"A una Iglesia de funcionarios no se le puede pedir espíritu, ni amor a la verdad, ni libertad" Pentecostés: espiritual es quien otea siempre el horizonte para hallar un fragmento de paz, alegría y ganas de vivir

"Jesús no se avergüenza de sus discípulos a pesar de que algunos le han traicionado, otros se han marchado desesperanzados (Tomás, los de Emaús, etc). Jesús no nos abandona nunca"
"No sería un mal programa de vida para el nuevo papa, León, -y para nosotros- transmitir paz, alegría y ganas de vivir"
"Hemos dejado de tener ideales, y somos vulgares “sanchopanzas” del poder, del placer y del dinero"
"Hemos dejado de tener ideales, y somos vulgares “sanchopanzas” del poder, del placer y del dinero"
- Pentecostés concluye la Pascua de Jesucristo.
Con la Pascua de Pentecostés concluimos la celebración de la cincuentena pascual.
Pero no se trata de terminar un ciclo litúrgico a los cincuenta días, sino que significa que el buen espíritu de Jesús, el Espíritu Santo, permanece en la comunidad cristiana, en los creyentes. Aunque Jesús ya no está físicamente entre nosotros, sin embargo su espíritu, su aliento vital, continúan presentes entre nosotros: en la Iglesia y ¿por qué no? en la humanidad.
- Dos relatos de Pentecostés.
Hemos escuchado dos relatos de Pentecostés:
- De San Lucas en los Hechos de los Apóstoles (1ª lectura).
- De San Juan: el mismo día de Pascua. (Evangelio)

- El relato del libro de los Hechos es la antítesis de la Torre de Babel. En la Torre de Babel todos querían llegar al “cielo” del poder, y como no había, no tenían un buen espíritu, no se entendían.
La Torre de Babel es lo más parecido a una campaña electoral: todos quieren llegar a la cúspide -al cielo- del poder, por eso no se entienden.
El relato de San Lucas de Pentecostés dice que por Pascua estaban en Jerusalén personas (miles de personas) de todo el mundo: partos, medos y elamitas, de Mesopotamia, Judea, Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia, Panfilia, Egipto, Libia, de Roma, judíos, cretenses y árabes; y a pesar de ser tan diversos y dispares, se entendían; comprendían lo que allí se decía porque había un Espíritu común bueno, el espíritu bueno -santo- de Jesús.
- En la tradición de San Juan Pentecostés comienza ya en la cruz de Cristo: Inclinando la cabeza, entregó su espíritu a la Iglesia naciente presente en la madre del Señor y el Discípulos Amado.
Y -en San Juan- Pentecostés concluye el día de Pascua, cuando los discípulos, la iglesia naciente se encuentra encerrada, con miedo. Jesús se hace presente y les confiere su espíritu: Recibid espíritu santo, espíritu bueno.
Un aspecto importante a tener en cuenta es que son las mismas palabras que Dios dice en el Génesis sobre el barro de Adán: insufló su aliento (hálito) vital sobre Adán (barro: debilidad) y éste, Adán, comienza a ser viviente, ser humano.
Entonces Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento (hálito) de vida, y resultó el hombre un ser viviente. (Gn 2,7).
Jesús infunde a la iglesia naciente, lo mismo que Dios insufló al barro humano: nefesh,[1] una palabra hebrea un poco rara para nosotros, pero que significa (respiración / garganta) hálito vital, aliento vital, o en lenguaje coloquial: ganas de vivir, ser viviente.
- Jesús: el buen espíritu de Jesús
Jesús no se avergüenza de sus discípulos a pesar de que algunos le han traicionado, otros se han marchado desesperanzados (Tomás, los de Emaús, etc). Jesús no nos abandona nunca.
Cuando Jesús se hace presente en aquel grupo desalentado y miedoso les infunde; paz, alegría y aliento vital (espíritu santo).
En una persona, en una institución, en una comunidad en la que el espíritu de JesuCristo está presente se vive en paz, serenidad-alegría y se tiene buen espíritu, aliento vital.
No sería un mal programa de vida para el nuevo papa, León, -y para nosotros- transmitir paz, alegría y ganas de vivir.
- El ser humano es espíritu.
Conviene recordarnos que el ser humano es espiritual. Esto no significa que el hombre espiritual tenga un temperamento blando y dado a cuestiones eclesiásticas y melifluas, sino que significa que el ser humano es abierto transcendente.
El hombre es absoluta apertura, el hombre es espíritu. La transcendencia hacia el ser, hacia el horizonte absoluto es la estructura fundamental del hombre. (K. Rahner, Oyente de la. Palabra, 73)
Sin embargo hoy en día en nuestro hábitat cultural hemos dinamitado la dimensión espiritual. No es que no practiquemos la religión o la espiritualidad, sino que la cultura occidental considera que no somos espirituales, somos pura materia, no espíritu ni trascendencia,
Hemos descartado de la vida humana la dimensión espiritual y transcendente. Y cuando no somos trascendentes, la vida y la sociedad, las personas, incluso la misma Iglesia se tornan intranscendentes.
- Lo más importante que hacen o hacemos muchos de nuestros conciudadanos es trabajar para llenar el carro de la compra en Eroski, comer, ver la tv, unas vacaciones y poco más.
Y quizás, por la intranscendencia en que vivimos, no amamos ni buscamos ya la verdad sino la ideología, no amamos la cultura, sino el beneficio que esta pueda reportar. Hemos dejado de tener ideales, y somos vulgares “sanchopanzas” del poder, del placer y del dinero.
- El espíritu clerical y el funcionariado eclesiástico en general puede que sea muy religioso o cumplidor, pero eso no es ser espiritual. A una Iglesia de funcionarios no se le puede pedir espíritu, ni amor a la verdad, ni libertad, ni coraje para existir, ni cambios, ni tiene ánimo, no tiene espíritu que transmitir.
Ya San Pablo clamaba: ¡No apaguéis el espíritu! (1Tes 5,19). Si eliminamos la dimensión espiritual y transcendente de nuestra vida y de nuestra sociedad, nos convertiremos a los ídolos, y haremos del vientre, de los aranceles, de la patria, de la nación, del placer, del poder, nuestro Dios.
Espiritual es quien está abierto siempre y en camino, como en el Éxodo, como los dos de Emaús.
Espiritual es quien ama apasionadamente la Verdad y otea siempre el horizonte por si encuentra en él un fragmento de luz y de Verdad, un apunte de Dios.
El espíritu de Jesús es bueno, es santo: anunciar el evangelio a los pobres, proclamar libertad a los cautivos, sanar los corazones afligidos, para proclamar el año de gracia de Dios. (Lucas 4,18-19)
Así pues: recibid Espíritu Santo.
[1] Nefesh aparece 775 veces en la Biblia y no significa "alma"; de ahí que sea incorrecta en la mayoría de los casos la traducción de los LXX por psyché. Nefesh hace referencia a algo sensible (garganta, cuello, respiración) y, por extensión, significa aliento y vida. Ser “animado”, viviente sería una buena traducción de nefesh.
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