La cigüeña cambia de nido.

Y se despide con nostalgia de esta torre en la que durante casi cuatro años ha estado tan a gusto. Desde la que aprendió a volar por estos cielos de internet.

He gozado aquí de una libertad absoluta. Más meritoria si cabe por quien me la concedió. Pues las ideas de Iglesia de José Manuel Vidal y las mías divergen no poco. Sé que mi presencia no le ha sido cómoda ante no pocos de sus amigos. Por ello es todavía mayor mi agradecimiento. Que, por encima de diferencias, se ha convertido en amistad. Que seguro estoy va a seguir existiendo.

Gracias también a Alfonso y David Rojo de quienes sólo he recibido amabilidades. Muy grata también la convivencia con Jesús Bastante. Creo que hemos sabido hacer de evidentes discrepancias una relación cordial y hasta divertida.

No me ha echado nadie y no me voy por disgusto o protesta. Me han ofrecido participar en una aventura que ahora sale al mundo en alguna de sus facetas y he aceptado el reto. Ya estoy escribiendo en La Gaceta, desde su primer número y al grupo de Intereconomía traslado mi Blog. Que va a ser lo mismo que el que aquí ha sido. Sólo cambia la torre.

Me cuesta escribir esto. Aunque sé que no es un adiós a mis lectores. Estoy seguro que a los amigos, y a los que no lo son, los seguiré encontrando en el lugar al que voy. Cuando ahora levante el vuelo, la cigüeña va a dar una vuelta a esta torre tan querida y sobre el nido que le dio cobijo casi cuatro años va a caer una lágrima que estoy convencido se escapará de sus ojos. Son muchísimos artículos de amor a la Iglesia los que aquí quedan. De aquí han surgido queridísimos amigos. Comprenderéis que me emocione la partida.

Soy gallego y como mi paisano el marqués de Bradomín, feo, católico y sentimental. Hoy me invade la morriña. Atenuada, ciertamente, por la certeza de que todos los días voy a volar hasta aquí para leeros.

No he llegado a los doce millones de visitas. Puede ser que lleguen pues apenas faltan trescientas mil y siempre hay despistados que aparecen por los Blogs que se han cerrado. Pobre retribución por mi parte a todo lo que me disteis. Que ha sido muchísimo más.

Concluyo pidiendo perdón a los que haya podido ofender con mi lenguaje, seguramente excesivo muchas veces. Amo mucho a mi Santa Madre Iglesia y reacciono desabridamente ante sus enemigos. Y ante los que sin serlo, en mi opinión, que puede ser equivocada, le hacen daño.

Gracias a Religión Digital. Gracias José Manuel.

Os quiero a todos. Os quiero mucho.
Volver arriba