Primero, Religión Digital
Volver arriba