Se os dijo: cumplid... pero yo os digo: amad...

AMA

  1. Anotaciones previas.

Continuamos escuchando las "conclusiones" que se derivan del sermón de la montaña, de las bienaventuranzas.

01.2     Recordemos y tengamos presente que Mateo es un evangelio escrito para comunidades cristianas compuestas por personas de origen judío, de cultura y religión judías. Por tanto, estas comunidades conocen y viven del AT, de la ley de Moisés y de la cantidad de preceptos (613), normas que de la ley habían extraído los escribas y la tradición judía.

Este tránsito, este paso del AT al NT lo podríamos comparar con el cambio que se produjo en gran parte de la Iglesia preconciliar a la Iglesia postconciliar (Vaticano II), nos sentimos liberados. Hay quien nunca pasó del Sinaí a las bienaventuranzas. Hay quien nunca amó el Vaticano II

01.3     Jesús después de proclamar la “nueva ley” en las Bienaventuranzas, comienza a desmantelar todo el sistema religioso del AT.

Todo el capítulo quinto de San Mateo seguirá ya esta estructura: SE OS DIJO, PERO YO OS DIGO, Se os dijo en el AT, pero yo os digo

Mt 5, 1-12   BIENAVENTURADOS los pobres, los humildes, los que trabajan por la paz...

Mt 5, 13-16  Sed LUZ y SAL (testimonio) de la tierra.

Mt 5, 21-26  SE OS DIJO: no matarás... PERO YO OS DIGO ni tan siquiera os peleéis ...

Mt 5, 27-31  SE OS DIJO: no cometerás adulterio... PERO YO OS DIGO, sé siempre fiel en tu amor...

Mt 5, 33-37  SE OS DIJO: no jurarás en falso... PERO YO OS DIGO que digáis la verdad.

Mt 5, 38-42  SE OS DIJO: Ojo por ojo y diente por diente... PERO YO OS DIGO: no hagáis mal a nadie.

Mt 5 43-48   SE OS DIJO: ama a tu prójimo y odia a tu enemigo... PERO YO OS DIGO: amad a vuestros enemigos.

  1. La plenitud de la ley es el amor.

    Jesús dice que no ha venido a abolir la ley, sino a darle plenitud.

Fácil y precipitadamente solemos pensar –y vivir- un cristianismo como si fuesen unas “rebajas teológicas” del AT; una especie de “saldos religiosos” a buen precio, unas leyes más fáciles de cumplir, una Iglesia más permisiva y tolerante.

Y no es eso.

Muchos de nosotros esperamos un cristianismo, una Iglesia que “facilite las cosas”, que “rebaje los precios”.

Pero esa no es la cuestión.

Jesús cuando habla de dar plenitud está hablando de que la ley ha terminado y ha comenzado “el tiempo del amor”. “Se os dijo…”, “pero yo os digo” que la plenitud de la vida está en el amor, o -lo que es lo mismo-, toda la ética y la moral cristiana hay que leerla y vivirla desde el amor.

En palabras de San Agustín, la plenitud de la moral de Cristo es: Ama y haz lo que quieras.

Ante las dudas y dilemas de la vida, actúa con amor y estarás haciendo lo correcto.

(Quizás el libro del Eclesiástico (1ª lectura) es un poco optimista cuando al hablar de la libertad dice: Si quieres, guardarás los mandatos del Señor. El mismo San Pablo “le corregirá” un poco la plana cuando dice: no hago el bien que quiero, sino que hago el mal que no quiero… Rom 7,19).

El hombre es amado por Dios siempre –y sobre todo- en la situación de pecado.

  1. Los sistemas religiosos permanecen en el plano de la ley:

Las religiones construyen una serie de doctrinas, normas, ritos y obligaciones: se puede hacer esto, no se puede hacer lo otro para así obtener el favor de los dioses

También entre nosotros, los católicos, ocurre algo de esto. Para muchas personas, para muchos eclesiásticos, se trata de cumplir con la ley y cuanto más fácil sea esa ley, mejor.

Probablemente nuestra concepción del cristianismo es puramente legal: hemos reducido el evangelio a Derecho canónico

    Pero el cristianismo no es eso, el cristianismo es sentirse amado por Dios y vivir desde ese amor con los demás. La plenitud de la ley es el amor. La ley de Jesús ha desembocado en el amor.

  1. Se os dijo, pero yo os digo.

También a nosotros se nos dijeron muchas cosas más propias del AT, que de Jesús: se trataba (se os dijo) que había que confesarse y comulgar una vez al año, por Pascua. Se trataba (se os dijo) de ir a Misa los domingos, (se os dijo) que no se puede controlar la natalidad, (se os dijo) ayunar unas cuantas veces al año, etc…

Esa moralidad es la propia del AT: de la ley, del cumplimiento.

La moral habitual parte como criterio único de lo que está permitido o prohibido. La moral evangélica parte del amor del seguimiento de Jesús. Vivir según la ley o según el amor son modos distintos de vivir.

Vivir desde la ley es la moral de los fariseos, es la moral del hermano mayor de la parábola del hijo pródigo, la del joven rico del evangelio, la de gente autosuficiente.

Jesús ve la vida desde el amor (y sus variantes: compasión, lástima, etc.) Así surge el cristianismo del amor. La moral cristiana es la del Buen Samaritano, la de Magdalena, de Zaqueo, del Hijo pródigo, que viven conforme al corazón y al amor.

la plenitud de la ley es el amor

Ama y haz lo que quieras

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