El autor nos cuenta...

Me llamo José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete, y soy sacerdote de la Diócesis de Vitoria, en la que he nacido y vivido casi siempre. Desde los años setenta me vengo interesando por la dimensión social de todas las experiencias humanas, intentando comprenderlas desde cerca, si es posible desde dentro, para valorarlas y cambiarlas según las exigencias de nuestra dignidad. Me licencié en Derecho Civil, primero, para seguir después estudios de Teología, y doctorarme en 1987. Puesto que me interesaba sobremanera la realidad social y cultural de nuestro tiempo, y cómo las relaciones sociales y estructuras condicionan nuestro pensar y hacer, me he ido decantando hacia la lectura integral de la realidad y su discernimiento ético, a la luz de la fe cristiana, y de la experiencia integral del ser humano. Dentro de este itinerario, doy clases de Moral Social Cristiana, de Doctrina Social de la Iglesia y de Filosofía Política en la Facultad de Teología de Vitoria. He publicado algunas obras como, la última, Moral Social Samaritana I y II, (Madrid, PPC, 2004 y 2005). (Edición brasileña, en Paulinas 2006). También colaboro en la sección de Opinión de los periódicos del Grupo Correo en el País Vasco, (El Correo y Diario Vasco), en el periódico de Álava, Noticias de Álava y en la emisora de radio de EITB, Radio Vitoria. Ocasionalmente colaboro con Vida Nueva y con revistas de teología más sesudas, cuya cita no viene al caso. Atiendo unas Parroquias en el ámbito rural de Álava, con las tareas habituales en ellas. Son parroquias pequeñas. Y me muevo en la pastoral social como socio-colaborador de Justicia y Paz en Álava. Salgo por aquí y por allá, ocasionalmente, como “vendedor itinerante de ideas”, siempre en el ámbito de la moral social cristiana, o del análisis social que le sirve de base y de la pastoral social que la quiere asumir como referencia teológica y espiritual. Me gusta mucho la gente que razona bien sobre sus experiencias, esté o no de acuerdo, y dejo de lado las opiniones de quienes descalifican a los otros desde “la verdad”, la prepotencia o el fanatismo.
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