"Una verdad que es Dios amor en que todos habitamos" Tomás de Aquino, ¿todavía el maestro?

Tomás de Aquino
Tomás de Aquino

"Sigue siendo para mí un maestro singular porque  algunos de sus principios   son de actualidad y necesarios para procesar bien la novedad de nuestro tiempo"

"La crisis del humanismo en nuestros días radica en que la persona humana  pretende ser centro absoluto. De ahí los imperialismo, la ideología perversa en el sistema económico, la corrupción política y las amenazas de guerras fratricidas"

"Tomás emprende un diálogo en que el pensamiento del otro,  lejos de ser ocultado , entra en la investigación emprendida"

"Da la impresión de que está cayendo el cristianismo como religión de autoridad y está despertando en muchos el interés por el Evangelio  como propuesta que atrae"

No me arrepiento de haber tenido la “Suma Teológica” de Santo Tomás como referencia primera en mi formación teológica antes del Vaticano II. Por aquellas calendas Tomás de Aquino era propuesto en la Iglesia como “príncipe y maestro supremo de los demás maestros escolásticos”, “maestro universal”. A lo largo de los años he conocido y admirado a otros  muchos pensadores de otras escuelas. Además Tomás de Aquino reflexionó y escribió dentro de un tiempo y de una cultura con sus limitaciones. Pero sigue siendo para mí un maestro   singular   porque  algunos de sus principios   son de actualidad y necesarios para procesar bien la novedad de nuestro tiempo. Me fijo en tres aspectos que hoy parecen prioritarios.

1.La persona humana es centro en el mundo porque está  habitada por el Centro absoluto. En la segunda mitad del s. XII se pasa ya del románico al gótico, despunta la modernidad. Tomás de Aquino se sirvió de la filosofía aristotélica, pero dio un viraje a la  visión  de esa filosofía :  el centro ya no es cosmos a cuyas leyes está sometida la persona humana, sino que ésta es la medida para enjuiciar y legislar sobre todas las demás realidades del cosmos. Así abre camino al humanismo moderno. Pero  Tomás añade:  esa centralidad  corresponde al ser humano en cuanto la imagen del centro absoluto que llamamos Dios  experimentado como amor que continuamente se da.  Su antropocentrismo se fundamenta en el teocentrismo. 

Tomás de Aquino de Zurbarán

    En la modernidad  el humanismo se ha desarrollado  con distintas versiones todas ellas con la intención de que la persona humana sea centro. Desde el s. XVIII generalmente se aceptó el imperativo kantiano: “la persona es sujeto  y fin,  no debe ser utilizada como medio”. Pero  la crisis del humanismo en nuestros días  radica en  que la persona  humana  pretende ser centro absoluto. De ahí los imperialismo, la ideología perversa en el sistema económico, la corrupción política y las amenazas de guerras fratricidas. Y no escarmentamos aunque un virus microscópico tire por tierra nuestra fatuas megalomonías.

    Este antropomorfismo absoluto ha degenerado en la negación de la verdad objetiva. Vivimos en la época de la “post-verdad”. Tomás de Aquino decía que la verdad es la correspondencia de nuestro pensar a la realidad. Pero en el tiempo de la post-verdad, el ser humano decide que la verdad objetiva es únicamente lo que el piensa; por eso es capaz de ignorar la realidad de la injusticia, de la pobreza, de la  irreverente depredación de la tierra.

 2.“La verdad venga de donde viniere procede del Espíritu Santo”. Tomás de Aquino tuvo un espíritu abierto. No sólo a la vedad proveniente de los filósofos griegos, sino también a  la verdad  de los pensadores judíos  y mahometanos. Para el diálogo con éstos  escribió la “Suma contra los Gentiles”. En la universidad de París estaban en alborotada ebullición la nuevas corrientes  filosóficas y religiosas que cuestionaban ya la situación de cristiandad. Tomás trata de  discernir  lo nuevo que quiere nacer, denunciando  los errores que como escoria dificultan  ese nacimiento. 

