Marcelino Camacho ¿ “un hombre equivocado”?

Siento admiración por este hombre recio, sensible al sufrimiento de los pobres y luchador honrado por la justicia social. Por eso me chocó leer en “El Mundo”- 30 de octubre,2010- una colaboración con el título, no como interrogante sino como calificativo, “un hombre equivocado”. Comentaré brevemente las razones en que apoya su opinión, y que dan pie para lanzar alguna sugerencia.

Según el periodista, la primera razón para desacreditar a Camacho es su pertenencia al partido comunista pues “hemos podido ver con meridiana claridad la pobreza y la hambruna que han conocido las sociedades que han sufrido dictaduras comunistas”. Primero, he conocido y conozco comunistas que se confiesan ateos y trabajan con espíritu evangélico más que muchos cristianos; quizás no crean en Dios ni en la religión porque añoran en el fondo una divinidad y una religión más exigentes que las percibidas en la conducta de muchos que nos confesamos cristianos. Segundo, es verdad que las realizaciones históricas del socialismo en su versión comunista no han resultado. Pero ¿no está fracasando también el neoliberalismo capitalista incapaz de erradicar el hambre de las tres cuartas partes de la humanidad?.

La otra razón esgrimida por el periodista para demostrar la equivocación de Marcelino Camacho sería su condición de sindicalista porque “ porque el sindicalismo es una antigualla, una perniciosa reliquia contraria al progreso y a la prosperidad” ¿ A qué progreso y qué prosperidad se refiere? ¿quiénes se benefician de ese progreso y de esa prosperidad? Puede ser que haya formas y estrategas de sindicalismo ya trasnochadas P ero ¿dejamos que muera el espíritu originario del sindicalismo como unión de fuerzas para reclamar que sean satisfechos los derechos humanos de los excluidos e indefensos?

Deseo que no se pierda la memoria de este líder que trabajó apasionado por una causa justa. Supo ser creativo y trabajar pensando qué será de los demás, especialmente de aquellos que solos no pueden reivindicar la satisfacción de sus derechos. La compasión eficaz ante la situación de las víctimas es signo de más humanidad.
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