La edad de la primera comunión.

Yo creo que un niño debe comulgar cuanto antes mejor. Cuando sepa que en lo que parece pan recibe a Cristo y quien es ese Dios a quien recibe. Naturalmente esto último en su nivel de niño.
Eso, en tiempos de San Pío X, era saber común en las familias católicas. Los niños lo aprendían tempranísimo, acompañaban a sus padres a misa y les veían comulgar, en muchísimos casos no eran necesarios catequistas pues las madres cumplían a la perfección ese papel. No había que enseñarles a rezar porque lo aprendían solos al verlo en casa. El catecismo se daba en las escuelas... En un ambiente así cuanto antes comulguen, mejor. Porque Cristo en el alma del niño que lo ha recibido puede hacer maravillas. Por eso pienso que aquel santo Papa hizo muy bien adelantando la edad de la comunión.
Hoy, para quien eso valga, pues que comulguen cuanto antes. A los seis, a los siete o a los ocho años. Para eso no se necesita ningún expediente y cualquier familia católica se puede buscar un sacerdote amigo que dé al niño su primera comunión.
Pero hoy se dan muchísimos casos en los que los niños no tienen la menor idea de lo que es Cristo y la comunión. No han rezado nunca, sus padres, que no van a misa, jamás le han hablado de Dios. Y en no pocos casos su primera comunión será también la última. Y apenas algo más que un acto social. Tienen uso de razón para muchas cosas pero ignoran absolutamente lo que es el sacramento. Es pues necesaria una catequesis y una edad de más compromiso personal, innecesario cuando ese compromiso era inherente a la propia vida.
Entiendo perfectamente que en esos casos los obispos retrasen la edad de la primera comunión. Ya fijar la edad como la perfecta es imposible. Supongo que la que se adopte en cada caso se habrá hecho tras seria reflexión.
Yo recomendaría a las framilias comprometidas con la religión católica que acercaran a sus niños a comulgar cuanto antes mejor. Sobre los siete años. Y a las restantes atenerse a la legislación vigente. Pero ya digo que es una opinión personal y que por supuesto someto a lo que diga la Iglesia.
Y teniendo siempre en cuenta las circunstancias de cada momento que pueden imponer modificaciones a situaciones anteriores. Que podían ser muy buenas para entonces y no tanto para hoy. Creo que es exagerado e injusto tachar de desobedientes al santo Papa o al mismo Código a los obispos que ahora retrasan lo que antes se adelantó. Algunas medidas pastorales son pésimas cuando van contra el sentir de la Iglesia. Que quieren cambiar. Es evidente que no es este el caso. Ni por la medida ni por la fidelidad acreditada de los obispos que la han adoptado. Estos no son de los que quieren que los niños se alejen de Él.