Fuego en la tierra... ¿Una iglesia que ni divierte ni convierte?

- El cristianismo de Jesús es frontal
El evangelio que acabamos es de los que nos puede dejar un poco perplejos. Es un evangelio desconcertante, al menos a primera vista. Que Jesús diga que ha venido a traer fuego, que no ha venido a traer la paz, sino la división, etc. nos resulta chocante.
- Fuego.
En la tradición bíblica -y en la vida normal- fuego puede significar crisis, crisol, juicio, (Lc 3, 16-17). Puede significar también el Espíritu de Jesús en la Iglesia. (HH 2,1-13: Pentecostés). Cuando hablamos de fuego puede significar como una fuerza vital, energía que impulsa al ser humano
En todo caso fuego significa que el evangelio de Jesús no es algo anodino, sino que tiene fuerza; provoca una crisis profunda en la vida socio política, en el esquema religioso judío y en todo esquema religioso. En este sentido el fuego puede causar división, crisis, enfrentamientos.
¿No será este el caso de la fragmentación que se viene produciendo en el seno de la misma Iglesia?
- La sal ¿se ha vuelto insípida?
Al hilo de esta consideración, da la impresión de que el cristianismo que anunciamos hoy en día -al menos entre nosotros-, en estas viejas iglesias europeas ya no son las brasas de Emaús, ni el fuego de la zarza ardiendo de Moisés, ni las llamas de fuego de Pentecostés. Este cristianismo que presentamos no causa efecto ni reacción. Probablemente nuestro cristianismo está muy “descafeinado”.
¿La sal se habrá vuelto sosa?
El cristianismo es ya una cuestión doctrinaria, pero no hace arder el corazón (Emaús). Este cristianismo ni divierte ni convierte. Utilizamos la religión pero como quien paga la póliza del seguro o el impuesto de tráfico para circular por la vida y así llegar bien al peaje final de la existencia.
¿A qué se debe -si no- la casi nula presencia del Evangelio, del cristianismo en la vida pública, social, cultural, universitaria / escolar, incluso en la vida personal?
Es de recordar la voluntad -el fuego- del papa Francisco cuando les decía a los jóvenes para animar la vida de la Iglesia. “Hagan ruido”…
- La guinda del pastel y el “tío de América”.
J.A.T. Robinson (obispo anglicano (1919-1983) en su libro Sincero para con Dios, comentaba cómo el europeo “ilustrado” del siglo XX se vale y vive “perfectamente” sin la “hipótesis de trabajo” Dios.
En las cuestiones sociales, laborales, políticas, deportivas, etc. vivimos tranquilamente sin Dios. Nos son suficiente los estados, los parlamentos, el Ayuntamiento, las escuelas, los supermercados, los estadios, los cines, etc.
Los actos religiosos se han convertido en un adorno, la “guinda del pastel”, pero con muy escasa transcendencia.
Por otra parte, solamente recurrimos a Dios en las situaciones límite: Vamos a ver si Dios es capaz de curar este cáncer o para ver si soluciona la paz que nosotros, los humanos, no lo hacemos. Para muchas personas Dios es como “el tío de América” a ver si nos soluciona las cosas que nosotros no podemos o no queremos solucionar.
- el fuego símbolo del amor.
El fuego es símbolo del amor. Muchas veces vemos lo que amamos. ¿No ardía nuestro corazón?
El cristianismo es fuego que hace arder el corazón.
Él cristianismo no es un entramado de leyes y ritos, sino que es bondad, amor, porque la perfección de Dios es la misericordia.
Algo de todo esto es el fuego, la crisis y el Espíritu de Cristo: He venido a poner fuego en la tierra y ojala estuviera ya ardiendo.