Destellos de más humanidad

Ha sido emocionante la liberación de los mineros chilenos atrapados en la tierra. Antes de que los mineros rompan el pacto del silencio y los chismosos de turno empiecen a buscar “peros” –¡qué gesta humana no tiene sombras!-, hay que destacar el mensaje positivo de humanismo que nos brinda esa liberación.

Un éxito del progreso técnico, sin duda; pero ante todo y finalmente un latido de más humanidad que de algún modo a todos nos une como anhelo profundo y respiro de esperanza. Porque a decir verdad en nuestro mundo cada vez más avanzado científicamente, no siempre los nuevos avances en ese campo vienen significando un crecimiento en humanismo; el mismo rayo laser que puede dar vista a un ciego, con frecuencia se utiliza para guiar una bomba inteligente hasta un elejado refugio de niños inocentes.

En este mundo desfigurado por el individualismo con sus lacerantes heridas, han sido admirables la valentía y el coraje de los mineros, capaces de unir ánimos y esfuerzos, organizándose para enfrentarse al mal que en un primer momento parecía insuperable. Han sido un ejemplo vivo para hombres y mujeres metidos en el mundo del trabajo: cuando sacamos y ponemos en juego lo mejor que hay en nosotros y nos unimos para vencer los males que nos oprimen, somos capaces de levantarnos de nuestras propias cenizas para salir a flote.

Aleccionador también el ejemplo del pueblo y gobierno chilenos. En un primer momento la tarea de liberación se presentaba tan costosa económicamente y con tan pocas garantías de éxito, que lo más recomendable parecía dejar que una vez más a los mineros sepultados para siempre. Pero el gobierno chileno escuchó el reclamo humanista del pueblo y supo manifestar prácticamente que la vida de los seres humanos vale más que todos los grandes capitales.

Los mineros ya liberados y los gobernantes coincidían en un clamor: que esa situación no se repita; que se garantice la seguridad de los trabajadores; que se dé prioridad a la vida de los trabajadores sobre las ganancias económicas a costa de lo que sea y de quien sea ¿No es lo que desde hace tiempo vienen pidiendo también aquí mujeres y hombres del mundo laboral? Sólo un empeño solidario por satisfacer estos justos reclamos puede abrir futuro de más humanidad.
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