El Buen Pastor, ama sus ovejas; el asalariado se aprovecha de ellas.

Pastor 2

  1. yo soy el buen pastor.

        El cuarto domingo de Pascua está centrado siempre en la imagen de Cristo con buen pastor. Yo soy el Buen Pastor y la puerta del aprisco.

        La imagen del Pastor es el símbolo más frecuente en la iglesia primitiva y está presente ya en los primeros momentos de la vida de las comunidades cristianas. La imagen aparece ya en las catacumbas.

        Curiosamente este año coincide este domingo del Buen pastor con las elecciones autonómicas en la que el pueblo elige en cierto sentido a sus pastores.

        La imagen del Pastor es propia del evangelio de San Juan, que despliega toda su visión de Cristo (fe y teología: cristología) desde el “yo soy”.

El evangelio de S Juan aplica a Jesús el “Yo Soy” del AT alrededor de una treintena de veces. Yo soy el pan de vida, yo soy el agua, el camino, yo soy la verdad, yo soy la luz, yo soy la resurrección, yo soy rey, o simplemente: “Yo soy” (en el prendimiento de Jesús en el Huerto de los Olivos a la pregunta de los soldados: ¿A quién buscáis?, Jesús responde: “Yo soy”, o tras la resurrección, Jesús les dice a los suyos: no tengáis miedo: “soy yo”.

        En el fondo la lectura que el evangelio de Juan nos ofrece de Jesús es que Jesús es. Se trata de una alta cristología que recoge la fe del AT sobre la “identidad” de Dios y se la aplica a Jesús: (Éxodo 3, 14: Dios le dice a Moisés: Yo soy el que soy).

        Es una forma elegante, mayestática de decirnos que Cristo es Dios.

        Y quien se acerca al que es, a Cristo, termina siendo.

Tras la curación del ciego junto al Templo, los fariseos dudan si es el mismo o no. El ciego dice: “soy yo” (Jn 9,9).

En tiempos de crisis, quizás en situaciones personales de crisis de identidad, de desorientación o de noches oscuras, nos hace bien acercarnos al que es, no al que tiene, sino al que es.

        Leamos con gozo y poesía el salmo 22 (23): es un poema al buen Pastor:

Él nos guía por valles de tinieblas… Él camina con nosotros, nada temamos... Él nos lleva a las verdes praderas del Reino…

¿Quién es el pastor que guía y orienta mi vida? ¿Qué ideologías, de qué líderes políticos, eclesiásticos, deportivos, culturales  soy “fan”? Un creyente no tiene más Pastor que el Señor.

  1. Asalariados, ladrones y saltaparapetos.

Jesús se manifiesta como Buen Pastor frente a los fariseos y los asalariados. Jesús no es un pastor más, sino que se muestra como “El Buen Pastor”.

El Buen pastor conoce a sus ovejas, y conocer en la Biblia es amar. Jesús ama a sus ovejas y da la vida por ellas.

La oposición entre el Buen Pastor y el asalariado o mercenario es la motivación.

El Buen pastor cuida sus ovejas por amor.

El asalariado dirige a las ovejas, al pueblo por poder, por dinero, por un puñado de votos, pero cuando llegan los malos momentos y el peligro, el asalariado abandona las ovejas y huye.

En el transfondo de esta parábola del Buen Pastor está el capítulo 34 de Ezequiel. El profeta hace una crítica fortísima a los falsos pastores de entonces y de ahora:

Habéis  explotado y os habéis aprovechado del pueblo (de las ovejas), en vez de ayudarlo.

No habéis cuidado a la enferma ni curado a la que estaba herida: no  habéis tornado a la descarriada ni buscado a la perdida; sino que las habéis dominado con violencia y dureza. Las ovejas se han dispersado.

Pero llegará un día en que Yo tomaré a las ovejas y buscaré a las perdidas. Como un pastor vela por su rebaño, cuando se encuentra en medio de sus ovejas dispersas, así velaré yo por mis ovejas. Las recobraré de todos los lugares donde se habían dispersado

Ezequiel vivió en el siglo VI a.C., pero parece que las cosas se repiten en la historia.

¿Cuidamos hoy de las ovejas, especialmente las enfermas y débiles? ¿Ayudamos a las ovejas perdidas? La situación que critica Ezequiel la vemos y vivimos todos los días.

Es triste y doloroso cuando esas cosas se hacen con los más pobres y débiles de la tierra.

¡Qué mal suena expresión asalariados! (al menos suena mal en el sentido en el evangelio que usa esta palabra). Asalariados de las ideologías, de las grandes cadenas informativas: prensa, radio, tv.

  1. Intimidad con el Buen pastor.

Este evangelio de San Juan no despliega gran sentido comunitario. Las comunidades joánicas han sufrido mucho y prefieren permanecer en Cristo: permaneced en mi amor.  Yo soy la vida: permaneced unidos a mí. Yo soy el pan de vida: comed de este pan y tendréis vida. Yo soy el agua: bebed de esta agua y viviréis eternamente.

        Ahora se trata de tener intimidad con el Buen Pastor: que ama y cuida de sus ovejas. El cristianismo no se resuelve en una buena legislación, sino en el amor del Señor. Sentíos -sintámonos- queridos y cuidados por el Buen Pastor.

Posiblemente estemos en un momento en el que nos hará bien volver  a la cercanía del Buen Pastor.

Quizás nos estamos perdiendo en mantener cuadros eclesiásticos, cuando lo que importa es vivir unidos a la Vida, seguir al Buen Pastor, pues de Él nos viene el agua, la vida, la verdad, la paz.

  1. Gracias a los pastores de nuestra vida.

        Este domingo del Buen Pastor puede ser una buena ocasión para dar gracias a Dios por los “buenos pastores” que hemos tenido en la vida. Un recuerdo agradecido a nuestros padres, a nuestros hermanos, algún sacerdote que nos encauzó en la vida, algún médico, psicólogo que nos descubrió facetas de nuestra personalidad y nos orientó en la vida, algún compañero o amigo que nos acogió, quizás nos guió, algún profesor que nos enseñó más que “cosas”, nos enseñó con su testimonio a trabajar, a vivir.

        Dice la 1ª Carta de san Pedro

Andabais descarriados como ovejas,

 pero ahora habéis vuelto al Pastor que cuida de vuestras vidas.

(1Ped 2,25)

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