Jesús no entró en Jerusalén en un carro de combate

Domingo de Ramos
Domingo de Ramos

 El domingo de Ramos es como el pórtico de la Semana Santa

Domingo de Ramos

 El domingo de Ramos es como el pórtico de la Semana Santa.

    En el torbellino de problemas y acontecimientos en los que estamos inmersos: la guerra Rusia - Ucrania, pandemia, incertidumbre social, corrupción, además de las cuestiones personales, la Semana Santa puede ser un tiempo de calma, de cierto silencio interior, de contemplación de Cristo crucificado y resucitado.

  1. Dos actitudes de Jesús

    Hemos escuchado la pasión del Señor según San Lucas. Y en esta tradición de Lucas, hay dos gestos, dos actitudes de Jesús que nos hacen bien a nuestro ser, a nuestra alma:

  1. Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso, (Lc 23,43).

    Lo último que hace Jesús entre nosotros es lo que ha hecho toda su vida: perdonar.

  • ü Nos pille como nos pille la vida y la muerte, tengamos la confianza en Jesucristo (te lo aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso). Dios y Jesucristo no se cansan nunca de perdonar. La confianza en Dios Padre es el acto de fe más fundamental que podemos hacer y en el que podemos vivir.
  • ü hoy: no mañana, hoy, -ahora- estamos ya salvados. Es el hoy de San Lucas: hoy nos ha nacido un salvador, hoy se cumple la salvación que acabáis de escuchar, hoy ha entrado la salvación a esta casa. Hoy estarás conmigo en el Paraíso. Hoy estamos ya salvados: esa incógnita queda despejada por el Señor en la cruz. La salvación está ya en nuestra historia.

Gocemos, disfrutemos hoy ya de una historia que solamente termina bien. “Dios no se cansa de perdonar”.

  • ü El Paraíso es el símbolo de que esta historia nuestra (cuyo final no podemos, no sabemos describir) termina bien en Dios.

  1. Padre en tus manos confío mi espíritu (mi vida)

    Hasta llegar a la cruz Jesús ha sufrido mucho; ha tenido sus dudas, tentaciones, angustias. Jesús pidió que: si es posible que pase de mí este cáliz.

    Durante toda su vida Jesús ha confiado en el Padre, pero es en la cruz donde proclama su confianza, su fe, en Dios Padre: Mi vida la pongo en tus manos.

    También nosotros hemos podido tener, quizás estamos viviendo y tenemos recorridos de sufrimientos, dudas, angustias, sufrimientos de todo tipo, enfermedades. No temamos. Nuestra vida está en manos de Dios Padre. En tus manos pongo mi vida.

Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME

Volver arriba