DOMINGO de RAMOS






01. DOMINGO DE RAMOS: ENTRADA HUMILDE EN JERUSALÉN.
En el Domingo de Ramos evocamos la entrada de Jesús en Jerusalén. Fue una entrada humilde. Jesús no entra como un presidente o un mesías poderoso. No entra en un carro de combate, ni en una limusina, ni en silla gestatoria.
Jesús entra como un Mesías sencillo, débil, sin parafernalia. Las cosas de Jesús van por otros derroteros, el cristianismo van por otro lado: por la humildad, servicio (siervo de los siervos).
Necesitamos que entren no los poderosos, los tanques, los grandes economistas, el capital, sino el servicio, la entrega, la bondad.
Cuando entremos en el pueblo, en un ambiente, en la familia, en un pensamiento, mejor es que vayamos sencillamente por la vida y no con prepotencia y poder, juzgando a todos y todo e imponiendo nuestras teologías y leyes.
JesuCristo entra también en nuestra vida con la misma sencillez que en Jerusalén. No lo convirtamos en un mesías autoritario y prepotente.
Nuestra entrada en la vida ¿se parece a la de Jesús?

02. ESTA ES NUESTRA TRADITIO.

Para nosotros, -mejor o peor: cristianos-, la Semana Santa es muy valiosa. Y cuanto más sencilla, más valiosa. En ella celebramos cuestiones de hondo calado humano y existencial: la humildad en la vida, la actitud de servicio a los demás (lavatorio de los pies), el pan de vida, acogemos el perdón que desciende de la cruz, miramos con hondura y esperanza la muerte y la Vida (Resurrección).
Es lo que hemos recibido (traditio), lo que se nos ha entregado. Es lo que da sentido a nuestra vida. Lo que celebramos en Semana Santa es de una gran densidad existencial.
Con respeto hacia otras culturas y tradiciones, así mismo con respeto hacia quienes consideran la Semana Santa como unas vacaciones de verano anticipadas, como cristianos disfrutamos en silencio y en nuestro interior aquello que da sentido a nuestra vida.

03. CONFIANZA RADICAL DE JESÚS EN DIOS PADRE.
Jesús es muy consciente de la situación, de su situación. No huye.
El domingo de Ramos termina en el domingo de Pascua. El Éxodo termina en la libertad y en la tierra de promisión, la muerte en la Vida.


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