"La presencia de Resucitado en el jardinero amplía el horizonte" En la fiesta de Santa María Magdalena: Cuando el mundo está cambiando

Santa María Magdalena
Santa María Magdalena

"Nuestra sociedad es cada vez más laica. Funciona sin la presencia pública de la religión católica. Ya no estamos en situación de cristiandad cuando la Iglesia tenía indiscutible relevancia pública"

"La Iglesia se ve cada vez más echada fuera de las instituciones sociales, los templos se vacían, faltan vocaciones para los ministerios ordenados, los religiosos envejecen y los grandes edificios conventuales quedan vacíos"

"Nos pasa como a María Magdalena llorosa junto a sepulcro. Se han impuesto la muerte y el silencio dolorido"

María Magdalena fue una mujer que amó mucho a Jesús y encontró en su conducta y en sus  palabras, nueva luz y nuevo sentido.  Por eso cuando le crucificaron, quedó desolada, sin esperanza. Se acercó al sepulcro para recuperar cadáver Crucificado.  El mundo y en él las mismas autoridades religiosas judías había sido injustas matando al Profeta de la vida. Solo cabía quedarse con los recuerdos nostálgicos, alimentar su intimismo y alejarse de aquella sociedad cruel.   

En esas estaba cuando un ángel -símbolo de la revelación-  le comunica la novedad:  el Crucificado vive; su amor ha sido más fuerte que a muerte. Y hay algo novedoso en el relato evangélico: El Resucitado está en el que trabaja cuidando el jardín del cementerio; en ése trabajador el mismo Jesús se revela como vencedor de la  muerte:“¡María!” 

Magdalena

Nuestra sociedad es cada vez más laica. Funciona sin la presencia pública de la religión católica. Ya no estamos en situación de cristiandad cuando la Iglesia tenía indiscutible relevancia pública, todo español era oficialmente cristiano, y celebrábamos solemnemente la resurrección de Señor al término de una grandiosa semana santa.

La Iglesia se ve cada vez más echada fuera de las instituciones sociales, los templos se vacían, faltan vocaciones para los ministerios ordenados, los religiosos envejecen y los grandes edificios conventuales quedan vacíos. En el mundo hay cada vez más injusticia, una escandalosa pobreza, violencia y guerras donde mueren los indefensos.

Parece un mundo dejado de la mano de Dios. Razonablemente solo nos queda la resignación, meternos en nuestro intimismo y alejarnos de este mundo para estar a solas con Dios. Nos pasa como a María Magdalena llorosa junto a sepulcro. Se han impuesto la muerte y el silencio dolorido.

Sin embargo la presencia de Resucitado en el jardinero amplía el horizonte. En las nuevas situaciones personales y sociales sigue hablando esa Presencia de amor que es el misterio de Dios. La emancipación de la sociedad respeto a la tutela omnipotente de la religión es un signo de que las personas son imagen de Creador y han sido puestas en manos de su propia decisión.

Muchos otros signos... La presencia del resucitado hoy
Muchos otros signos... La presencia del resucitado hoy Jose Moreno Losada

Hay en el funcionamiento de las estructuras eclesiales, conductas y formas trasnochadas  que no responden a Evangelio ni a los nuevos signos de la humanidad en los que también habla el Espíritu. Los mismos religiosos, en vez de profundizar la vida de fe como experiencia, corremos el peligro de agarrarnos a  cumplimientos rituales vacíos o quedarnos al aire dejando todas las antiguas observancias. Si falta ese crecimiento en la fe o experiencia cristiana en la encarnación que continúa en la novedad de nuestro mundo, el individualismo malhumorado, y la resignación decepcionada nos destruyen. 

El mundo actual sigue acompañado y bendecido por Dios, aunque todavía es innegable su lado sombrío. En los reclamos de más humanidad, en los anhelos de felicidad, en los empeños por ser más libres, en el trabajo de muchos por construir una sociedad habitable para todos sigue activo y encarnado el Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos. Es significativo que los frailes predicadores o dominicos, afectados también por el desinfle que sufren muchos cristianos, celebremos como patrona y referencia de nuestra espiritualidad a Santa María Magdalena.

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