Hazte socio/a
Última hora
Sánchez anuncia 'medidas' si los obispos no cumplen con las víctimas

¿Señor ¿serán pocos lo que se salven? (25.8.19)

Es la pregunta de todos los tiempos. Aunque frecuentemente con la palabra salvación sólo nos referimos a salvarnos del pecado y casi siempre pensamos en una situación que sólo tendrá lugar después de la muerte. Jesús no responde directamente a la pregunta, pero rompe los esquemas de aquellos religiosos judíos miopes que se consideraban los únicos amados y predestinados por Dios: “vendrán de oriente y de occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios”. La salvación o realización plena es destino posible para todo ser humano.

Pero ¿Cuál es el camino para esa salvación o realización plena? Una que conduce al fracaso, y otra que conduce a la realización de la humanidad que llamamos salvación. ¿Cuál es una puerta y cuál es otra? La que conduce al fracaso es la puerta de la comodidad individualista e insolidaria de quien "acapara sólo para sí". La puerta de la salvación se abre en una conducta de amor que nos saca de la propia tierra para ayudar al necesitado: “tuve hambre y me diste de comer”.

¡Qué aleccionador puede ser este evangelio para nosotros los cristianos! El criterio para si estamos o no en el buen camino, si nos estamos realizando humanamente, no son sin más nuestra frecuencia en prácticas religiosas ni nuestra familiaridad con las instituciones eclesiales: “hemos comido y bebido contigo y tu has enseñado en nuestras plazas”. El criterio que vale para todos y en todos los rincones del mundo, cualesquiera sean su cultura o su religión, es seguir la conducta de Jesús hombre para los demás y es Palabra encarnada que ilumina y habla a todo ser humano en el sagrario de su conciencia.

También te puede interesar

Lo último