Tomás de Aquino

Para ello emprende un diálogo en que el pensamiento del otro,  lejos de ser ocultado , entra en la investigación emprendida. El oponente también tiene voz  en el diálogo, ve aceptada la parte de verdad que él ha percibido y   halla equilibrada  en una síntesis más amplia: “ el hermano Tomás, declara uno de su primeros biógrafos, refuta a su adversario como se instruiría a un discípulo”.

Ni fundamentalismo cerrado  del que cree que solo él tiene toda la verdad, ni relativismo del que niega la existencia de la verdad objetiva. Todos los seres humanos tienen su verdad y todos somos invitados a caminar juntos en diálogo hacia la verdad completa. En esa visión dialogante de  Tomás, se puede entender bien hoy la preocupación del papa Francisco por  “una Iglesia en salida”.

    De nuevo el tema de la “postverdad”. Según Tomás de Aquino la verdad es Dios mismo que se ha revelado  en Jesucristo como amor, compasión, apuesta por  la dignidad de todos, defensor de los pobres y desvalidos. Luego la verdad se hace cuando actuamos desde esa Presencia de amor en que todos habitamos. Por eso Tomás de Aquino entiende la moral como desarrollo del ser humano  imagen de Dios. La realidad de la injusticia, las guerras, la economía sin compasión, están lanzando el desafío: hacer la verdad del ser humano  como imagen de Dios que es amor, para que todos puedan vivir con la dignidad de personas. Una verdad que está en camino y  es tarea ineludible para ir creciendo en humanidad.

Tomás de Aquino

3. Tomás “fue contemplativo de  modo admirable”. Contemplación aquí sugiere  vivir lo cotidiano  en  actitud teologal de percibir y gustar en todos y en todo esa Presencia de amor que es el misterio de Dios. Según Tomás de Aquino,   las formulaciones  dogmáticas no agotan el contenido de esa fe o experiencia cristina. En la Suma Teológica  escribe  que el teólogo antes de saber algo de lo divino tiene que experimentarlo.

Da  la impresión de que está cayendo el cristianismo como religión de autoridad y está despertando en muchos el interés por el Evangelio  como propuesta que atrae. Cede la preocupación por los cumplimientos rituales y crece la necesidad  de vivir la fe como experiencia mística. Puede ser un signo del Espíritu para la necesaria reforma  de la Iglesia cuya crisis actual más profunda es de fe. Ritos, leyes y complimientos, una religiosidad de autoridad sin la  vida de fe experiencia mística,  ni es cristiana ni tiene porvenir.

En esta época de “post-verdad”, corremos el peligro de aceptar como verdad únicamente lo que por ciencia y técnica  nosotros logremos. Estamos viendo que nuestro progreso en ese campo no llena  nuestros anhelos de felicidad, no nos salva y en cambio tra amenazas. La verdad que salva y libera, que promueve  y da  sentido a todo nuestro desarrollo, es  que todos habitamos en una Presencia de amor y  desde el amor debemos ir construyendo un mundo fraterno. Tomás de Aquino ha sido una figura intelectual muy destacada; pero llegó un momento en que vivió con tal intensidad esa verdad que salva y libera, que no pudo seguir escribiendo: “Todo lo que he escrito me parece paja respecto de lo que he visto y me es revelado”. 

Santo Domingo de Guzmán

Pocos años antes Domingo de Guzmán cuyo espíritu respiró Tomas, al ver la miseria de los pobres cuando era joven profesor universitario vendió su ajuar y dio su importe a los necesitados: “no quiero estudiar en pergaminos muertos mientras las personas que mueren de hambre “.  En el carisma dominicano, cuyo lema es la Verdad, son inseparables la experiencia de Dios  amor que se está dando,  y  compasión efectiva y efectiva para erradicar  la injusticia que  tira por los suelos  la dignidad de los seres humanos 

    Nuevo humanismo. Búsqueda solidaria de la verdad.  Y una verdad que es  Dios amor en que todos habitamos. Hacemos la verdad cuando escuchamos los latidos de la realidad y tratamos de hacer la verdad actuando como imagen de Dios que somos. Este puede  ser el mensaje de Tomás para nuestra sociedad y para la Iglesia en nuestro tiempo.

               Casa de Espiritualidad. Caleruega, 28 de enero, 2022

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