Santo Domingo en la catedral de Burgos

No hablo del santo abad Domingo de Silos, sino de Santo Domingo de Guzmán que inició la Orden de frailes predicadores llamados también dominicos. Y cuando relaciono a este santo burgalés con la catedral de Burgos, no intento decir que él la conoció y estuvo en ella pues comenzó su construcción en julio de 1221, y un mes después, fuera de España, él partió de este mundo. Ahora me refiero a una significativa imagen de Santo Domingo, tallada por el escultor dominico Alfonso Salas. para nuestra catedral.

            Una talla en madera que expresa muy bien la espiritualidad de aquel profeta itinerante por los caminos de Europa en el s. XIII. La imagen muestra un santo Domingo con cuatro símbolos que reflejan su espiritualidad.   Sobre el pecho la Palabra de Dios y la estrella: es creyente que ha interiorizado la Palabra en su corazón y se hace portador de la luz. Otros dos símbolos evocan su espiritualidad: un perro que presuroso con una antorcha encendida, y el bastón agarrado con firmeza dando un paso enérgico adelante. El espíritu, el fuego que le quema y que le apremia hace que la figura sea esbelta, ágil, leve, móvil. Domingo no se instala; respira  un espíritu apasionado por el Evangelio y compasivo  ante el deterioro de la humanidad. Con su mirada en el horizonte, se abre al mundo, lee los signos del Espíritu, y ofrece la Palabra que ha calado en su vida. Es el fraile predicador.

Nuestra catedral gótica significó una nueva versión de la fe cristiana en los umbrales de la modernidad. Manteniendo cierta continuidad con el románico, el gótico con su altura, su amplitud y su luminosidad evoca nueva presencia pública de la Iglesia. Nuestra catedral es de algún modo símbolo de la comunidad cristiana que, como parte de la sociedad, percibió el cambió de época y vio necesaria nueva expresión de la fe.

           ¿No estamos hoy en un cambio de época similar al cambio cultural en s. XIII?? ¿No urge avivar la fe y dar una nueva versión de la misma? Ha sido muy feliz la idea de introducir esta imagen de Santo Domingo en la catedral de Burgos. Con la Palabra en el corazón, y empuñando el bastón del que camina, Domingo de Guzmán es el creyente cristiano que, motivado por su experiencia de fe y su amor a la humanidad, dejó morir lo que debía morir e hizo que brotara en la Iglesia y en el mundo lo nuevo que pujaba por nacer.

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